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Razones me sobran para estar triste - Por Hugo C Renés



Con motivo de conmemorarse el próximo 25 de diciembre un nuevo aniversario del natalicio del HIJO de DIOS en su humilde y pobre cuna de Belén, deseo hacer llegar a todos mi alegría (aunque razones me sobran para estar triste), porque navidad es festividad, es júbilo…, más si apartamos nuestra mirada por un instante del NIÑO en su cuna y fijamos nuestra vista en la realidad que nos rodea, seguramente el suspiro triste de Juan el Evangelista vendrá a nuestros labios.

¡Qué desolación!; ¡qué contraste!; ¡qué de intrigas, falacias y engaños!

Todos somos testigos de esta moderna historia que está generando una servidumbre mucho más humillante que cualquier otra anterior, pues nuestra ciudadanía se ha convertido en esclava y adherente casi ciega más que del Gobierno, de sus dádivas.
Y somos todos testigos mudos de este borrón en nuestra historia en la que la JUSTICIA NO TRIUNFA, y sí lo hace la argucia y la audacia consentida por una masa inculta, amorfa y engañada.
Los indicadores de esta realidad nos lo están diciendo a cara descubierta.
¿Qué dicen?

Que existe una triste y terrorífica necesidad por un lado, que contrasta con la orgullosa y provocadora opulencia, por el otro, efectos indefectibles de las causas que nos han llevado a la inseguridad de hoy.

Que la beneficencia pública es hoy un guarismo, ha dejado de ser una obra de caridad para convertirse en una magnífica ocasión de lucro y corrupción

Que una sentina de vicios y concupiscencias revientan a cada paso inficionando a nuestra sociedad con actos plenos de inmoralidad; aquí encaja como si para esto hubieran sido proferidas, aquellas palabras del salmita Rey: “Si el Señor no edifica la ciudad, en vano trabajan los que, sin el pretenden construirla (Ps, 126-1)

Que en vano el kirchnerismo está trazando otras normas de conducta vaciadas en moldes enteramente amorales, con la pretensión de amordazar con ellas a las pasiones, para que no griten ni se encabriten armando disensiones y enfrentamientos, porque lo que la ciudadanía quiere y reclama no es la mordaza o la cárcel, sino un buen gobierno, y esto puede lograrse cumpliendo con fidelidad las Bienaventuranzas que Cristo Redentor predicó desde la montaña, código este de todos los tiempos y para todas las generaciones, en el cual todo está previsto y en el que se hallan fijadas las normas para todas las vicisitudes de la vida humana.

Que solo Cristo puede desalojar a los horribles espíritus del error y el pecado, que son los que nos han llevado a la actual denigrante servidumbre de un solo pensamiento y de un solo fin anhelada por nuestros gobernantes, acuciados por la ambición, el odio y el deseo insaciable de ilimitada venganza con caracteres apocalípticos.
“Habéis arado la impiedad, sembrado la inequidad y comido el fruto de la mentira”.
Esta amarga amonestación del Profeta, no hace más que advertirnos que estamos sufriendo las consecuencias de las aberraciones confusionistas que se instalaron en el Estado, se adueñaron de la escuela, de la prensa, se adentró en nuestros hogares corrompiéndolos, para arrastrarnos a esta dolorosa realidad en la cual se vive y se sufren sus funestas consecuencias.

