UNA REPÚBLICA BAJO CONSUMO Por Eduardo Juan Salleras
22/05/2011
Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente
Ahora sí que la tengo clara.
No entendía bien cuando me hablaban del proyecto.
Ahora sí que la tengo clara.
No entendía bien cuando me hablaban del proyecto.
Días pasados fui a comprar lamparitas de luz, bombitas, focos, como los quieran llamar, en función del lugar al que pertenezcan. Aquellas tradicionales, con el filamento al medio, que ahora las llaman incandescentes… Vaya a saber no.
El vendedor me dijo que las lleve todas porque no va a haber más. A partir del 1° de junio solamente se venderán las de bajo consumo.
Sí, esas que gastan poco e iluminan menos.
Yo las uso en el campo afuera, a la intemperie, con células fotoeléctricas, que las encienden de noche y las apagan de día.
Su luz es horrible y peor es dentro de una casa.
En el parque pongo una en un lugar y a 30 o 40 metros, pongo otra, pero en el medio no hay nada. Entonces, yo sé, que de una luz a la otra puedo ir al oscuro, caminando sin tener que tragarme algo y gasto poco. ¡Qué bueno! ¿No?
Me va a costar mucho adaptarme a su tono en los veladores, en el baño, en el estar...ni hablar en mi escritorio, donde por las madrugas me inspiro para escribir… ¿podré?
Hay luz cálida, sí, pero se ve mucho menos, o mejor dicho: no se ve un “catzo”.
Recuerdo, por aquel tiempo, en que el marido de la señora asumía como presidente de la nación, le preguntaron a ella cómo se sentía de primera dama. Contestó que ella se apreciaba primera ciudadana – ahora también – el esposo sería entonces, además de máximo mandatario, primer ciudadano. ¿Quiénes estarían en los puestos tercero, cuarto,… veinteavo y demás?
¿Qué lugar de civilidad le correspondería a los legisladores o a mí? Porque esta medida ¿no debe ser para todos igual? Seguro que no. Me imagino las arañas del congreso o de la casa de gobierno con luces bajo consumo…espantoso, sería mejor descolgarlas, y tal vez venderlas a otro país con otras aspiraciones de luminosidad, como puede ser Uruguay, Chile, Paraguay, no sé.
¿Los hoteles van a alumbrase con estas lamparitas? ¿El hotel de la señora que tiene en el sur va a usar estos focos tan poco chic?
Los boliches con bombitas económicas van a ser tétricos… y las kermeses, y los circos, y el fútbol para todos se jugará sólo de día…la televisión… ¡BAILANDO EN LA PENUMBRA!
Porque si hablamos de equidad, de igualitario, será igual para todos, ¿no?
Pero de todas formas está bien, porque hoy somos una sociedad de pocas luces. Nuestras mentes generan poca inteligencia, poca energía, entonces debemos consumir menos. Por ello la educación es de mínima calidad; no debe llamarnos la atención que se tome un colegio por tres meses con el aval de los padres y de las autoridades políticas. Ahí se está aplicando urgente las lámparas bajo consumo.
En la quinta presidencial, ¿todo será iluminado con bombitas de luz barata?
¿Es el país incapaz de generar más energía?
A ver, que tenemos disponible, en un ejercicio en procura de colaborar con las autoridades, pobres, con mentalidad bajo consumo, que no encuentran una solución al crecimiento económico y social que está llevando a cabo una nación emergente.
Bueno, lo primero que deberíamos mirar es cómo están nuestras viejas plantas hidroeléctricas, si les falta mantenimiento, si están en condiciones estructurales para trabajar a su máxima potencia. Tal vez haya que repararlas, ampliarlas o modernizarlas. En una de esas descubrimos que están hechas pedazos, o sin exagerar, están muy lejos de generar la energía suficiente, ni siquiera para alimentar una lamparita de luz de 60 watts incandescente.
Ríos hay, montañas nevadas sobran, caudal de agua interior no sería un problema. Energía atómica hay… ¿para qué? Si no podemos encender siquiera focos de luz que no sean bajo consumo.
