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35 Cumbre de Ministros de RREE del Grupo de los 77 y China


Trigésima Quinta Reunión Anual de Ministros de Relaciones Exteriores de los Estados Miembros del Grupo de los 77 y China.
Discurso del Sr. Canciller Hector Timerman Presidencia Argentina del Grupo de los 77.
(Nueva York, 23 de septiembre de 2011)

Sr. Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas
Sres. Ministros del Grupo de los 77 y China
Sres. Representantes Permanentes
Sr. Secretario General de las Naciones Unidas
Sr. Secretario General Adjunto para Asuntos Económicos y Sociales
Distinguidos delegados
Señoras y Señores

Durante el ejercicio de la Presidencia del Grupo de los 77, la República Argentina ha estado y sigue comprometida en desplegar sus mejores esfuerzos para custodiar los intereses del Grupo de la mejor manera posible.

La Argentina ha asumido este desafío con un gran sentido de responsabilidad. En este sentido, y como venimos sosteniendo desde siempre en todos los foros, consideramos que la relevancia de los países del Grupo de los 77 y China ya no puede ser ignorada. La extensión territorial de nuestras naciones y el tamaño de su población y también -entre otras cosas- por los niveles de producción que hemos alcanzado así lo imponen. Nuestro país está convencido de que la coordinación entre los miembros del Grupo de los 77 es importante para alcanzar logros en la defensa de los intereses comunes de los países en desarrollo.

Creemos que los intereses del G77 y China deben ocupar un lugar central en la agenda internacional, para así tornar realidad las justas aspiraciones de nuestros pueblos. Estamos convencidos de que esto sólo se seguirá logrando a través de la unidad, la solidaridad y la coherencia de nuestro grupo.

La República Argentina está convencida de que la solidaridad entre nuestras naciones es una fuerza movilizadora que trae consecuencias altamente beneficiosas para todos. Creemos asimismo en el papel central que le toca a la Organización de las Naciones Unidas en la coordinación de la agenda del desarrollo. Creemos también, que tanto en la ayuda como en la cooperación, es fundamental atender las perspectivas e intereses de los beneficiarios, quienes sólo así se transforman en actores concretos y pueden tomar las riendas de su propio destino.

El esfuerzo que estamos realizando ha rendido algunos frutos, no obstante ello la última crisis global nos recuerda que existen aún importantes obstáculos. En el seno del Grupo de los 77 observamos con suma preocupación que una crisis iniciada en el corazón financiero mundial ha repercutido con gravedad aún mayor en los países más vulnerables y, a la vez, totalmente ajenos a la especulación que dio lugar a la debacle.

En un escenario de crisis económica y financiera internacional -la que no debe considerarse en modo alguno concluida- es importante mantenerse alertas y buscar activamente una mayor participación de los países aquí representados en el proceso de toma de decisiones multilaterales, particularmente en lo que se refiere a cuestiones económicas y financieras. Recordando las palabras del economista argentino Raúl Prebisch: “No creemos que la solución fundamental de estos problemas sea materia de simples retoques al sistema. En consecuencia hay que encarar un problema muy serio y difícil: el de la transformación.”

La actual arquitectura financiera internacional ha mostrado fallas severas y críticas, con resultados distributivos que han profundizado la inequidad del sistema. El mundo continúa fracasando en la adopción de políticas para alcanzar el desarrollo de los países más pobres y en muchos casos ha proporcionado recetas inadecuadas para fomentarlo, impulsando ajustes cuyos impactos han caído sobre las poblaciones más desprotegidas. Como ya expresáramos, resulta cada vez más evidente que la excesiva riqueza de algunos países es insostenible si en otros el hambre sigue siendo una constante.

Durante nuestra presidencia, hemos sostenido el impulso de la discusión acerca de la reforma de la arquitectura financiera internacional. Las actuales debilidades del sistema financiero internacional deben ser encaradas teniendo como objetivo reducir el impacto de cualquier crisis financiera en las economías de los Estados más débiles, a fin de evitar que las variables de ajuste sean el empleo, el trabajo decente y los servicios que aseguran el desarrollo humano.

