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LA CRISIS DEFINITIVA EN PUERTA - Por Gastón Pardo



Además de Torreón, capital económica del estado mexicano de Coahuila, que es la sede de un minúsculo asentamiento chií, la región de la Triple frontera, designada Triplice Fronteira en portugués, que es la zona comprendida principalmente por las ciudades de Foz de Iguazú (Brasil), Ciudad del Este (Paraguay) y Puerto Iguazú (Argentina), con una superficie de aproximadamente 2 500 kilómetros cuadrados, alberga al mayor contingente chií anclado en el continente americano, que convive con otras minorías de distinta procedencia, incluyendo a sunitas.
Algunas notas del artículo cuya fuente se señala abajo, se refiere mañosamente a la población total islamita que en América Latina, según esa fuente, asciende a 700 mil habitantes, numero considerable si se tiene en cuenta que en 1961 era de 60 mil habitantes. El aumento de población se debió a que la construcción de la represa de Itaipú que proporcionaba energía barata para los comercios de la región, a la vez que generó fuentes de trabajo. Reproducimos varios párrafos del artículo por ser un modelo de la demonización del chiísmo en América latina, tan reducido pero cumpliendo la función de fantasma capaz de alimentar el miedo por lo diferente, en este caso por el islamismo “indeseable”.
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De Sefarad a Cartagena

El año 2012, será un año metafísico. Por nada del mundo esa derivación que así es calificada por dedefensa.org se relaciona con las “profecías mayas”, pero en cambio sí que tiene una relación indiscutible con la crisis de la crisis mundial que será impactante el año que entra como consecuencia de la agudización sistémica de lo que crisis significa: imposibilidad de resolver los problemas a la vista con los recursos que se tienen al alcance de la mano. Veamos sus datos sobresalientes:
Además de los argumentos convencionales que buscan implicaciones entre el peligro omnipresente de guerra contra el bloque Rusia-Irán-China con la exaltación sin precedente de las minorías árabes y musulmanas en América latina, hay excentricidades que destacan del difícil manejo, que si se pudiera hacer sería en condiciones asimétricas, primero uno y luego los demás. Pero la complejidad que nacerá en el entrante año 2012 tendrá efectos desestructurantes y disolventes de un sistema ya en proceso de hundimiento.
Los nuevos escenarios conductores de paradigmas están determinados por la elección de los nuevos presidentes en Rusia, Francia, México, Estados Unidos y tal vez China y Egipto, porque en todos ellos es previsible que las campañas electorales sean acompañadas con la agitación y tensión de difícil control salvo con baños de sangre, como se ha visto en 2011 en todos los escenarios nacionales aquí mencionados, analizados por el portal belga de asuntos estratégicos dedefensa.org.
No ha habido de parte del sistema una ofensiva general de virtualismo, para presentar los acontecimientos como una re-legitimación del sistema. La explicación es simple: el virtualismo ha muerto a golpes de verdad de la crisis. Hoy diríamos que el virtualismo se ha pulverizado. Y decimos bien: “virtualismo”: que significa el montaje de otra realidad en la cual los servidores del sistema creen con una convicción de fuerza extrema. Hoy el sistema carece de la fuerza necesaria para construir otra realidad y sus operadores están tan agotados psicológicamente que es dudoso que dispongan de lo que se denomina “convicción”.
«Hoy, la crisis de la caída es tan fuerte a la vez que constante, que se lleva todo en su acelerado descenso al abismo. Ya no es posible imponer al mundo una u otra “realidad” virtual que reemplace a la verdad del mundo, imponiéndose a golpes de martillo. En sólo un año, desde finales de 2010, la crisis ha desembocado en hechos evidentes de una una fuerza tal que no permite ya el despliegue de la técnica virtualista, del manejo de opinión pública con el auxilio de la psicología profunda, como los regimenes del bloque anglosajón lo hicieron muchos años hasta que desembocaron en el comportamentalismo que alegremente aplica ya sin resultados el gobierno Obama.
Las grandes maniobras electorales de 2012, podrán ser muchas cosas y lanzar en varios sentidos soluciones ciertas jamás definitivas, que no significarán un nuevo lanzamiento, ni tan siquiera virtual del sistema con el argumento de la relegitimación de las direcciones políticas. El sistema se asemeja hoy a un barco a la deriva en medio del océano
Es verdad que el sistema ha heredado de la democracia modernizante la fe en la re-legitimación regular de sí mismo y de los mecanismos para atemperar las tensiones que se hubieran acumulado durante un mandato (mandato crísico si es contemporáneo nuestro) a punto de terminar. Es exactamente lo contrario lo que se prepara con una clase política mundial incompetente ante las nuevas oportunidades electorales que abren las leyes nacionales.