Que el soplo diabólico del vicio en todas sus formas inundó nuestra sociedad haciendo huir a la inocencia e instalando la ignorancia obligatoria en la ciudadanía. ¿No fue el ímpetu formidable de las pasiones de nuestros actuales gobernantes, ayer violentos terroristas, el que apagó la luz de la razón en nuestra sociedad, lanzándola a obrar como seres despojados de toda misericordia, mojando su pluma en sangre de viudas, niños, hombres para escribir y falsear la historia?
¿No fueron los pedagogos de la violencia Castro-Marxista (a quienes la Argentina no tiene ni tendrá nada que agradecerles y sí mucho que recriminarles y echarles en cara) los que precipitaron a los argentinos por una pendiente de inmoralidad pocas veces vista?.
Obviamente con estos actores en el Gobierno, sería pecar de necia ilusión el esperar actos de una moralidad ejemplar…
Gracias a Dios, muchos de los que se dejaron seducir por los cabecillas de la violencia, después de haberlos seguido en sus tropelías, comienzan hoy a despertar de su ilusión, desilusionados, quedando asombrados hasta que punto su servil docilidad fue utilizada por la invención marxista para llevarlos a cometer actos aberrantes que hoy aborrecen.

Que el ambiente familiar ha cambiado radicalmente. El hogar ha dejado de ser el centro de vida para sus integrantes. Los padres ya no son el crisol modelador de sus hijos, ejemplo educador, acción viva de formación para ellos, dejando correr irresponsablemente, las aguas encenegadas que vierte la televisión, el cine, el teatro, que corrompieron todo.
Los niños están contaminados por una corrupción prematura, y ese fenómeno no se ha aislado ni mucho menos.

Que algo anda mal, porque seguimos construyendo escuelas y nuestras cárceles no dan abasto.
Esto está ocurriendo porque la escuela se ha convertido en un reducto, procurando convertir a la enseñanza en un arma fácil y segura de dominación y adoctrinamiento político. Así fue empequeñecida y corrompida la noble idea de la educación.
No obstante todo lo expresado, como dijo Jesús “PREDICAD POR TODO EL ORBE”, yo les pido a días para celebrar la Navidad que sigamos insistiendo con ocasión o sin ella; reprendamos, roguemos, exhortemos con toda paciencia y doctrina, porque desgraciadamente no hay carácter ni mucha voluntad en nuestro pueblo para luchar contra la realidad de los indicadores expuestos, ni mucho menos contra quienes son los responsables de tamaña realidad.

Seamos una vez más optimistas; estemos convencidos que la presente historia del martirio, la de los grandes vejámenes jurídicos que están sufriendo quienes están privados de su libertad por haberlos enfrentado, comenzará a ser contada y remediada próximamente con advenimiento de la VERDADERA LIBERTAD , esa que sabe morir pero que jamás se doblega ante la injusticia. Entonces el triunfo de la verdad volverá a sonreír como siempre, si bien a costa de un sufrimiento familiar y personal inenarrable, porque las “pruebas” que los apologistas insignes del marxismo presentan en los juicios como tales, ante una justicia cuya vara condicionada corre incesantemente al mejor postor, encubriéndolos y protegiéndolos, lejos de probar lo que pretenden, confirmarán en poco tiempo más, exactamente lo contrario.

Por eso les pido que estrechemos en un abrazo de sublime caridad, como Cristo nos enseñó, a todos los que todavía tienen en sus corazones el odio, la envidia, la perfidia y todas las pasiones que supieron degradarnos como especie humana.

Creo que está llegando el momento en el cual debemos capitalizar todas nuestras experiencias para enfrentar con posibilidades de éxito a esta realidad que nos agobia, y aplicarlas, para planificar racional y consensualmente nuestro futuro que ya es casi presente. Podremos preguntarnos: ¿en que dirección?, ¿con quienes en esta nueva oportunidad? Mi respuesta es y será siempre la misma, porque pese a esta deprimente situación política y social, el futuro argentino sigue siendo una maravillosa posibilidad, cuya concreción depende de una sola e inquebrantable voluntad, ardiente voluntad de la familia argentina unida solidariamente y dispuesta al sacrificio, para enseñarles a aquellos que conocen a la DEMOCRACIA para hablar y servirse de ella, que democracia se escribe con D, de decencia, D de dignidad, D de decoro; no con “D” de disolución, de descomposición, de divisionismo, de defraudación.

En azul y blanco, 

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