En relación con el comercio internacional, creemos que éste puede desempeñar una función de importancia en la promoción del desarrollo económico y el alivio de la pobreza. Reconocemos la necesidad de que todos nuestros pueblos se beneficien del aumento de las oportunidades y los avances del bienestar que genera el sistema multilateral de comercio.

Para lograr un desarrollo económico y social, pleno y sostenible es necesaria una transformación estructural que indefectiblemente debe llegar a las mesas de negociación en el marco de la Organización Mundial del Comercio –OMC-, no podemos seguir desvirtuando conceptos como “seguridad alimentaria” o “protección ambiental” para transformarlos en barreras para-arancelarias útiles a las economías de la abundancia en detrimento de las economías de la subsistencia. Inseguridad alimentaria tienen solamente los pobres, y es la pobreza el mayor mal ambiental que aqueja al planeta.

Por lo tanto, destacamos la necesidad de fortalecer un sistema multilateral abierto, estable, justo y no discriminatorio. En ese marco, reiteramos nuestro llamado a los países desarrollados para que se reduzca el proteccionismo, se alcancen mejoras sustanciales en el acceso a mercados, se remuevan todas las formas de subvenciones a la exportación, y se elimine la ayuda interna causante de distorsión del comercio, que perjudican a los países en desarrollo. Asimismo, expresamos la necesidad de alcanzar un resultado integral, balanceado y orientado al desarrollo para las negociaciones comerciales que se realizan en el marco de la Ronda de Doha, poniendo las necesidades e intereses de los países del G77 en el centro del Programa de Trabajo de Doha.

A ese respecto, serán factores importantes el acceso mejorado a los mercados, el trato especial y diferenciado para los países en desarrollo, las normas equilibradas y los programas de asistencia técnica y de creación de capacidad con objetivos bien definidos y financiación sostenible.

Con relación a la cooperación internacional, consideramos que es preciso romper los moldes establecidos, pensar creativamente y diseñar e implementar modalidades de cooperación en las que el Sur adquiera mayor protagonismo y decida por sí mismo el camino que desea recorrer. Ya es hora que los países donantes se sienten en la mesa de negociaciones con los países en desarrollo para acordar mecanismos concretos a fin de hacer realidad los compromisos asumidos en materia de ayuda oficial al desarrollo, incluyendo el compromiso de dedicar el 0.7% de su PBI a la cooperación internacional.

En este sentido, al momento de asumir la Presidencia del Grupo de los 77, la República Argentina propuso poner énfasis en la cooperación Sur-Sur, como paradigma superador del concepto tradicional de “ayuda”, teniendo en cuenta que la filosofía de esta forma de cooperación pone de relevancia el rol del receptor de la cooperación, reconociéndole capacidad asociativa para alcanzar objetivos de beneficio mutuo. Distintas modalidades en este tipo de cooperación, tales como la cooperación triangular, permiten apreciar el valor de la participación de países no considerados tradicionalmente “donantes”, tales como los países de renta media, a través del aporte de recursos humanos especializados o de la transferencia de buenas prácticas, en programas exitosos que muchas veces se dirigen al beneficio directo de lospaíses de menor desarrollo relativo.

Permítanme afirmar que una de nuestras mayores preocupaciones es el dato verificable de que nuestros asociados para el desarrollo no están dispuestos a asumir nuevos compromisos en pos del desarrollo, e incluso, como ya lo han probado, están reacios a reiterar compromisos existentes en varias de las agendas de desarrollo en curso.

Durante la Conferencia de Estambul sobre los países menos adelantados esta actitud arrojó como resultado que la adicionalidad del Programa de Acción de Estambul está dada por una sección separada sobre el papel complementario de la cooperación Sur-Sur, que es algo completamente nuevo en la estructura tradicional de los Programas de Acción que le preceden (Programa de Acción de Bruselas, y Programa de Acción de Paris).

En este contexto peculiar, nosotros los países en desarrollo acordamos prestar apoyo a dicho programa de manera complementaria a través de la cooperación Sur-Sur.

