Servicio de búsqueda personalizada

Búsqueda personalizada

¿Te ayudamos a buscar información?

Google
 

El mundo está indignado - Paraguay debería indignarse también

Una crisis profunda y tan dura como la que azota a Europa y a España por el paro –más de cuatro millones de españoles sin trabajo– puede encontrar salida en la derechización, en la xenofobia (con argumentos como “los emigrantes nos quitan el trabajo”, en el fascismo, en la búsqueda de un salvapatrias…) Así triunfaron el nacionalsocialismo y el fascismo en el siglo XX.

Contra estos negros augurios se ha levantado la voz de la calle y de las plazas anunciando algo nuevo que va más en serio que aquel “Mayo francés” de 1968 con el espíritu que anunciaba Gabriel Celaya en su famoso poema: “¡A la calle! que ya es hora / de pasearnos a cuerpo / y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo”. Los indignados se han lanzado a la calle con decisión, con la ética de “el pueblo unido jamás será vencido”. Desencantados del pasado, se mueven hacia horizontes utópicos con pancartas que dicen, contra los políticos que equivocaron o no siguieron los buenos caminos de la democracia: “Nuestros sueños no caben en vuestras urnas”, “Que no acabe el sueño”, “Si no nos dejáis soñar no os dejaremos dormir”, “Nuestros sueños son vuestras pesadillas”.

Utopía de los indignados, sí. Pero con los pies en el suelo y diciendo verdades como puños y con acciones que parecen provocadoras pero que son las que exige una realidad tan dura en la que se está desmoronando la sociedad del bienestar: ocupación de hoteles abandonados para alojar a los que no tienen hogar, impedimento de desahucios dictados por los jueces a favor de los bancos…

¿En qué quedará este movimiento? Al principio parecía muy efímero, pero su extensión por el mundo parece que se extenderá en el tiempo. Por de pronto ha logrado una fuerte agitación de conciencias. Los políticos, los banqueros, los expertos en finanzas no dejan de estar atentos a estos foros del pueblo presentes de continuo en las plazas, en las calles, en las redes sociales.

También los paraguayos deberíamos indignarnos.

Viendo hace poco tiempo “Bien temprano”, un programa de televisión, observé con los ojos muy abiertos a los pasajeros viajando en las estriberas de los ómnibus. ¡Caramba! Infernal hipertensión debe de costar a los choferes frenar y acelerar para llegar a destino, evitando colisionar con un auto o alguna moto en la llamada hora pico. ¿Dónde están metidas las autoridades? ¿Se toma conciencia real de cuánto afecta a la salud mental tener que enfrentar, día tras día, un tránsito paranoico?

Y los políticos, que cínicamente prometen lo que nunca van a cumplir, y a costillas de nuestro sacrificio se alzan con grandes ganancias económicas, mientras nosotros estamos dale que dale, sudorosos, apremiados por los impuestos, tratando de sobrevivir... ¿Cómo no ponerse rojo contra ellos?

Con el sueldo (léase robo) de muchos gobernantes habría capital económico suficiente para mejorar las condiciones de vida en el neurosiquiátrico, por ejemplo. Y no existiría demasiada mendicidad en las calles. Si veo un niño de narices sucias pidiendo monedas en la vía pública, pienso que detrás de su miserable y expuesta historia de vida hay cientos de políticos indiferentes a una realidad social que a todos nos lastima. Y la gente, metida en el crucigrama de una sociedad temerosa, temblorosa, incapaz todavía de rebelarse contra las arbitrariedades. Nos pasa y nos pasará lo que tenga que pasarnos, lastimosamente, porque somos sumisos de “pura cepa”.

delfina@abc.com.py
Delfina Acosta
24 de Octubre de 2011

No hay comentarios:

Archivo del blog

¿Cómo puedes vender y cobrar por Internet?

Dineromail, para enviar y recibir dinero via e-mail

Te esperamos!!!!

María Eva Duarte de Perón

María Eva Duarte de Perón

¿te sumas?

El Gral. Perón rodeado de artistas

El Gral. Perón rodeado de artistas
¿Te animás a reconocerlos?

Bush el 11 de septiembre

Bush el 11 de septiembre
The States are under attack

Teatro Argentino

Teatro Argentino
¿Conoce La Plata? Clic en la foto.

Juan Domingo Perón

Juan Domingo Perón