En ese entonces, el país se paralizó a las 21:36 horas cuando la cadena nacional de radiodifusión anunció su muerte.
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La voz oficial anunció por la radio que a las 20.25 hs. del 26 de julio de 1952, Eva Perón pasó a la inmortalidad y agrega Félix Luna (1985) describe a los días que siguieron " como si una gran tiniebla descendiera en todos lados". Llovizna incesante sobre calles vacías, vidrieras a oscuras, los faroles de las calles cubiertos con crespones negros, no funcionaban los transportes. Se decretó duelo nacional por un mes y la obligación de mostrar señales de duelo. Cerraron los cines, los teatros y todos los espectáculos, las radios transmitían exclusivamente música fúnebre y los diarios orlaban su primera página con franjas negras. .
Fue velada durante 12 días bajo la Cúpula de la Secretaría de Trabajo. La acostaron en un féretro con tapa de vidrio y la cubrieron con un sudario blanco y una bandera argentina. Afuera la lluvia no se detenía y aquellos que querían despedirse esperaban diez horas, helados, empapados y hambrientos haciendo una larga cola que atravesaba cuadras y cuadras del centro de Buenos Aires. Medio millón de personas besó la tapa de cristal. Hubo escenas de dolor frente al ataúd, gente arrancada por la fuerza, gente atendida por las enfermeras de la Fundación.
El 9 de agosto colocaron el féretro sobre una cureña tirada por 35 representantes sindicales en mangas de camisa, la transportaron primero al Congreso, donde fue exhibida durante dos días y luego a la CGT que sería su morada provisoria mientras se construyera el monumento. Durante el trayecto una nube de flores eran arrojadas desde balcones: un millón y medio de rosas amarillas, alhelíes de los Andes, claveles blancos, orquídeas del Amazonas y crisantemos enviados por el emperador de Japón en aviones de guerra (Martínez 1996).
La voz oficial anunció por la radio que a las 20.25 hs. del 26 de julio de 1952, Eva Perón pasó a la inmortalidad y agrega Félix Luna (1985) describe a los días que siguieron " como si una gran tiniebla descendiera en todos lados". Llovizna incesante sobre calles vacías, vidrieras a oscuras, los faroles de las calles cubiertos con crespones negros, no funcionaban los transportes. Se decretó duelo nacional por un mes y la obligación de mostrar señales de duelo. Cerraron los cines, los teatros y todos los espectáculos, las radios transmitían exclusivamente música fúnebre y los diarios orlaban su primera página con franjas negras. .
Fue velada durante 12 días bajo la Cúpula de la Secretaría de Trabajo. La acostaron en un féretro con tapa de vidrio y la cubrieron con un sudario blanco y una bandera argentina. Afuera la lluvia no se detenía y aquellos que querían despedirse esperaban diez horas, helados, empapados y hambrientos haciendo una larga cola que atravesaba cuadras y cuadras del centro de Buenos Aires. Medio millón de personas besó la tapa de cristal. Hubo escenas de dolor frente al ataúd, gente arrancada por la fuerza, gente atendida por las enfermeras de la Fundación.
El 9 de agosto colocaron el féretro sobre una cureña tirada por 35 representantes sindicales en mangas de camisa, la transportaron primero al Congreso, donde fue exhibida durante dos días y luego a la CGT que sería su morada provisoria mientras se construyera el monumento. Durante el trayecto una nube de flores eran arrojadas desde balcones: un millón y medio de rosas amarillas, alhelíes de los Andes, claveles blancos, orquídeas del Amazonas y crisantemos enviados por el emperador de Japón en aviones de guerra (Martínez 1996).
El embalsamador
Pedro Ara, un anatomista español famoso por haber conservado las manos de Manuel de Falla como si aún estuviera tocando, fue convocado por Perón unas semanas antes de la muerte de Eva a fin de encargarle el trabajo de conservar el cuerpo. Ara observó a Eva en agonía. Su tarea comenzó unos 20 minutos después de la muerte y duró unos tres años. Dispuso de un laboratorio aislado en el segundo Piso de la Confederación General del Trabajo. Su labor fue calificada como una verdadera obra maestra ya que logró conservar todas sus vísceras. Luego que la revolución libertadora tomara el poder, temiendo que el cuerpo de Eva fuera profanado, Ara realizó tres perfectas copias de cera y vinil casi imposibles de distinguir del original..