El G77 y China siente enorme orgullo de haber contribuido al Programa de Acción de Estambul destacando el importante rol de este tipo de cooperación y su aporte al desarrollo. El paradigma de cooperación Sur-Sur se aleja de la concepción tradicional de cooperación con un enfoque asistencialista. La Cooperación Sur-Sur, despojada de condicionalidades, busca satisfacer necesidades de desarrollo de cada país, planteando asociaciones para alcanzar beneficios mutuos a muy bajo costo, pero generando enormes impactos cuyos beneficios exceden muchas veces los términos económicos.

En este sentido, el G77 y China sostiene que la cooperación Sur-Sur sin duda juega un papel importante en la ejecución del Programa de Acción, pero no puede ser un sustituto de la cooperación Norte-Sur. Por otra parte, no se puede esperar que los países en desarrollo -que también enfrentan muchos desafíos económicos y sociales- estén obligados a cumplir con una responsabilidad para la que no tienen las capacidades necesarias.

Por otro lado, en relación a las cuestiones de desarrollo sustentable, y teniendo en cuenta los trabajos preparatorios para la próxima Conferencia de las Partes que se celebrará en Durban, Sudáfrica, creemos que el principio básico de responsabilidades comunes pero diferenciadas debe guiar todo acuerdo en materia de cambio climático que permita alcanzar los objetivos establecidos en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y su Protocolo de Kyoto.

Como dijera la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner “No es justo que los países en desarrollo, que a duras penas con su crecimiento económico han podido superar niveles de pobreza y de brecha social, sean precisamente los que tengan que hacerse cargo del pasivo ambiental que históricamente es producto de los países desarrollados, que contaminaron durante décadas al mundo, y que como tal tienen que asumir también esa responsabilidad”.

Asimismo, debemos recordar que la Comisión sobre el Desarrollo Sustentable (CSD 19) clausuró sin conclusiones, debido a la negativa de los asociados para el desarrollo de avanzar en los temas de mayor interés para los países en desarrollo, en particular a proveer financiamiento nuevo y adicional a los países en desarrollo para apoyar medidas de desarrollo sostenible sobre el terreno.

En ese sentido, no quisiéramos que esto tuviera un impacto negativo en la Conferencia de Río + 20, a celebrarse en el 2012, y estamos muy interesados en entablar un diálogo productivo y positivo, formal e informalmente, para enviar la señal correcta.

Creemos que, con este comportamiento recurrente, los países donantes están debilitando el propósito de las Naciones Unidas en la cooperación para el desarrollo, tal como fuera establecido en la Carta de Naciones Unidas, donde se llama a la Organización a “realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario” (artículo 1.3).

Como también dijera el Secretario General, no se trata de caridad: Se trata de invertir para mejorar la calidad de vida de seres humanos y asegurar un mundo próspero para las próximas generaciones.

En este contexto, es necesario un pensamiento estratégico para lograr un enfoque común y eficaz en torno a las cuestiones que interesan y preocupan a nuestro Grupo para fortalecer nuestra capacidad negociadora a través de la unidad y la cohesión en torno a nuestras legítimas demandas.

Creemos que la Declaración Ministerial que adoptaremos hoy refleja de modo integral y sincero el conjunto de prioridades y cursos de acción que guiarán la labor mancomunada de nuestro Grupo hasta nuestro nuevo encuentro el próximo año.

Para finalizar, quisiera en la presente oportunidad manifestar asimismo nuestro especial reconocimiento y felicitación al Ministro de Relaciones Exteriores, su excelencia Mourad Medelci, al Sr. Representante Permanente de Argelia ante las Naciones Unidas, Embajador Mourad Benmehidi, y su equipo por su designación como Presidencia del Grupo de los 77 durante el año 2012.

Asimismo, deseamos expresar nuestro sincero agradecimiento al Sr. Secretario Ejecutivo del G77, Mourad Ahmia, y a toda la Secretaría del Grupo por el invalorable y constante apoyo brindado a la Presidencia argentina y a las delegaciones miembro del Grupo.

Antes de finalizar, permítanme reconocer también la labor del Embajador Jorge Argüello y de su equipo en nuestra Misión Permanente ante las Naciones Unidas por la dedicada responsabilidad con la que han asumido esta tarea de conducir al Grupo de los 77 y China durante este año.

Muchas gracias.

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