Si uno usaba la lógica, lo que menos podía pensar era en encontrarse con el ex-senador, ex-Jefe de Gobierno y ex-presidente argentino Fernando de la Rúa.
Luego de su eyección de la Casa Rosada, que dejó más de treinta muertos, durante las fatídicas jornadas de los días 19 y 20 de diciembre de 2001, prácticamente sus apariciones públicas fueron tan esporádicas que uno podría pensar que se recluyó en su casa-quinta de Pilar, en el norte del conurbano bonaerense.
Sin embargo, el festival de gastronomía y cultura mexicana que se vivió en el pabellón 8 del predio de La Rural, en el barrio de Palermo, el pasado sábado 2 de julio, fue el lugar en el que RazonEs de SER pudo conversar en forma exclusiva con quien pasó a la historia política contemporánea por varias de sus importantes victorias y una salida en helicóptero de la casa de gobierno, que hizo recordar la detención de María Isabel Martínez de Perón en 1976.
A pocas horas de una nueva contienda electoral porteña, similar a la que en 1996 le permitió convertirse en el primer Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos por el voto popular, el Dr. Fernando de la Rúa, con su habitual cortesía y don de gente, dialogó con nuestro medio sobre las vivencias que le dejó el territorio azteca.
por Daniel Eduardo Raddi
-¿Su presencia en este encuentro tiene que ver con la relación de Argentina y México?
-Tengo una larga amistad con México. Es un país que amo y que he visitado desde hace muchos años. La primera vez fue en 1967, con motivo de una invitación a estados Unidos, primero quise ir a México, después fui en muchas ocasiones, o por congresos o por encuentros políticos, así que lo admiro, he leído mucho sobre la historia de México y bueno, todos hemos aprendido mucho de México, con sus principios, su Constitución, los programas de (Benito) Juárez, y el famoso principio ético de la no reelección, tan importante y poco considerado por estas tierras.
Precisamente creo que los argentinos, más allá de su ideología política le debemos muchísimo a México cuando nos tocó la noche más oscura políticamente hablando…
Sí, porque dio amparo a tantos ciudadanos que tuvieron que emigrar, pero además México nos enseñó con el lema de su Universidad debido a Vasconcelos a quien he leído en el Ulises Criollo y en otros tantos trabajos, una gran personalidad de la cultura y de la educación mexicana, y estuvimos también cerca de México cuando el terremoto; estuvimos cerca de México a través del Fondo de Cultura Económica con el intercambio de libros, de autores y poetas… supongo que con esa fuerte relación con México se explica que uno tenga tantos amigos y que en esta fiesta mexicana esté presente, hayan tenido la amabilidad de invitarme y yo he podido venir con mucho gusto.
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano visitó Buenos Aires durante su gestión como primer Jefe de Gobierno elegido por el pueblo y se tomó mucho de nuestra carta magna porteña para la autonomía del Distrito Federal…
Así dicen…Por lo pronto el nombre porque en Buenos Aires en vez de gobernador o intendente hablamos de Jefe de Gobierno, también México incorporó esa designación y Cuauhtémoc Cárdenas fue el primer Jefe de Gobierno electo del Distrito Federal de México, como yo fui el Primer Jefe de Gobierno electo de la Ciudad de Buenos Aires y tuve el gusto de recibirlo y hablamos mucho, y había una cosa que me impresionó, el que había sido casi elegido presidente, en una elección todavía no aclarada…
Yo se lo aclaro, porque viví allá: en una elección robada…
(Risas) Pero después, elegido Jefe de Gobierno, como que él cerró la perspectiva presidencial, concentrando sus responsabilidades e hizo una gran gestión.
-¿Qué siente a quince años, sin entrar en cuestiones de proselitismo ni nada más, haber pasado a la historia por muchas cosas, entre otras ser el primer Jefe de gobierno electo en la República Argentina, en la capital de todos los argentinos?
-Qué siento ahora y qué sentí antes... porque yo sentía en esos días la dimensión histórica del suceso, porque fueron muchos años luchando para obtener la autonomía de la ciudad y ser protagonista de la primera elección y ganarla e inaugurar el período de la organización, de una autonomía que debíamos extender, desarrollar y afirmar. Y eso lo logramos, porque esas cosas demuestran las potestades propias de la ciudad, que era una lucha con el gobierno nacional que quería retrasarla y se nota hasta en el protocolo. Porque si uno deja pasar, se retrasa, que es algo que pasa hoy, donde el gobierno nacional desconsidera y no es justo porque hay que ver más allá de la lucha política o el valor institucional de cada cosa.
Precisamente este es un análisis que algunos periodistas hacemos, comparando México con Argentina. El Distrito Federal siempre gobernado por el Partido de la Revolución Democrática, es decir la centro-izquierda; hoy un gobierno federal que dicen que es de derecha, el Partido Acción Nacional y un estado de México, que sería el equivalente a la Provincia de Buenos Aires, en manos del PRI. Tres fuerzas políticas diferentes, pero que a la hora de pensar en políticas comunes no tienen ningún inconveniente. ¿Por qué nos cuesta a los argentinos con nuestras diferencias políticas ponernos de acuerdo en las políticas de estado?
