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Documento para analizar (1) - Hugo César Renés


Imagen: http://www.psycrim.org/inteligencia-corporativa/an%C3%A1lisis-psicosocial/

Relevamiento y análisis de los indicadores psicosociales que permitan estimar una evolución previsible hacia situaciones sociales límites ( desobediencia civil, estallido social, etc.).

1. Objeto del estudio.
El objeto del estudio es el de evaluar desde la perspectiva psicosocial, la factibilidad de que puedan producirse en el ámbito de nacional, provincial y/o en otras regiones geoespaciales, situaciones de crisis sociales límites.

2. Metodología empleada.
Se han seleccionado del marco político y subsumiendo a los demás, del marco socio-cultural, los indicadores que más significativamente interaccionan con ellos en la problemática de cambio y de desorganización social, así como en la conformación del clima psicológico propio de una situación prerevolucionaria (cambio social).
Por consiguiente, nos hemos interesado en los indicadores que nos permitan analizar las expectativas del cambio social en el que estamos inmersos, como así también, las tendencias disgregadoras originadas en las discrepancias entre dichas aspiraciones y la realidad subyacente.
A diferencia de algunos organismos estatales que han estudiado solamente la situación actual, nosotros no solo hemos abordado esa problemática sino también, la probable evolución de los hechos estudiados (políticos, sociales, económicos, etc.), tratando de descubrir la motivaciones que puedan provocar esos acontecimientos, e intentando establecer pautas de conductas y vulnerabilidades de los potenciales públicos hostiles, procurando prever y/o anticipar los potenciales conflictos sociales.

3. Reunión de información psicosocial necesaria.
La misma fue hecha a través de la explotación sistemática de los medios de comunicación social únicamente escritos de circulación nacional y/o provincial, de los cuales se han relevado los indicadores que teóricamente originan problemas sociales, como así también las perturbaciones, tensiones y conflictos que se hayan ligados a cambios asincrónicos en la estructura social y que inciden a su vez, en la estructura cultural de normas y valores.
La investigación de los diversos factores del comportamiento humano, partió de un hecho común a todos ellos: los fenómenos sociales objetivos son siempre percibidos por los individuos de modo subjetivo. De ahí la crucial importancia del componente psicosocial y de sus peculiares dinamismos.
Al respecto cabe hacer notar que la sociopsicología conoce muy bien desde la década de mil novecientos sesenta, todo lo relacionado a una dinámica motivacional generada en los países subdesarrollados y/o en vías de desarrollo, por la difusión internacional de valores y pautas de vida diferentes, promoviendo la llamada “revolución de las expectativas crecientes”. Es decir, que a la noción preexistente de ciertas carencias, se añaden ahora una serie de nuevos valores o promesas, que movilizan a los individuos en pos de nuevas posiciones sociales, nuevos símbolos de status y mayor cantidad de bienes.
Al no ser satisfecha la expectativa potenciada, las líneas de aspiración producen un desquiciamiento entre el marco de pertenencia y el de referencia, haciéndose evidente la anomia del individuo cuyas apetencias lo proyectan fuera de su situación real, lo que provoca frustraciones y éstas, conflictos sociales.
Al respecto deseo hacer notar que son las frustraciones los componentes necesarios de las conmociones sociales, al que concurren otros factores, como por ejemplo, una parte de la población revolucionariamente organizada, ya que los mecanismos de control y asistencia social se tornan en gran medida inefectivos.