En nuestro sur, el viento reina sobre la geografía. Hay un invento nuevo llamado energía eólica, producida por el viento, que lo están usando en países que no tienen la más mínima posibilidad de lograrla de otra forma. Y lo curioso es que, con tan pocos recursos, pueden sin embargo, encender lámparas de las comunes.
También se está desarrollando la tecnología para aprovechar las mareas, estas suben y bajan durante un día, todos los días; ese movimiento de agua es capaz de producir la fuerza necesaria para darnos electricidad.
Y así muchas cosas más, porque nuestro clima y geografía es una bendición del cielo, y en vez de estar quemando combustible apestoso, importado de una de las cuencas petroleras más sucias y contaminantes del mundo en función de generar, o prohibir el uso de bombitas que dan una linda luz, la que cada uno quiera, porque estamos hablando de los foquitos que enroscamos en nuestros veladores, para importar, como hicimos hace un tiempo atrás, lámparas bajo consumo chinas de Cuba ¿?... Tal vez, haciendo algo, podemos tener más corriente disponible.
¿Hay más de un millón de personas colgadas que no pagan luz? ¿Hay importantes industrias que no pagan, tampoco gas? ¿Están subsidiadas ambas a cifras irrisorias en los centros urbanos? ¿Y por culpa de esta discriminación social yo que pago más $ 2.000.- por mes, y vivo en medio del campo, no puedo comprar la lamparita que me gusta y necesito?
¿Qué hacemos con las que se queman? Porque parece ser que esos tubitos blancos no son del todo sanos como para tirarlos y romperlos en cualquier lugar.
Se dice, yo lo he comprobado, que tienen una durabilidad mínima si se utiliza en un ambiente donde deba prenderse y apagarse continuamente.
Que haremos los románticos… ¿será igualitario su uso? ¡Hummm!
Todo por culpa del crecimiento del país y del aumento demográfico. Las Industrias demandan más energía – por favor no crezcamos más – y ahora hay más pobladores, lo que sería importante entonces, cerrar la fronteras. Porque si fuéramos 100 millones de habitantes, y nos sobraría país, deberíamos prohibir el uso de bombitas bajo consumo y empezar, otra vez, como en la colonia, a derretir cebo para aquellas viejas lámparas.
Hemos decidido ser un país de pocas luces, hace un tiempo ya, con la confirmación contemporánea de profundizar éste modelo.
El vendedor me dijo que las lleve todas porque no va a haber más. A partir del 1° de junio solamente se venderán las de bajo consumo.
Sí, esas que gastan poco e iluminan menos.
Yo las uso en el campo afuera, a la intemperie, con células fotoeléctricas, que las encienden de noche y las apagan de día.
Su luz es horrible y peor es dentro de una casa.
En el parque pongo una en un lugar y a 30 o 40 metros, pongo otra, pero en el medio no hay nada. Entonces, yo sé, que de una luz a la otra puedo ir al oscuro, caminando sin tener que tragarme algo y gasto poco. ¡Qué bueno! ¿No?
Me va a costar mucho adaptarme a su tono en los veladores, en el baño, en el estar...ni hablar en mi escritorio, donde por las madrugas me inspiro para escribir… ¿podré?
Hay luz cálida, sí, pero se ve mucho menos, o mejor dicho: no se ve un “catzo”.
Recuerdo, por aquel tiempo, en que el marido de la señora asumía como presidente de la nación, le preguntaron a ella cómo se sentía de primera dama. Contestó que ella se apreciaba primera ciudadana – ahora también – el esposo sería entonces, además de máximo mandatario, primer ciudadano. ¿Quiénes estarían en los puestos tercero, cuarto,… veinteavo y demás?
¿Qué lugar de civilidad le correspondería a los legisladores o a mí? Porque esta medida ¿no debe ser para todos igual? Seguro que no. Me imagino las arañas del congreso o de la casa de gobierno con luces bajo consumo…espantoso, sería mejor descolgarlas, y tal vez venderlas a otro país con otras aspiraciones de luminosidad, como puede ser Uruguay, Chile, Paraguay, no sé.
¿Los hoteles van a alumbrase con estas lamparitas? ¿El hotel de la señora que tiene en el sur va a usar estos focos tan poco chic?