Porque la lucha política se hace insalvable. No se puede lograr de esa manera. Hay demasiada soberbia, poca disposición al diálogo, se pierde la perspectiva del respeto a los adversarios, esas complicaciones hacen que casi ni el saludo se correspondan y entonces llevan a desencuentros que hacen daño a las instituciones. Es tomar el ejemplo de México, donde los ex presidentes conviven; de Uruguay, donde se reúnen, de Brasil, donde comparten…
En cambio aquí parecería que fuera imposible.
Sin embargo, el festival de gastronomía y cultura mexicana que se vivió en el pabellón 8 del predio de La Rural, en el barrio de Palermo, el pasado sábado 2 de julio, fue el lugar en el que RazonEs de SER pudo conversar en forma exclusiva con quien pasó a la historia política contemporánea por varias de sus importantes victorias y una salida en helicóptero de la casa de gobierno, que hizo recordar la detención de María Isabel Martínez de Perón en 1976.
A pocas horas de una nueva contienda electoral porteña, similar a la que en 1996 le permitió convertirse en el primer Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos por el voto popular, el Dr. Fernando de la Rúa, con su habitual cortesía y don de gente, dialogó con nuestro medio sobre las vivencias que le dejó el territorio azteca.
por Daniel Eduardo Raddi
-¿Su presencia en este encuentro tiene que ver con la relación de Argentina y México?
-Tengo una larga amistad con México. Es un país que amo y que he visitado desde hace muchos años. La primera vez fue en 1967, con motivo de una invitación a estados Unidos, primero quise ir a México, después fui en muchas ocasiones, o por congresos o por encuentros políticos, así que lo admiro, he leído mucho sobre la historia de México y bueno, todos hemos aprendido mucho de México, con sus principios, su Constitución, los programas de (Benito) Juárez, y el famoso principio ético de la no reelección, tan importante y poco considerado por estas tierras.
Precisamente creo que los argentinos, más allá de su ideología política le debemos muchísimo a México cuando nos tocó la noche más oscura políticamente hablando…
Sí, porque dio amparo a tantos ciudadanos que tuvieron que emigrar, pero además México nos enseñó con el lema de su Universidad debido a Vasconcelos a quien he leído en el Ulises Criollo y en otros tantos trabajos, una gran personalidad de la cultura y de la educación mexicana, y estuvimos también cerca de México cuando el terremoto; estuvimos cerca de México a través del Fondo de Cultura Económica con el intercambio de libros, de autores y poetas… supongo que con esa fuerte relación con México se explica que uno tenga tantos amigos y que en esta fiesta mexicana esté presente, hayan tenido la amabilidad de invitarme y yo he podido venir con mucho gusto.
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano visitó Buenos Aires durante su gestión como primer Jefe de Gobierno elegido por el pueblo y se tomó mucho de nuestra carta magna porteña para la autonomía del Distrito Federal…
Así dicen…Por lo pronto el nombre porque en Buenos Aires en vez de gobernador o intendente hablamos de Jefe de Gobierno, también México incorporó esa designación y Cuauhtémoc Cárdenas fue el primer Jefe de Gobierno electo del Distrito Federal de México, como yo fui el Primer Jefe de Gobierno electo de la Ciudad de Buenos Aires y tuve el gusto de recibirlo y hablamos mucho, y había una cosa que me impresionó, el que había sido casi elegido presidente, en una elección todavía no aclarada…
Yo se lo aclaro, porque viví allá: en una elección robada…
(Risas) Pero después, elegido Jefe de Gobierno, como que él cerró la perspectiva presidencial, concentrando sus responsabilidades e hizo una gran gestión.
-¿Qué siente a quince años, sin entrar en cuestiones de proselitismo ni nada más, haber pasado a la historia por muchas cosas, entre otras ser el primer Jefe de gobierno electo en la República Argentina, en la capital de todos los argentinos?
-Qué siento ahora y qué sentí antes... porque yo sentía en esos días la dimensión histórica del suceso, porque fueron muchos años luchando para obtener la autonomía de la ciudad y ser protagonista de la primera elección y ganarla e inaugurar el período de la organización, de una autonomía que debíamos extender, desarrollar y afirmar. Y eso lo logramos, porque esas cosas demuestran las potestades propias de la ciudad, que era una lucha con el gobierno nacional que quería retrasarla y se nota hasta en el protocolo. Porque si uno deja pasar, se retrasa, que es algo que pasa hoy, donde el gobierno nacional desconsidera y no es justo porque hay que ver más allá de la lucha política o el valor institucional de cada cosa.
Precisamente este es un análisis que algunos periodistas hacemos, comparando México con Argentina. El Distrito Federal siempre gobernado por el Partido de la Revolución Democrática, es decir la centro-izquierda; hoy un gobierno federal que dicen que es de derecha, el Partido Acción Nacional y un estado de México, que sería el equivalente a la Provincia de Buenos Aires, en manos del PRI. Tres fuerzas políticas diferentes, pero que a la hora de pensar en políticas comunes no tienen ningún inconveniente. ¿Por qué nos cuesta a los argentinos con nuestras diferencias políticas ponernos de acuerdo en las políticas de estado?
Porque la lucha política se hace insalvable. No se puede lograr de esa manera. Hay demasiada soberbia, poca disposición al diálogo, se pierde la perspectiva del respeto a los adversarios, esas complicaciones hacen que casi ni el saludo se correspondan y entonces llevan a desencuentros que hacen daño a las instituciones. Es tomar el ejemplo de México, donde los ex presidentes conviven; de Uruguay, donde se reúnen, de Brasil, donde comparten…
En cambio aquí parecería que fuera imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario