Antes de la votación, considero un deber hacer recordar a los países libres, cuál fue el motivo que llevó a la Autoridad Palestina para alejarse de las tratativas con Israel, las que, en común acuerdo mediante inteligentes renunciamientos por ambas partes, podrían llevar al mismo fin en forma pacífica. El pretexto que presentó al mundo fue la negativa israelí de postergar los planes de construcción en los territorios cuya propiedad no estaba definida.
Nadie niega que dichas construcciones constituyen un factor negativo en el proceso de paz, pero es inadmisible que sirvan como pretexto para no reiniciarlo. Mahmud Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina, con seguridad recuerda que en muchas ocasiones Israel desmanteló no sólo viviendas, sino también exitosas industrias para lograr la paz que tanto anhela, y que nunca dijo que no haría lo mismo en caso de un acuerdo de paz, como lo aseguraron varios primeros ministros israelíes, inclusive el actual, cuando dijeron a su pueblo que deben estar preparados para "dolorosas concesiones".
Un "sí" significaría, indiscutiblemente, el recrudecimiento inmediato de la violencia, con justificadas posibilidades de guerra entre ambos países. El nuevo país exigiría la remoción de toda presencia israelí en sus territorios. Israel, por su parte, exigiría los territorios que considera necesarios para garantizar su defensa.
Pero no sólo eso sucederá. Si está bien claro que el motivo presentado por los palestinos para abandonar las conversaciones de paz no tiene validez, es natural pensar que la creación del Estado Palestino no es su único fin. Los pueblos libres del mundo deben ver que la moción a presentar en la Naciones Unidas, responde también a otra intención no declarada, y es la de abrir otro frente que colaborará con Hamas en el sur, con el que acaba de reconciliarse, con Hisballah en el norte y con el resto del islamismo mundial, en su guerra santa por "recuperar" las tierras que Israel ocupa.
Es decir, votar por un "sí" es colaborar con el Islam para borrar del mapa a Israel, deseo muchas veces por los árabes proclamado. Un "no" es invitar a los palestinos a volver a la mesa de negociaciones.
Creo que está demás aconsejar a los pueblos libres del mundo, cómo deben votar en las Naciones Unidas el próximo 20 de septiembre.
Samuel Auerbach.
Natanya, Israel.
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