Autor: Samuel Auerbach, Natania (Israel)
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Mahmud Abás ya no es el hombre de la Autoridad Palestina que representaba a los palestinos moderados y soñaba con una patria libre con gobernantes en procura de paz y bienestar para su pueblo como primordial motivación. Ya no es el Mahmud Abás que después de ser arrojado de Gaza por el grupo terrorista Hamás, buscó refugio en la opinión del mundo democrático con intención de volcarse a él. Ya no es el jefe de la Autoridad Palestina que buscó la mano de Israel para estrecharla en señal de amistad y verlo como futuro buen vecino.
El representante de los palestinos moderados se enemistó con su “partenaire”, pero sin abandonar el sueño de la patria propia. El 20 de septiembre próximo presentará en la ONU una moción para que se apruebe la creación del Estado palestino soberano en forma unilateral en los territorios de Cisjordania dentro de las fronteras del año 1967. ¿Qué es lo que le hizo abandonar completa y definitivamente las conversaciones directas con Israel? El pretexto que lanzó a los cielos para que el mundo lo vea bien, fueron las construcciones que Israel no detiene en los territorios en litigio.
Si bien esas construcciones son perjudiciales al proceso de paz, no pueden ser aceptadas como pretexto para no reiniciarlas. La historia reciente demuestra que en varias ocasiones Israel desmanteló no sólo viviendas, sino también industrias en pleno apogeo para lograr la paz que tanto anhela, sin que jamás asegurara que no haría lo mismo en caso de un acuerdo de paz con la Autoridad Palestina. Más aún; varios primeros ministros israelíes, inclusive el actual, prepararon a su pueblo para “dolorosas concesiones”.¿Cuál es entonces la real causa que provocó a Abás el acercarse nuevamente a sus acérrimos enemigos y alejarse de la mano amistosa que Israel le tendía? ¿Qué es lo que le hizo cambiar de idea? Una hipótesis que responde muy bien a estos interrogantes, es que nunca cambió de idea.
Siempre tuvo el mismo ideal que brilló en la mente de su antecesor Arafat, quien lucía un brazalete con el mapa del país palestino ocupando toda la extensión del territorio de Israel pero, a diferencia de él, en vez de tener que decir “No” al final de las conversaciones, prefirió dar un giro y probar algo que creyó más efectivo.
Tal es su actual intento de lograr el apoyo internacional a la proclamación unilateral del Estado palestino, como paso previo a la ocupación completa del único país que los judíos tienen. Otra hipótesis no se me ocurre.
Enviado por Raúl Reuben Vaich
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