Los optimistas pueden ya ponerse a planear sobre los aspectos totales o parciales de la crisis, pero perderán el tiempo. Los acontecimientos ya desencadenados, y que están, sin duda, destinados a aumentar en su volumen a lo largo del año 2012 sólo podrán quedar bajo control si entrara en juego una nueva clase política capaz de planear y realizar fuera de los alineamientos rectilíneos, como se empeñan en seguir haciendo.
Uno de los mayores síntomas de decadencia del sistema está en su centro, es decir, en Washington; otro está en el exterior y está determinado por la sed insaciable de combustibles y las facilidades cada vez más precarias y peligrosas de conseguirlos. Las dos dimensiones terrestres, es decir, no virtuales de la situación están entreveradas en la crisis en el corazón mismo del sistema y el incendio que propagan sus metástasis, como estopa ardiente.
La crisis en el centro del sistema es la situación interior de EU creada por el fracaso de la “super comisión” del Congreso de decidir el reparto de la reducción de $1.200 billones, en anglosajón, de la deuda pública, fracaso que determinará el desorden en el Congreso, en plena etapa electoral y con una situación interior desordenada de crisis acumuladas; por otra parte, la continuación de lo que se denomina “primaveras árabes” en una multitud de crisis y tensiones cuyo sentido es incomprensible, a menos que esta dinámica contribuya a la destrucción del “orden” regional anterior. Este cuadro dramático se suma al monto de la deuda de Estados Unidos, que asciende según los optimistas, a 14 billones (billones en español, es decir millones de millones).
Ambas crisis interferirán en las diferentes situaciones electorales (quizá con el agregado de la elección de un presidente egipcio). Para el site de reflexión estratégica belga dedefensa.org hay, pues una integración perfecta de las crisis interiores y las exteriores. El regalo del inicio de 2012, es quizá que la crisis de hundimiento del sistema ha evolucionado a ser ahora a ser la crisis de todo un bloque, del cual se ignora el límite.
Ese proceso induce a la homogeneización de las crisis integradas al centro de la crisis fundamental de EU, formando un cerco de crisis locales que contribuirán al hundimiento. Se está formando con rapidez “un tejido crísico” de la situación del mundo… La instalación de esa clase de tejido transforma la realidad de los hechos en una crisis permanente, bajo la forma de acumulación e integración de crisis, que persiste en todo momento, y produce un efecto disolvente para el sistema. Se debe hablar, en adelante, de un fenómeno de “disolución crísica” que emplea literalmente a todos los componentes del sistema, sus principios (o falsos principios), sus jerarquías arbitrarias, sus empresas fraudulentas. Estamos hoy ante una verdadera esencia crísica de la situación planetaria.


La aparición del mal
Si se separan las reivindicaciones en el interior del sistema para alcanzar la dificultad esencial, los hechos que la conforman recibirían como un efecto de su aparente“nihilismo”, es decir, de su desorden, la fuerza de poner en evidencia para la psicología el carácter maligno del sistema, del maleficio total, representado de manera hermética en el sistema como el Mal sin cortapisas, por ser ambos, el sistema y el Mal, la representación de la modernidad. De manera que modernidad y mal son términos equivalentes.
Pero la modernidad y el Mal que en este principio de siglo siempre le acompaña son aceptados como una posibilidad de corrección, mientras que su opuesto, es decir, las tendencias sociales ciegas que golpean el muro de las instituciones decadentes nada claro tienen que aportar salvo su crítica. La aparición del mal es el resultado razonablemente aceptado de la distorsión neoliberal de las ideas y los modelos basados en la idea platónica del bien, eje de la civilización occidental. Una síntesis del mal ha sido la negación de la historia y el freno ontológico de la creatividad por los neoliberales. Francis Fukuyama es el ejemplo.
El fin de la Historia y el último hombre (The End of History and the Last Man) es el libro polémico de Francis Fukuyama editado en 1992, en el que su autor expone una polémica tesis: la historia, como registro de la confrontación de ideologías ha llegado a su fin. En su lugar aparece un mundo terminado de construir, basado en la democracia liberal que se ha impuesto sin posibilidad de cambio aparente desde el fin de la guerra fría.