4. Situación prerevolucionaria y de “disarquía”.
La revolución, en ciencia política, no se define por las manifestaciones exteriores que suelen rodearla ( motines, desordenes, etc.), ni por sus consecuencias ideológicas y /o estructurales. Hay ya una crisis revolucionaria cuando el Estado, sea por debilidad, negligencia o mediocridad del elenco dirigente que lo encarna (como en la actualidad), se distancia por una ruptura funcional, de un sector significativo de la sociedad al que debe conducir.
El sociólogo Manuel Mora y Araujo resume esta realidad en la siguiente fórmula: “las verdaderas crisis son aquellas donde se ha producido una disgregación tal de los elementos sociales que componen una sociedad, que la transforman en disárquica y anomica”. Caracteriza así mismo a la disarquía , como la falta de funcionamiento eficaz de las instituciones de gobierno. Es menos grave que la anarquía, pero más deteriorante.
5. Somera descripción teórica de la situación psicosocial existente en el país.
La sociedad argentina padece hoy, desde mi punto de vista – obviamente opinable - una cuádruple crisis: una crisis de civilización, una crisis del Estado, una crisis universitaria y una crisis económica.
Ante los acelerados cambios que se producen o instigan a la multiplicidad de sectores sociales ( cualquiera fuere el nivel de civilización logrado por cada comunidad), las conmociones de la innovación van provocando alteraciones sensibles tanto en las mentalidades colectivas como en las mismas estructuras sociales. Implican cuestionamiento de valores, divisiones en subculturas cada vez más erráticas, opiniones totalmente encontradas e, incluso, hasta la lucha generacional y, asociada a esta, la idea de cambio revolucionario.
La ciencia, el arte, la religión (junto con su desdoblamiento esotérico de la “ segunda religiosidad ”), en sus relaciones con la civilización, mantienen el ritmo contestatario; parecen seguir prefigurando la amenaza de revoluciones destructoras, solamente conjurables en la medida en que se enfrente a los “focos de hartazgo, resentimiento y tensión ”, con medidas inteligentes y audaces.

6. Listado general de indicadores psicosociales seleccionados (pueden haber muchos más, según la crisis):
a. Componente Político
1) Autoimagen de un altísimo grado de desinteración de la sociedad global, como consecuencia de la persistencia de antagonismos políticos irreductibles.
2) Ineficaz circulación o alternancia de élites en el Estado, fundamentalmente por el inadecuado reclutamiento de elementos capaces, procedentes de la no– élite. A la inversa, reclutamiento excesivo de miembros de la no– elite sin aptitud funcional política, por meras razones partidocráticas, debilitando consecuentemente la relativa cohesión interna de la minoría dirigente del Estado, como así también su presupuesto.
3) Marginamiento explícito de la iglesia católica y las FFAA, al considerar que dichas instituciones son las principales portadoras de la cultura autoritaria que traba el desenvolvimiento democrático del país.
4) Percepción pública de la declinación del Estado en su indelegable misión de efectivizar la unión nacional.
5) Antagonismo entre la imagen vigente en los grandes públicos del orden social deseable, y la que intenta proyectar el gobierno y , coincidentemente, la oposición partidocrática meramente formal.
6) Percepción globalizada de la ausencia de un proyecto nacional que opere como mito social dinamizador de las expectativas y aptitudes nacionales.
7) Manipulación tendenciosa de arquetipos de estadistas del pasado (reciente y lejano), en función de obtener fundamentación histórica a posiciones ideopolíticas del momento.
8) Manipulación de la imagen de la política exterior en función de las empatías intentadas con naciones y con causas extrajeras actuales, establecidas en relación a los comunes denominadores ideo-políticos: social democracia, pluralismo izquierdista, pan indigenismo, etc.