Los boliches con bombitas económicas van a ser tétricos… y las kermeses, y los circos, y el fútbol para todos se jugará sólo de día…la televisión… ¡BAILANDO EN LA PENUMBRA!
Porque si hablamos de equidad, de igualitario, será igual para todos, ¿no?
Pero de todas formas está bien, porque hoy somos una sociedad de pocas luces. Nuestras mentes generan poca inteligencia, poca energía, entonces debemos consumir menos. Por ello la educación es de mínima calidad; no debe llamarnos la atención que se tome un colegio por tres meses con el aval de los padres y de las autoridades políticas. Ahí se está aplicando urgente las lámparas bajo consumo.
En la quinta presidencial, ¿todo será iluminado con bombitas de luz barata?
¿Es el país incapaz de generar más energía?
A ver, que tenemos disponible, en un ejercicio en procura de colaborar con las autoridades, pobres, con mentalidad bajo consumo, que no encuentran una solución al crecimiento económico y social que está llevando a cabo una nación emergente.
Bueno, lo primero que deberíamos mirar es cómo están nuestras viejas plantas hidroeléctricas, si les falta mantenimiento, si están en condiciones estructurales para trabajar a su máxima potencia. Tal vez haya que repararlas, ampliarlas o modernizarlas. En una de esas descubrimos que están hechas pedazos, o sin exagerar, están muy lejos de generar la energía suficiente, ni siquiera para alimentar una lamparita de luz de 60 watts incandescente.
Ríos hay, montañas nevadas sobran, caudal de agua interior no sería un problema. Energía atómica hay… ¿para qué? Si no podemos encender siquiera focos de luz que no sean bajo consumo.
En nuestro sur, el viento reina sobre la geografía. Hay un invento nuevo llamado energía eólica, producida por el viento, que lo están usando en países que no tienen la más mínima posibilidad de lograrla de otra forma. Y lo curioso es que, con tan pocos recursos, pueden sin embargo, encender lámparas de las comunes.
También se está desarrollando la tecnología para aprovechar las mareas, estas suben y bajan durante un día, todos los días; ese movimiento de agua es capaz de producir la fuerza necesaria para darnos electricidad.
Y así muchas cosas más, porque nuestro clima y geografía es una bendición del cielo, y en vez de estar quemando combustible apestoso, importado de una de las cuencas petroleras más sucias y contaminantes del mundo en función de generar, o prohibir el uso de bombitas que dan una linda luz, la que cada uno quiera, porque estamos hablando de los foquitos que enroscamos en nuestros veladores, para importar, como hicimos hace un tiempo atrás, lámparas bajo consumo chinas de Cuba ¿?... Tal vez, haciendo algo, podemos tener más corriente disponible.
¿Hay más de un millón de personas colgadas que no pagan luz? ¿Hay importantes industrias que no pagan, tampoco gas? ¿Están subsidiadas ambas a cifras irrisorias en los centros urbanos? ¿Y por culpa de esta discriminación social yo que pago más $ 2.000.- por mes, y vivo en medio del campo, no puedo comprar la lamparita que me gusta y necesito?
¿Qué hacemos con las que se queman? Porque parece ser que esos tubitos blancos no son del todo sanos como para tirarlos y romperlos en cualquier lugar.
Se dice, yo lo he comprobado, que tienen una durabilidad mínima si se utiliza en un ambiente donde deba prenderse y apagarse continuamente.
Que haremos los románticos… ¿será igualitario su uso? ¡Hummm!
Todo por culpa del crecimiento del país y del aumento demográfico. Las Industrias demandan más energía – por favor no crezcamos más – y ahora hay más pobladores, lo que sería importante entonces, cerrar la fronteras. Porque si fuéramos 100 millones de habitantes, y nos sobraría país, deberíamos prohibir el uso de bombitas bajo consumo y empezar, otra vez, como en la colonia, a derretir cebo para aquellas viejas lámparas.
Hemos decidido ser un país de pocas luces, hace un tiempo ya, con la confirmación contemporánea de profundizar éste modelo.
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