UNA SOCIEDAD ACORRALADA POR SU DIRIGENCIA

El hombre del carro VI

   UNA SOCIEDAD ACORRALADA POR SU DIRIGENCIA    

                                                                                                             Por Eduardo Juan Salleras 28/04/2011

                                               Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente

Ya por estas fechas, las jornadas medianamente cálidas, por las noches se ponen frías. Y hace unos días atrás, todos temíamos por una posible helada.

   Encendimos entonces los primeros fuegos, todavía tibios, pero ya necesarios para cortar un ambiente fresco cuando se pone el sol en mi casa. Inclusive, debí abrigarme ese rato en el que gustamos algún chocolate y una copita de vino mistela - cuando hay - después de la cena, mientras compartimos una charla o algo en televisión.

   No sé porque tuve que salir antes de acostarme, al sereno,  al oscuro y al frescor.

   Fue ahí cuando volvió a mi pensamiento aquel viejo amigo, con el que habíamos compartido hacía unos pocos días atrás, un asado en una templada noche… pensé: y cuando empiece a bajar la temperatura considerablemente, como hará ese pobre hombre, cuyo techo es un carro y un enorme plástico que lo cubre.

   Recordé la última cena.

   Había quedado en la parrilla unos pocos cortes de carne ya casi sancochados, algunas brasas  incandescentes,  mantenían aun su calor alrededor.

   Seguíamos el diálogo…

-          ¿Y UD que opina de la dirigencia en general?

-          Alguno bueno debe haber - respondió entre dientes mientras con su lengua mojaba el papel de su cigarro casero y agregó – es mezquino el ciudadano y son mezquinos sus dirigentes. Piensan sólo en ellos, en llevar agua a su molino, a su aguada personal. A veces no es cuestión ni poder ni de dinero, sino antojos solamente.

-          ¿Cómo quién o qué?

-          Fíjese la mesa del campo. Hay una entidad hacia la izquierda y otra hacia la derecha. Hay dos más que no se corren demasiado del centro. Si el representante de la izquierda tuviera 5000 hectáreas de campo, estaría hacia la derecha, y si el que hoy está ahí, tuviera 50 hectáreas, zapatearía desde la izquierda y como el que más. ¿Me entiende ahora?  Entonces lo único que cambia no es la ideología, es la condición.

      Este hombre siempre me sorprende con razonamientos muy claros. De dónde habrá salido, me pregunté muchas veces. Alguno podrá decirme, no son para tanto sus dichos, sí, tal vez sí, pero hay que verlo, cómo vive, cómo come, cómo duerme…por dónde anda. Y desde la nada el señor comenta a modo de estar presente, estando tan lejos.

-          ¿Y los del centro de qué juegan?

-          Esos están allí porque no han sabido pendular. Son transparentes, nadie los ve. En nuestro bendito país, o quizá maldecido por alguien, no se puede estar al medio, y muchas veces el bamboleo es muy grande, porque aunque se quiera vivir a la derecha, hay que mostrarse en la izquierda, y viceversa, según lo indique el momento y la tendencia. Ya no es cuestión política, cuando la nombran es únicamente para aparentar, lo mismo cuando hablan de modelo, es pura “sanata”.  Hoy es sólo un asunto de estilo - estilo “M” o “K”  o la letra que sea – reaccionando a todo eso por instinto y no por razonamiento.

-          Así no se salva nadie…

-          Lo de los dirigentes rurales no es grave, es natural que así reaccionen a su posición. Lo que es inadmisible, diría escandaloso, cuando con un discurso progresista le roban al pueblo… pero le dan, dirán…  le van a dar siempre un mínimo porcentaje de lo que se quedan, para mantenerse ellos en el poder y mantener al proletario en continua situación de necesidad. Es el más nefasto de los comportamientos humanos y una verdadera cobardía social.

-          Habrá que esperar entonces a otra generación, a otra dirigencia…

-          … ¿Estudiando Ciencias Políticas…éstas políticas? ¿Materias como corrupción, lavado de dinero, manipuleo judicial, mercantilismo de las  conciencias? …

-          Espere un poco, cálmese, ¿Quién en verdad es UD?

-          Querido amigo, el que debe cambiar es el ciudadano, es al que hay que liberar, con educación, en particular cívica, e independencia económica y social. La dirigencia insiste en que el hombre sea un ser político, que se involucre, como una manera de hacer cómplice a la sociedad de su despilfarro moral.

-          En serio, ¿Quién es UD?

-          Me gustaría fumar un cigarrillo de los suyos, ¿no me convida?

   Y ambos encendimos uno, en medio del silencio de la noche que parecía eterna y sin embargo al mirar el reloj apenas marcaba las 22.50.

-          Somos como individuos buenas personas, y solamente nos hacemos mal a nosotros mismos, atentamos permanentemente contra nuestra propia existencia, como probando hasta cuánto puede soportar el país… en qué momento se quiebra...

              

    -     ¿Y si así pasa?

    -     No importa, le echaremos la culpa al  FMI, al  Banco Mundial o al imperialismo yanqui.  Dirán

          que el mundo parece estar contra nosotros. Sobre mentiras volverán a engañar a la gente y

           lograr así seguir con la farsa.

   No quise volver a preguntarle lo mismo: ¿quién es él? ¿Por qué tiene todo tan claro? Temí que lo tomara mal. Ambos disfrutamos los cigarrillos después de aquel especial asado con profundo sabor a madera. Se escuchaba alguna lechuza por ahí, pero los dos quedamos mudos, entre pensamientos y preocupación por el contenido del diálogo. Hasta que…

  -   Dígame - y me preguntó - ¿UD cree que nuestra sociedad, nuestro pueblo, es consciente de     

          todo esto? Y si lo es, ¿anhela salir de esta situación?

    Un gesto mío de duda y uno de él como diciéndome: “entonces qué podemos hacer”, nos llevó inmediatamente a la reflexión, mientras la noche hacía sonar tenuemente sus sonidos.