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¿SOMOS UNA REPÚBLICA? - Por Eduardo Juan Salleras

Igualitario, equidad…
¿SOMOS UNA REPÚBLICA?
Por Eduardo Juan Salleras, 12/10/2011
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Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente
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¿UD sabe qué es una república? Porque la Argentina es una república, al menos debe serlo: República Argentina. Bien.

Ahora, ¿qué es una república, qué debería ser?

Es el imperio de la ley y no de los hombres. Todos los hombres están sujetos a las leyes creadas por ellos mismos.

De este modo, la república permanece, lo que cambia son las políticas, pero deben ajustarse a las reglas republicanas, en especial, a la Constitución Nacional.

La república es el sistema político en el que gobierna la ley y garantiza la igualdad de los ciudadanos ante ella.

¿La Argentina es una república? ¿Funciona como tal? ¿Somos todos iguales ante la ley?

Está claro que no, muy claro. Si uno pertenece al poder podrá violar todas leyes, reglas y normas que se le ocurran que, en la medida que no se le suelte la mano, seguirá cómodamente transgrediéndolas.

La Agencia Federal de Ingresos Públicos (AFIP), no trata por igual a un ciudadano raso que a alguien que come en la mesa grande. Hablemos tan solo de enriquecimientos ilícitos de funcionarios o de personas, que alcanzaron rentabilidades de otro planeta, evidenciadas ante un juez, al que le pareció normal, sobreseyéndolo de la acusación. O aquel que, compartió sueños solamente con los suyos, utilizando el dinero de todos y sin embargo la AFIP no fue el denunciante de semejante robo a la república.

Y cuántos más andan por ahí, basta con hacer un poco de memoria o mirar alrededor en cada lugar.

Entonces está claro que no somos iguales ante la ley y por ende, ésta no gobierna sino que lo hace el partido político de turno, que acomodará su interpretación a sus intereses, o directamente hará caso omiso de su existencia.

La república evita los posibles abusos de la gente de mayor poder: gobiernos, oligarquías o mayorías, protegiendo los derechos constitucionales - fundamentales - y las libertades civiles de los ciudadanos, a las que debe someterse cualquier gobierno que se considere legítimo.

En la Argentina solamente somos igualitarios en lo que al gobierno se le antoja o le conviene.

Veremos fútbol, comeremos milanesas o pescado, algunos verán la tele en plasmas, otros tendrán una netbook de juguete, etc.,… y hablaremos de equidad pero no ante la ley.

Si no somos iguales en esto, no tenemos las mismas oportunidades todos para crecer y desarrollarnos, ya que unos deben hacerlo dentro de la ley y otros, acomodados, podrán correrse de ella para lograr ventajas sobre el resto.

Más grave es aún cuando se dictan leyes con aplicación anterior a su promulgación, porque solamente se presta a la especulación en el exceso de poder, tiranizando el sistema legal contra los ciudadanos, por más justa que se vea la norma.

La ley de leyes, es la Constitución Nacional, en la que debe resumirse - este término es muy importante, porque nuestra ley fundamental debe ser general, universal, no debe detenerse en puntuaciones y mucho menos rendirse a los embates caprichosos del presente o el futuro inmediato - todas las otras leyes le deben sumisión, por espíritu, por costumbre y por sabiduría, porque fue creada para el futuro, por hombres que no la pensaron para sí, sintetizada por el genio de Juan Bautista Alberdi, transformándose sin quererlo en un categórico profeta de nuestros males contemporáneos, los que no sabemos resolver o no nos dejan, a pesar de contar con las letras de una de las mentes más brillantes de nuestra joven historia.

¿Qué debe estar diciendo, desde el cielo de la patria Alberdi, cuando nos ve prostituyendo todas las buenas normas institucionales que nuestros próceres nos legaron, omitiendo conductas despreciables de los gobiernos, distraídos solamente en lo personal, en el bolsillo, en las frivolidades que podemos alcanzar, hoy, solo por hoy, y mañana se verá?

No nos interesa la ley en sí misma, sino en cómo violarla, porque está aquí, en este punto, el inicio del poder: en la impunidad. No hay palabra que se lleve más de patadas con ley, con la Constitución y con la República, que ésta: Impunidad.

Impunidad es abuso, arbitrariedad, despotismo, ilegalidad,… es desigualdad, privilegio, exclusión… es protección al delincuente, al sinvergüenza, al corrupto.

¿Qué tendrá que ver esto con la República?

Pero aun hay más…
EJS

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