El pensamiento únicoInspirándose en Hegel y en sus exegetas del siglo XX, como Alexandre Kojève, afirma el autor de origen japonés que el motor de la historia, que es el deseo de reconocimiento, el thimos se ha paralizado en la actualidad con el fracaso del régimen stalinista, con lo que se demuestra que la única opción viable era hasta hace poco la democracia liberal en lo económico y en lo político. Se constituye así el llamado pensamiento único porque las ideologías ya no son necesarias al alcanzarse la conquista de la felicidad por el sistema económico neoliberal.
Pero cuando Fukuyama despertó, la historia estaba aún allí y no hay más que preguntar a los chinos si la historia cuenta o no. La concepción de la historia elaborada por Fukuyama debió salir, obligatoriamente, de Estados Unidos, un país sin historia.


La triple frontera, confluencia de Brasil, Argentina y Paraguay
Además de Torreón, capital económica del estado mexicano de Coahuila, que es la sede de un minúsculo asentamiento chií, la región de la Triple frontera, designada Triplice Fronteira en portugués, que es la zona comprendida principalmente por las ciudades de Foz de Iguazú (Brasil), Ciudad del Este (Paraguay) y Puerto Iguazú (Argentina), con una superficie de aproximadamente 2 500 kilómetros cuadrados, alberga al mayor contingente chií anclado en el continente americano, que convive con otras minorías de distinta procedencia, incluyendo a sunitas.
Algunas notas del artículo cuya fuente se señala abajo, se refiere mañosamente a la población total islamita que en América Latina, según esa fuente, asciende a 700 mil habitantes, numero considerable si se tiene en cuenta que en 1961 era de 60 mil habitantes. El aumento de población se debió a que la construcción de la represa de Itaipú que proporcionaba energía barata para los comercios de la región, a la vez que generó fuentes de trabajo. Reproducimos varios párrafos del artículo por ser un modelo de la demonización del chiísmo en América latina, tan reducido pero cumpliendo la función de fantasma capaz de alimentar el miedo por lo diferente, en este caso por el islamismo “indeseable”.
La triple frontera, dice la nota desinformativa, es una zona en la convergen diferentes culturas: argentinos, brasileros, paraguayos, árabes, chinos, coreanos, descendientes de italianos, alemanes. Esta conjunción de culturas le da un color propio a un área en permanente trasformación sociocultural que refleja un verdadero crisol de etnias.
A pesar de lo anterior, es imposible disociar la región de la triple frontera de su fama con respecto a actividades ilegales que allí presumiblemente se desarrollan. Ciudad del Este sería el epicentro de las operaciones de este tipo.
La principal actividad delictiva se basa en la falsificación y contrabando de diferentes mercaderías (cigarrillos, electrónica, drogas y armas). Lo particular es la magnitud del intercambio de bienes que allí se da.
El tráfico ilegal de artículos configura una zona en donde se ha vuelto muy difícil cualquier control, al mismo tiempo que se ha instalado en el imaginario colectivo de los habitantes del cono sur, la existencia de una zona (Ciudad del Este) donde, por ejemplo, se puede obtener productos electrónicos a un costo más bajo que el mercado interno. Es decir, no se trata de una zona oculta o exclusiva para quienes sólo desarrollan el comercio ilegal a gran escala, sino también para cualquier turista que deseo obtener dichos bienes.
La piratería y el comercio del contrabando en Ciudad del Este son facilitadas por la legislación paraguaya, que permite el patentado en el Registro Nacional de Marcas internacionales de empresas que no están asentadas en el país.
La triple frontera, es hoy un espacio multiétnico en donde se ha conformado una idiosincrasia propia que alberga a diversas culturas. Al mismo tiempo y a velocidad que el turismo aumenta, el comercio de bienes (legal e ilegal) conforma un fenómeno único en la región.
(…)
Para la Dirección nacional de aduanas de la Argentina el contrabando y la mercadería falsificada en la Triple Frontera además de tener como resultado un considerable daño económico, produce activos que pueden servir para financiar actividades terroristas.
La importancia de estos delitos no estaría solo en los altos montos que hacen que se escape de las manos del fisco y de las empresas a las cuales se les falsifica la marca, sino en que los capitales ilegales pueden ser utilizados para servir de logística a otro tipo de delitos más peligrosos y complejos como el narcotráfico y las organizaciones criminales.