Pedro Ara, un anatomista español famoso por haber conservado las manos de Manuel de Falla como si aún estuviera tocando, fue convocado por Perón unas semanas antes de la muerte de Eva a fin de encargarle el trabajo de conservar el cuerpo. Ara observó a Eva en agonía. Su tarea comenzó unos 20 minutos después de la muerte y duró unos tres años. Dispuso de un laboratorio aislado en el segundo Piso de la Confederación General del Trabajo. Su labor fue calificada como una verdadera obra maestra ya que logró conservar todas sus vísceras. Luego que la revolución libertadora tomara el poder, temiendo que el cuerpo de Eva fuera profanado, Ara realizó tres perfectas copias de cera y vinil casi imposibles de distinguir del original..
El cuerpo nómade
Tomás Eloy Martínez en su novela Santa Evita (1996) cuenta con detalles el peregrinaje a que fue sometido el cuerpo momificado de Eva Perón. Para muchos era evidente el poder que tenía el alma de Eva ya que todos los que la manipularon terminaron mal: el capitán Galarza quedó desfigurado cuando con el coche que transportaba a Eva volcó. Murieron dos soldados y él sufrió un corte en la cara de 33 puntos (uno por cada año de Eva). Arancibia terminó en la prisión de Magdalena por haber matado a su mujer embarazada al confundirla con un ladrón cuando escondía a Eva en un altillo del barrio de Saavedra. El coronel Moori Koenig que amaba e injuriaba el cuerpo fue primero confinado en el Golfo San Jorge, luego fue internado varias veces con delirums tremens y por coma alcohólico.Mientras el cuerpo de Eva deambuló por las calles de Buenos Aires, donde quiera que estaba aparecían flores y velas.
Finalmente, la revolución libertadora decide darle un entierro cristiano y es enviada en el barco Conte Biancamano con el nombre de María Maggi de Magistris y enterada en el cementerio de Milán. En 1971 el cuerpo fue entregado a Perón en Puerta de Hierro (Madrid) -el coronel encargado de esa tarea afirma que hicieron tiempo para no llegar justo a las 20:25. Tres años después Isabel Perón (presidente de la nación Argentina) trae de regreso los restos a Buenos Aires y son ubicados en la capilla de la quinta presidencial de Olivos, junto a Juan Perón. Con el golpe de estado de 1976, Eva es trasladada a una bóveda en el cementerio de Recoleta donde se está su hermano Juan.
Santa Evita
Las circunstancias de la muerte de Eva Perón se asemejan a las de las mujeres que fueron popularmente canonizadas: murió joven y tras una larga y dolorosa agonía. Para sus detractores era un "castigo divino"; para sus seguidores una mártir y "una santa por eso voló hacia Dios" (Dujovne Ortiz 1996). Sus acciones, por otra parte, fueron comparadas con las actitudes de Robin Hood: Evita le sacaba a la oligarquía para darle a los desposeídos.
Para las clases sociales menos favorecidas, ella encanaba la reivindicación, la lucha contra las injusticias, así como sus sueños y fantasías. Tomas Eloy Martínez afirma que "su muerte fue una tragedia colectiva. Sin la Dama de la Esperanza no podía haber esperanza. Sin la Jefa Espiritual de la Nación, la nación se acababa" (1996:185).
Existió por una parte una canonización oficial: la foto de Eva estaba en los altares y en los discursos de los diputados se deslizaban frases como "Evita fue la santa hecha mujer", "la esencia semidivina de Evita y su obra" (de la Luz Agüero), "Evita es blanca como los corderitos y rubia como las mieses doradas del estío" (Astorgano) e incluso se llegó a decir "inclinemos reverente la cerviz ante el nombre sagrado de Eva Perón" (Ortiz de Sosa Vivas)
Los alumnos del primer grado de escuela primaria aprendían a leer con frases como "Evita me mima" o con "Tengo, tengo, tengo/ tú no tienes nada/ yo la tengo a Evita/ Santa y Adorada".
Pero más allá de la propaganda oficial, más allá de los sindicatos que pedían al Vaticano la canonización de Eva, existía un genuino dolor popular. Los hogares peronistas tenían sus propios altares donde las fotos de Evita eran iluminadas con velas -cada noche a las 20:25 hs.- y estaban permanentemente adornadas con flores. Treinta y cinco años después, pese a las persecuciones y prohibiciones, fuimos testigos que estos altares aún se mantenían en ranchos ubicados en las sierras de Tucumán y Catamarca. La foto de Eva, con sus mejores vestidos de las galas patrióticas, seguía siendo considerada "El Hada Rubia" y homenajeada con florcitas -a veces hechas en papel- y velas.