b. Componente Socio–Cultural ( subsume a los demás: económico, etc.)
1) Problemas sociales y conductas desviadas
a) Los desajustes institucionales: factores de inestabilidad político institucional, las fallas en la representatividad política de todos los entes integradores del cuerpo social ( aparte de las asociaciones meramente partidarias ), la incidencia de grupos y/o fuerzas de presión o interés y la percepción de una situación pre-revolucionaria ( en el sentido político del término ).
b) El desajuste ecológico y sus problemas conexos: escasez de viviendas, “villas miserias”, desarraigo del marco de origen y marginación social.
c) La delincuencia infanto -juvenil
d) Las personalidades marginales, ya sea por deficiencias bio–constitucionales o por conducta anomica: débiles mentales, drogadictos, alcohólicos, prostitución, homosexualidad, personalidades neuróticas, enfermedades infecto-contagiosas, epidemias, riesgos de epidemias, etc.
2) Los desajustes y las tensiones ocasionadas por los rápidos cambios socio - culturales
a) Las diferentes formas de desviación social de las personas y de los grupos, sea por motivaciones particulares, por la presión de determinadas estructuras o por incongruencias del propio sistema normativo.
b) Los conflictos de toda clase, desde los familiares a los raciales o de clase, incluyendo las huelgas y los estallidos sociales.
c) Rápidos cambios científico – técnicos, culturales y sociales sin orientación del estado, que desajustan los marcos sociales de referencia.
3) Conducta Social e individual anomica por la presencia de normas no aceptadas ni respetadas en todos los ámbitos sociales.
a) Atomización de los individuos y de los grupos intermedios ( instituciones) que debían enmarcarlos .
b) Individualismo extremado por la anomia: hiper–emotividad por percepción magnificada de una realidad abrumadora.
c) Anomia exacerbada por una gran movilidad masiva descendente: frustraciones por temores de inseguridad social.
4) Fragmentación del núcleo de normas de la cultura tradicional dominante, dando lugar a la aparición de otros núcleos de normas divergentes con aquellas y compartidas por un grupo importante de la sociedad.
a) Coexistencia de subculturas crecientes en la subdivisión de normas de comportamientos de diversas categorías de personas: sub-culturas juveniles, profesionales, religiosas, regionales y de intereses especiales.
b) Creciente confusión normativa, por cuestionamiento de comportamientos abandonados: cambio de los valores ideales ( presuntamente inspiradora de las conductas ) referido, por ejemplo, a las relaciones pre-conyugales, el aborto, la plena aceptación y la justificación de la homosexualidad, la promiscuidad, la drogadicción, etc.
c) Predominio, cada vez mayor de las subculturas que se oponen a la cultura tradicional dominante, dando lugar a la denominada “ contra– cultura ”, cuyo rechazo hacia los elementos fundamentales de la cultura normativa es total.
5) Calidad de vida ( perspectiva sanitaria): tasa de mortalidad y expectativa de vida ( reales ).
a) Tasas de suicidios.
b) Ingreso a hospitales psiquiátricos y correlación en el grueso de la población con el aumento en el consumo de ansiolíticos.
c) Incremento de conductas desviadas y consecuentemente con ellas proliferación de enfermedades infecto contagiosas.
6) Emergencia y efectos de la “segunda religiosidad”: Difusión de misticismos burdos, como expresión de anhelos de milagros cotidianos fáciles.
a) proliferación de cultos esotéricos y exóticos ( afro – brasileños, hindúes y del lejano oriente) junto a las prácticas de las mancias, en particular la astrología. Todo ello, unido a una campaña de desacralización histórica de la persona de Cristo, a través de conexiones literarias propaladoras de temas del “ realismo fantástico ”.
b) Difusión de prácticas taumatúrgicas que invocan bases parapsicólogas, científicas, asentadas en una sólida literatura de amplísima promoción.
7) Declinación de la racionalidad filosófica, debido en parte, a la difusión interesada de cosmovisiones y sistemas de pensamientos exóticos y de valores nihilistas.
8) Reflotamiento de la literatura del siglo XIX que justificó, ya entonces, la drogadicción, la rebelión juventocrática y el nihilismo asocial de los automarginados.
9) Presiones diversificadas, en todo el espectro cultural, de corrientes confesamente inspiradas en el neo marxismo gramsciano.
10) Implimentación de políticas gubernamentales limitativas de la investigación del desarrollo científico – tecnológico.
11) Manipulación de programas de estudios destinados a embrutecer, literalmente, a las élites universitarias humanistas.
12) Politización deliberada de la ciencia de la conducta mediante un renovada implantación de escuelas y corrientes vinculadas a la izquierda freudiana.
7. Interpretación de los indicadores relevados- Conclusión (así lo veo yo).
Los indicadores analizados permiten concluir que la Argentina padece, desde hace aproximadamente medio siglo, una crisis muy profunda y total.
Más que asimilar, la sociedad Argentina se adapto a comportamientos socio–culturales diversos, lo que acarreó ineludiblemente, el debilitamiento de su poca cohesión social. La consecuencia ha sido inevitable: el desarraigo de grupos y personas con relación a la sociedad global.