La hipótesis lanzada de que en la zona se encuentran células terroristas dormidas, así de origen islámico como vinculadas la guerrilla colombiana, se ha hecho notar por los medios desinformativos anglosajones con mayor fuerza desde los atentados del 11S.

Fuente de video:
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=xAV0adD7QJA


Hacia el bloque transregional de Latinoamérica y los países árabes
La sutil pero ascendente campaña de calificación y de siembra del rumor de que entre los chiís de la Triple frontera abundan las células dormidas y los terroristas potenciales listos para actuar en contra de occidente, precede a las ideas de Alfredo Jalife (07.12.11 La Jornada). Ideas que merecen ser analizadas en el marco de lo que ocurre en el Medio oriente y dentro de la necesidad de proteger al estado sionista incrustado en tierra palestina, que los analistas del Medio oriente han aportado teniendo a la vista el deterioro del prestigio militar de Estados Unidos al retirarse de Irán en un ambiente derrotista.
Dice Jalife que si los 22 países miembros de la Liga Árabe se encuentran en plena efervescencia revolucionaria –con una tendencia cada vez más diáfana hacia la «islamización» de sus sociedades que no han dejado de ser mahometanas, al contrario de la narrativa fantasiosa de la trivial propaganda occidentaloide que pretende imponer su insustentable modelo exógeno por la vía militar, cuando no por la vía subversiva–, la vibrante América latina vive el mejor posicionamiento geoeconómico de su historia, desde el milagroso auge de Argentina, pasando por el paradigmático lulismo en Brasil, hasta la revaluación de las divisas de Colombia y Perú frente al dólar gracias a la prosperidad de las materias primas, todo en contraste patético con la devaluación integral de México
Informa Jalife de que a principios de diciembre fue invitado como ponente al tercer Foro Internacional Árabe-Latinoamericano, en Cartagena (Colombia), bajo el liderazgo del presidente de República Dominicana, Lionel Fernández. La reunión, cuyo objetivo explícito es «construir una alianza para el desarrollo y la paz», se celebró bajo los auspicios de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode) y dos universidades de gran calibre de Colombia: El Rosario y la Pontificia Javeriana.
No pudo ser mejor seleccionada la sede de Cartagena –que en la lingüística semítico-fenicia significa La Nueva Ciudad/La Nueva Cartago (Qart Hadasht)– como puente semiótico cultural entre las dos regiones.
Dice Jalife literalmente: “Al unísono de la mayoría de los grandes estadistas que han florecido gratamente en LA a inicios del siglo XXI –con sus conocidas minúsculas excepciones y decepciones–, Lionel Fernández, desde la trinchera caribeña de República Dominicana, pese a su exigüidad territorial y poblacional, ha osado en forma antigravitatoria tomar el timón de un proyecto bidireccional de gran envergadura geoeconómica, geopolítica y cultural, por lo que Jalife lo ha bautizado como «el nuevo Colón del siglo XXI»: por descubrir desde la antigua Hispaniola, en forma inversa al descubridor genovés, la potencialidad bidireccional de la sinergia geoeconómica y civilizatoria entre las dos regiones donde las comunidades árabes de LA –que se calculan en más de 20 millones (cifra que dudo, cuando solamente en Brasil existen 12 millones de origen árabe)– están llamadas a desplegar toda su capacidad, aún en hibernación, como bisagra transregional frente a las insólitas oportunidades que presenta la incipiente multipolaridad”.
La propaganda israelí-anglosajona ha emplazado a ambas regiones en los avernos, con la estigmatización exorcista gracias al poder de sus multimedias oligopólicos que han catalogado al «árabe» como sinónimo de «terrorista» y degradado al «latinoamericano» a «narcotraficante». Justamente tales son los patrones de la estereotipia que propagan sus promotores para hacer avanzar su agenda «oculta» de control global.
¿Cómo combatir esa invasión mediática? Jalife propone que se haga mediante la simbiosis cultural («diálogo de civilizaciones» en lugar del huntingtoniano «choque de civilizaciones») y, en forma particular, con la creación de multimedia transregionales y bidireccionales, así como a través de puentes universitarios. Después de todo, los estudios de Adn de los españoles revelan un porcentaje genético de Medio oriente en el 100 por ciento de estos. Una cifra que es comprensible desde la etapa de expansión fenicia en el Mediterráneo cuando las naves comerciales conducidas por remeros hebreos llegaban a las costas de Hispania y de Argelia, de Marruelos y Túnez, hasta la ocupación egipcia del norte de África y su mezcla genética con la población bereber a la vez que la conquista islámica de quienes ocuparían ochocientos años a la Hispania donde convivían judíos, musulmanes y cristianos.
