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Cuba: Revelaciones sobre la frustrada invasión a Bahía de Cochinos


Tomado de La Jornada, miércoles, 17 de agosto de 2011
http://www.jornada.unam.mx/2011/08/17/mundo/032n1mun 
Enviado por Pedro Gellert desde México
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Desclasifican informe de la CIA sobre la fracasada Operación de Bahía de Cochinos.
---Revelan detalles como la colaboración con la mafia para asesinar a Fidel Castro.
---Según el historiador de la agencia, fue la Casa Blanca la que tomó malas decisiones para la invasión.
por David Brooks

Nueva York, 16 de agosto. Agentes de la CIA disparando contra sus propios aviones, la colaboración de esa agencia con la mafia para asesinar a Fidel Castro como parte de los planes de la invasión, esfuerzos encubiertos para promover la traición de altos funcionarios cubanos y el papel de Richard Nixon en la intervención, son sólo algunas de las revelaciones del informe top secret de la CIA sobre la invasión de Playa Girón, desclasificado y presentado esta semana por la organización independiente de investigación National Security Archive.

La historia oficial de la Operación de Bahía de Cochinos es un informe interno que consta de varios tomos elaborados por la CIA que, gracias a una demanda interpuesta por el Archive bajo la Ley de Libertad de
Información en abril para marcar el 50 aniversario de la invasión de Playa Girón, logró la desclasificación de más de mil 200 páginas que detallan todo ese episodio. Los cuatro tomos desclasificados se pueden
revisar en el portal ( www.nsarchive.org).

Ahí se divulgan todas las facetas de la fracasada operación de tres días, incluido el uso de pilotos estadounidenses en el ataque contra Cuba, las negociaciones con Anastasio Somoza a cambio de su
cooperación, así como con los gobiernos de Guatemala y República Dominicana, los aviones B-26 configurados para parecer idénticos a los de la fuerza aérea cubana (lo cual llevó al incidente de que agentes de la CIA dispararon contra sus propios colegas porque no los podíamos diferenciar de los aviones de Castro) y decisiones que, según el historiador oficial, demuestran que fue la Casa Blanca, y no la agencia, la que tenía la culpa del fracaso.

Otros detalles incluyen el intento de la CIA, días antes de la invasión, de lograr la defección del canciller cubano Raúl Roa; la solicitud para llevar a cabo una serie de explosiones sonicas de gran escala sobre La Habana –táctica de operaciones sicológicas que se empleó en el derrocamiento de Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954– la decisión de usar napalm para intentar rescatar lo que ya se percibía como la derrota de los invasores.

Sin embargo, la CIA aún se rehúsa a divulgar el quinto y último tomo de esta historia oficial escrita por el historiador oficial de la agencia Jack Pfeiffer entre 1974 y 1984, informó el National Security Archive, ya que la agencia argumenta que no se puede desclasificar por consideraciones de seguridad nacional.

El director del proyecto sobre Cuba del Archive, Peter Kornbluh, dio la bienvenida a la desclasificación de los cuatro tomos, lo cual consideró como un gran avance en obtener el registro más pleno posible de la debacle más infame de las operaciones encubiertas de la CIA. Su organización, dijo, continuará presionando para obtener todo el documento, más de medio siglo después de la dramática debacle contada en la historia oficial, el público estadunidense tiene derecho de conocer la historia completa de lo que se hizo en su nombre pero sin su conocimiento.

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La Historia secuestrada
por Peter Kornbluh

A principios de 1996, cuando se acercaba el 35 º aniversario de la tristemente célebre invasión de la CIA a Cuba, presenté una solicitud a la Freedom of Information Act (FOIA) para obtener nuevos documentos
secretos de la Guerra Fría, en particular la investigación realizada por el Inspector General de la CIA donde informaba al gobierno el desastre de las operaciones encubiertas en Bahía de Cochinos (Playa Girón para los cubanos).

El informe altamente secreto echó la culpa de la fallida misión a la mala gestión de la CIA, la incompetencia, la arrogancia y el engaño.
El informe fue tan feroz que el director de la CIA recuperó todas las copias y las destruyó todas, salvo un puñado de ellas en un intento por evitar que se usaran como municiones en el debate interno del gobierno sobre el futuro de la agencia de espionaje tras el desastre de Bahía de Cochinos.

Unos 37 años después de ser escrito, y después de dos años de nuestra insistencia y los llamados a la CIA para que los desclasificara, la agencia finalmente entregó el documento a la institución a la que pertenezco, el Archivo de Seguridad Nacional. Sin duda, las revelaciones generaron titulares en todo el mundo poco halagüeños. 

Pero ocultar información embarazosa no es una excepción de la Ley de Libertad de Información. Y el derecho del público a saber lo que se ha hecho en nuestro nombre, pero muchas veces sin nuestro conocimiento, triunfó frente a la decisión irracional de la CIA de proteger sus secretos históricos todo el tiempo que puede -a veces años, décadas, y, si la agencia pudiera, incluso siglos.

La agencia ha publicado millones de páginas de documentos a través de los años. Pero nuestra experiencia más reciente con la “Historia Oficial de la operación de Bahía de Cochinos” demuestra, una vez más, que obtener información de ciertos secretos históricos de la agencia puede ser el equivalente burocrático de filtrar un cálculo renal.

Por ejemplo, hasta sólo hace unos meses, la agencia retuvo ignominiosamente los documentos más antiguos clasificados en los archivos del gobierno de los EEUU: unas notas sobre las mezclas químicas necesarias para la fabricación y detección de “Tintas Secretas” y “Cómo abrir cartas selladas sin ser detectado”, que fueron escritos en 1917 y 1918, durante la Primera Guerra Mundial.

El abogado de la Agencia se opuso con éxito a una demanda bajo FOIA presentada en la década del 90 por un grupo que aboga por la transparencia del gobierno, el Proyecto James Madison. El abogado de
la CIA intentó convencer a un juez de que las fórmulas de estos memorandos todavía podría ser utilizadas. 

Sólo en este mes de abril, cuando los abogados del Proyecto Madison apelaron al Interagency Security Classification Appeals Panel (Grupo Especial Interdepartamental de Apelación de las Clasificaciones de Seguridad), finalmente se hicieron públicas las fórmulas de la tinta invisible y el humo para abrir un sobre, más de 90 años después de que fueron escritas.

La CIA presentó argumentos similares cuando mi organización demandó bajo la FOIA la liberación de cientos de documentos que permanecen aún secretos de la Operación Mangosta, un conjunto de acciones encubiertas y operaciones de propaganda para hacer retroceder la Revolución cubana, elaboradas después del fracaso de Bahía de Cochinos. En particular, la agencia se negó a entregar un memorándum de 10 páginas, con fecha de octubre de 1962, que revela una operación de propaganda específica contra Cuba. 

Ni una sola palabra puede ser desclasificada, dijeron los abogados de la CIA lal juez, ya que el documento contenía “un plan para una operación que podría ser viable.” El juez echó un vistazo al documento y decidió que debería ser desclasificado en su totalidad.

El “plan” detallado por la CIA consiste lanzar pequeños globos de helio desde un barco anclado frente a las costas de Cuba. De los globos colgarían unas cestas con juguetes de plástico, discos y fotos y mensajes de propaganda contra el gobierno cubano. Un contador de tiempo liberaría la canasta y los contenidos sobre los campos de Cuba y las zonas urbanas. De acuerdo con el memorando altamente secreto, analistas de la CIA probarían antes estos artefactos y garantizarían que al caer estos materiales por el peso de la gravedad no infringirían lesiones en ningún cubano, si alguno fuera golpeado por estos en la cabeza.

La guerra se mantuvo para obtener por FOIA la “Historia Oficial de la operación de Bahía de Cochinos”, de la CIA. Durante años, la agencia rechazó varias solicitudes para la desclasificación total de los cinco
volúmenes del estudio, más de una década después de que documentos más sensibles que el informe del inspector general fuesen desclasificados.
Presenté una solicitud FOIA en el año 2005, con la esperanza de que la CIA hiciera un gesto con la historia y simplemente publicara el estudio por el 50 aniversario de la invasión, que se cumplían en abril de 2011. Pero esperamos demasiado. En su lugar, nos vimos obligados a acudir a los tribunales una vez más, en un intento por liberar esta historia.

Finalmente, la CIA ha publicado cuatro volúmenes de la “historia oficial”. Sin embargo, inexplicablemente, todavía se niega a publicar el volumen quinto y último. Abogados de la CIA deben presentar sus argumentos ante la corte esta semana en los que indican que, por razones de seguridad nacional y otras consideraciones, cada palabra del quinto volumen debe permanecer clasificada hasta ¡medio siglo después de ocurrido el episodio examinado!

Se mantienen los continuos esfuerzos de la agencia por mantener de rehén la Historia, en contra de un mandato explícito del presidente Obama de abrir los archivos secretos y avanzar en el derecho que
tienen los ciudadanos a saber qué ocurrió. En su primer decreto presidencial, Obama ordenó que “todos los organismos deben presumir a favor de la divulgación” cuando manejen las solicitudes para liberar
Información.

“El gobierno no debe mantener información confidencial sólo porque los funcionarios públicos podrían ser avergonzados por la divulgación, [o] porque los errores o fracasos se manifiesten”, declaró Obama. En una orden ejecutiva del año pasado sobre la redefinición de las clasificaciones para la seguridad nacional, Obama tocó un punto que está en el centro de nuestros esfuerzos para obtener toda la “Historia Oficial de la operación de Bahía de Cochinos”: “No hay información clasificada que pueda permanecer por tiempo indefinido.”
La CIA parece no apreciar, y mucho menos aceptar, este mensaje. Irónicamente, en la entrada de su sede en Langley, Virginia, está grabado en mármol el otro famoso decreto sobre la relación entre la libertad y el acceso a la información: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”

La pregunta para los historiadores, estudiantes y ciudadanos curiosos es si alguna vez sabremos la verdad.

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