En la memoria de los seguidores, sobretodo de los lugares marginales y lejanos del país, queda el hecho que "Evita fue la única que hizo algo por nosotros". Los recuerdos hacen referencias a medicamentos, muebles, juguetes, bicicletas, dentaduras postizas, anteojos, máquinas de coser, sillas de ruedas para los afectados de la polio. También para mucha gente representó la posibilidad de acceder por primera vez a zapatos, a una cama, a atención médica o a la ilusión de conocer el mar o la montaña.
La intervención y posterior disolución de la Sociedad de Beneficencia fue analizada como una venganza de Eva a raíz de la renuencia de las damas patricias a nombrarla como presidente de la sociedad tal como era la tradición. Sin embargo, la eliminación de esa institución le permitió a Perón centralizar las distintas políticas sociales y a Evita cambiar la visión de la beneficencia. El lenguaje ya no será de caridad y de paternalismo sino de justicia social. "Cuando los ricos piensan en los pobres, piensan en pobre". Quiere borrar la imagen de los huérfanos con cabezas rapadas y guardapolvos grises pidiendo limosna con alcancías en las esquinas, quiere hacer desaparecer la palabra "no reconocida" de los documentos de identidad, quiere que las madres solteras tengan un hogar donde sentirse protegidas.
Para todos aquellos que siente que Evita les otorgó dignidad no hay dudas de su santidad. Un ejemplo de esto fue la entrega de las primeras mil jubilaciones realizadas en julio de 1950 nada menos que en el Teatro Colón.
Por otra parte, la presencia de Eva creaba un aura a su alrededor. Ella no tenía problemas en confundirse con la gente y para muchos tocar a Evita era tocar el cielo. No dudaba en acercarse y besar a los leprosos, a los tuberculosos, a los cancerosos (en aquel entonces pensaban que era una enfermedad contagiosa) ni a los pobres vestidos con harapos hasta llenarse de piojos. Dujovne Ortiz (1996) rescata el siguiente relato " Cierta vez, Irma Cabrera había tratado de limpiar con alcohol la mejilla de Evita, que acababa de besar a un hombre cubierto de pústulas. Pero la "santa", como la llamaban cada vez con más convicción, le había arrancado la botella de las manos y la había estrellado contra el piso".
Cincuenta años después de su muerte, las pasiones se van esfumando. Y si bien el fin del mileño encuentra a la imagen y/o imágenes de Eva transformada en protagonista de películas y musicales, también marca la presencia de numerosas investigaciones serias donde se analiza la historia de Eva Perón con relatos que ya no surgen del odio ni del amor que con igual intensidad supo despertar. Hoy Evita ya dejó las estampas.
Tomás Eloy Martínez en su novela Santa Evita (1996) cuenta con detalles el peregrinaje a que fue sometido el cuerpo momificado de Eva Perón. Para muchos era evidente el poder que tenía el alma de Eva ya que todos los que la manipularon terminaron mal: el capitán Galarza quedó desfigurado cuando con el coche que transportaba a Eva volcó. Murieron dos soldados y él sufrió un corte en la cara de 33 puntos (uno por cada año de Eva). Arancibia terminó en la prisión de Magdalena por haber matado a su mujer embarazada al confundirla con un ladrón cuando escondía a Eva en un altillo del barrio de Saavedra. El coronel Moori Koenig que amaba e injuriaba el cuerpo fue primero confinado en el Golfo San Jorge, luego fue internado varias veces con delirums tremens y por coma alcohólico.Mientras el cuerpo de Eva deambuló por las calles de Buenos Aires, donde quiera que estaba aparecían flores y velas.
Finalmente, la revolución libertadora decide darle un entierro cristiano y es enviada en el barco Conte Biancamano con el nombre de María Maggi de Magistris y enterada en el cementerio de Milán. En 1971 el cuerpo fue entregado a Perón en Puerta de Hierro (Madrid) -el coronel encargado de esa tarea afirma que hicieron tiempo para no llegar justo a las 20:25. Tres años después Isabel Perón (presidente de la nación Argentina) trae de regreso los restos a Buenos Aires y son ubicados en la capilla de la quinta presidencial de Olivos, junto a Juan Perón. Con el golpe de estado de 1976, Eva es trasladada a una bóveda en el cementerio de Recoleta donde se está su hermano Juan.
Santa Evita
Las circunstancias de la muerte de Eva Perón se asemejan a las de las mujeres que fueron popularmente canonizadas: murió joven y tras una larga y dolorosa agonía. Para sus detractores era un "castigo divino"; para sus seguidores una mártir y "una santa por eso voló hacia Dios" (Dujovne Ortiz 1996). Sus acciones, por otra parte, fueron comparadas con las actitudes de Robin Hood: Evita le sacaba a la oligarquía para darle a los desposeídos.
Para las clases sociales menos favorecidas, ella encanaba la reivindicación, la lucha contra las injusticias, así como sus sueños y fantasías. Tomas Eloy Martínez afirma que "su muerte fue una tragedia colectiva. Sin la Dama de la Esperanza no podía haber esperanza. Sin la Jefa Espiritual de la Nación, la nación se acababa" (1996:185).
Existió por una parte una canonización oficial: la foto de Eva estaba en los altares y en los discursos de los diputados se deslizaban frases como "Evita fue la santa hecha mujer", "la esencia semidivina de Evita y su obra" (de la Luz Agüero), "Evita es blanca como los corderitos y rubia como las mieses doradas del estío" (Astorgano) e incluso se llegó a decir "inclinemos reverente la cerviz ante el nombre sagrado de Eva Perón" (Ortiz de Sosa Vivas)
Los alumnos del primer grado de escuela primaria aprendían a leer con frases como "Evita me mima" o con "Tengo, tengo, tengo/ tú no tienes nada/ yo la tengo a Evita/ Santa y Adorada".
Pero más allá de la propaganda oficial, más allá de los sindicatos que pedían al Vaticano la canonización de Eva, existía un genuino dolor popular. Los hogares peronistas tenían sus propios altares donde las fotos de Evita eran iluminadas con velas -cada noche a las 20:25 hs.- y estaban permanentemente adornadas con flores. Treinta y cinco años después, pese a las persecuciones y prohibiciones, fuimos testigos que estos altares aún se mantenían en ranchos ubicados en las sierras de Tucumán y Catamarca. La foto de Eva, con sus mejores vestidos de las galas patrióticas, seguía siendo considerada "El Hada Rubia" y homenajeada con florcitas -a veces hechas en papel- y velas.
En la memoria de los seguidores, sobretodo de los lugares marginales y lejanos del país, queda el hecho que "Evita fue la única que hizo algo por nosotros". Los recuerdos hacen referencias a medicamentos, muebles, juguetes, bicicletas, dentaduras postizas, anteojos, máquinas de coser, sillas de ruedas para los afectados de la polio. También para mucha gente representó la posibilidad de acceder por primera vez a zapatos, a una cama, a atención médica o a la ilusión de conocer el mar o la montaña.
La intervención y posterior disolución de la Sociedad de Beneficencia fue analizada como una venganza de Eva a raíz de la renuencia de las damas patricias a nombrarla como presidente de la sociedad tal como era la tradición. Sin embargo, la eliminación de esa institución le permitió a Perón centralizar las distintas políticas sociales y a Evita cambiar la visión de la beneficencia. El lenguaje ya no será de caridad y de paternalismo sino de justicia social. "Cuando los ricos piensan en los pobres, piensan en pobre". Quiere borrar la imagen de los huérfanos con cabezas rapadas y guardapolvos grises pidiendo limosna con alcancías en las esquinas, quiere hacer desaparecer la palabra "no reconocida" de los documentos de identidad, quiere que las madres solteras tengan un hogar donde sentirse protegidas.
Para todos aquellos que siente que Evita les otorgó dignidad no hay dudas de su santidad. Un ejemplo de esto fue la entrega de las primeras mil jubilaciones realizadas en julio de 1950 nada menos que en el Teatro Colón.
Por otra parte, la presencia de Eva creaba un aura a su alrededor. Ella no tenía problemas en confundirse con la gente y para muchos tocar a Evita era tocar el cielo. No dudaba en acercarse y besar a los leprosos, a los tuberculosos, a los cancerosos (en aquel entonces pensaban que era una enfermedad contagiosa) ni a los pobres vestidos con harapos hasta llenarse de piojos. Dujovne Ortiz (1996) rescata el siguiente relato " Cierta vez, Irma Cabrera había tratado de limpiar con alcohol la mejilla de Evita, que acababa de besar a un hombre cubierto de pústulas. Pero la "santa", como la llamaban cada vez con más convicción, le había arrancado la botella de las manos y la había estrellado contra el piso".
Cincuenta años después de su muerte, las pasiones se van esfumando. Y si bien el fin del mileño encuentra a la imagen y/o imágenes de Eva transformada en protagonista de películas y musicales, también marca la presencia de numerosas investigaciones serias donde se analiza la historia de Eva Perón con relatos que ya no surgen del odio ni del amor que con igual intensidad supo despertar. Hoy Evita ya dejó las estampas.
Fuente:
Diccionario de Mitos y Leyendas - Equipo NAyA
http://www.cuco.com.ar/
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