Las cifras que expone Jalife son elocuentes: los 33 países de América latina y los 22 de la Liga árabe suman 55 miembros: casi la tercera parte de los 193 países de la ONU. La suma transregional de sus poblaciones –600 millones de LA y los alrededor 400 millones de la Liga Árabe- constituye mil millones: la tercera población mundial detrás de China e India.
La suma geoeconómica de ambos, medido por el PIB (en poder adquisitivo de paridad de compra) con datos de 2010, alcanza asombrosamente más de 11 billones de dólares (trillones en anglosajón). América latina (6.4 billones de dólares) y la Liga árabe (4.76 billones de dólares) ocupan juntos el tercer lugar mundial, detrás de la Unión europea (15.2 billones de dólares) y Estados Unidos (14.53 billones) y un lugar antes que China (10.12 billones de dólares).
El PIB transregional representa 15 por ciento del total mundial, con la salvedad de que, según proyecciones de los próximos 10 años, tanto la UE, hoy alicaída, como Estados Unidos, en franca decadencia, proseguirán su declive, mientras las dos regiones de LA y la Liga Árabe tienden al alza, debido a la consolidación de las materias primas.
Ambas regiones, solas o sumadas, se encuentran en los primeros sitiales de extensión territorial: LA (21.06 millones de kilómetros cuadrados) y la Liga Árabe (13.3 millones de kilómetros cuadrados) cuando se comparan con los cinco primeros lugares mundiales: Rusia (17 millones de km2), Canadá (9.98 millones de km2), Estados Unidos (9.82 millones de km2), China (9.59 millones de km2) y la UE (4.32 km2). La suma territorial de ambas regiones alcanza 34 millones de km2.
Al llegar las naves del portugués Cristóbal Colón a las Indias, los descubridores se encontraron con el asiento de miríficas culturas y de grandiosas civilizaciones y teniéndolas como marco, los navegantes que llevaban en sus venas sangre de sumerios, fenicios, egipcios y hebreos se unieron con olmecas, aztecas, mayas, incas. La población resultante de la mezcla genética hace a sus descendientes más proclives a distanciarse hoy de la imperante barbarie nor-transatlántica de corte financierista.
Las regiones islámica exhiben, en opinión de Alfredo Jalife, perturbadoras vulnerabilidades en las geofinanzas, en las nuevas tecnologías (nanotecnología, biotecnología, robótica, genoma y células madre), y no se diga en las «añejas» (nuclear, satelital y cibernética), donde impera la mediocridad, con las justas excepciones de Brasil y Argentina; países que están encabezados por mujeres previsoras del progreso que se vislumbra para después de la crisis sistémica que estallará en 2012, y a la espera de que una tercera figura estelar mexicana gane la presidencia e incorpore a México a una triada de la prosperidad al lado de las dos potencias sudamericanas de origen sefardita y árabe que han confluido en un mestizaje exuberante con los indios y los pobladores españoles.
Una expansión de la arabidad es, pues, deseable e inevitable en la América ibérica llamada latina por los franceses. Hay que contribuir a ese esfuerzo a condición de no caer en las trampas publicitarias de quienes presentan como deseable la migración a la América latina de islamitas que formen parte de las redes de Al-qaeda tejidas por Arabia Saudí, o de las redes igualmente eficaces en el Medio Oriente de la Hermandad musulmana apoyada por Turquía. Dar la espalda a los proyectos sionistas de exclusivismo racial o religioso es rechazar la incorporación a la realidad latinoamericana de uno de los esquemas de decadencia crísica que definirá al año entrante.
Con las preferencias de la inteligencia israelí-anglosajona por este tipo de ramificaciones que aseguran con su actividad al estado sionista después de la retirada de Estados Unidos de Irak, se excluye de paso a los supuestos terroristas de un hizbollah que no está presente ni puede estarlo en el futuro.
Si las aspiraciones de los países latinoamericanos a identificarse con las fuentes de su propia sangre dando un vuelco a los confines del Islam son tan sólidas como quedó claro en Cartagena, deben ampliarse al rechazo al plan sionista de diferenciar para consumo latinoamericano a los islamitas buenos de los malos. Si lo permitimos sería una traición a nosotros mismos.

Fuente: RazonEs de Ser

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