Nuestra sociedad, como se detecta en los indicadores específicos: pérdida de vigencia de la tradición, debilitamiento del sistema de valores derivados de la cultura idiosincrática, desactivación de los controles sociales, conducta social de los individuos errática e impredecible, configura una sociedad anómica, es decir, carente de normas de conducta compartida por todos los entes sociales.
Semejante desintegración cultural argentina se evidencia, sobre todo, en el hecho de coexistir tres generaciones que no comparten un común sistema de valores. Cada una de dicha generaciones, posee su propia percepción del descrédito de las instituciones y del fracaso de las elites que solo lo son en el usufructo de los atributos del poder.
En lo económico, la percepción general es la de un permanente esfuerzo laboral, de los que aún mantienen sus puestos de trabajo, totalmente estériles, sea cual fuere la explicación (o justificación de turno).
En lo político, el creciente desinterés por el tema, expresa la percepción de que la sociedad no vive una democracia, sino el acuerdo negociado de una partidocracia.
En síntesis y a modo de conclusión general diremos que las frustraciones que continua experimentando casi sin solución de continuidad la población argentina con relación a la representación que ha imaginado del orden social deseable, se traducen sintomáticamente en la formación de actitudes y conductas agresivas como una resultante obligada, la que se ve agravada por una tendencia contracultural que legitima todo lo contestatario, lo anómalo y lo anticonvencional. La inversión axiológica es hoy, prácticamente total, de tal modo que la conducta “anormal” no solo deja de serlo, sino que, inclusive se convierte en la conducta “esperada” y aún “deseada”.
Los estereotipos difundidos por el cine y la televisión, son todos tipicos de las conductas desviadas: homosexuales, adúlteros, alcohólicos, drogadictos, farsantes, “trepadores”, etc. La presentación como conductas normales en la sociedad, determina su internalización por niños y adolescentes e incluso por adultos anómicos.
Desde una perspectiva psicosociológica, se advierte un ahondamiento de la brecha existente entre las aspiraciones y las realizaciones efectivamente percibidas por amplios sectores de la población (ley “J”). Dicha situación frustratoria, se enmarca dentro de un contexto cultural que describe, en términos generales la existencia de condiciones generales para la cristalización de una situación prerevolucionaria y junto a la aparición de movimientos sociales afines.
Múltiples factores estructurales, entre los cuales se destaca la inestabilidad política provocada por la percepción de los gobernados de que sus necesidades no están siendo satisfechas, motivaran que en un futuro más o menos cercano, surjan focos de tensión, perturbación y o conflictos que acompañarán o precederán a la aparición de dichos movimientos. Ello supone un necesario proceso de polarización en el seno de la población y la aparición de un nuevo mito social .
En lo concerniente al ámbito provincial, los distintos planos evidencian importantes signos del deterioro de la calidad de vida, siendo la principal motivación los problemas económicos.
Desde la perspectiva de análisis de las ciencias de la conducta, estimo que se va conformando en las provincias, el denominado “modelo de privación creciente”. Este modelo implica que las expectativas de los grupos sociales que conforman las distintas sociedades provinciales (bienes y nivel de calidad de vida que cree capaz de obtener) permanecen estáticos, mientras su capacidad para acceder, adquirir o conservarlos, disminuyen gradualmente, situación ésta que irá elevando el grado de descontento de no modificarse esta realidad.
En todos los niveles, los indicios van configurando un cuadro de situación tensional con intensidades variables, que provoca un marcado debilitamiento en las expectativas de la opinión pública, de la cual derivará un descreimiento en las autoridades políticas, ante la falta de respuestas mínimas a sus necesidades.
Este deterioro de la calidad de vida que se manifiesta en los distintos sectores del conurbano, podrán facilitan el accionar de grupos interesados para incentivar actitudes aisladas de reclamo, utilizando para tal efecto, la temática de las reivindicaciones.
La anomia en una sociedad nace cuando los objetivos sociales a los que fuera impulsada resultan inalcanzables por los medios legítimos. Entonces, agobiada por la desesperanza, puede acudir a medios ilegítimos para alcanzar sus metas, en un clima social de disputas, tensiones y desazón, razón por la cual, no deberá descartarse la irrupción de perturbaciones sociales. La intensidad de la violencia generada, o la no aparición de la misma, dependerá de la influencia desarticuladora que posean las medidas que adopte el gobierno nacional para tal fin.

Bella Vista, marzo de 2012
Hugo Cesar Renés.
Las conclusiones son individuales (las mias estan escritas) pero no se apuren que aun faltan POR LO MENOS dos documentos más.
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**Visita: http://salasdevideoconferenciasolgaydaniel.blogspot.com.ar/ http://bohemiaylibre.blogspot.com

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