Si bien la última palabra no está dicha, los discursos de CFK parecen estar apuntando a preparar el terreno para una despedida más que a una continuidad, aunque también debo reconocer que quienes sostienen que se presentará tienen sus buenos argumentos.
¿Qué podría pesar en la decisión de CFK para no presentarse?
En primer lugar su estado de salud. Esto ya no es un invento del periodismo sino que ella misma acaba de decir que está haciendo un gran esfuerzo físico y personal. Estarán quienes sostengan que esta es una manera de dar lástima y captar más votos de compasión hacia una mujer viuda que sigue batallando, pero lo cierto es que hay serias dudas que pueda aguantar 4 años más de presiones de todo tipo. Si pensamos que han pasado unos 6 meses desde que murió Néstor Kirchner, queda claro que en muy poco tiempo se vio que a ella sola le cuesta mantener el equilibrio emocional para dominar un estilo de gobierno de extorsiones, presiones y juegos sucios como el que implementó el kirchnerismo.
En segundo lugar, si hoy ella está agotada, mucho más agotada estará en el futuro, si es que se presenta y gana las elecciones, cuando tenga que lidiar con el lío económico que ellos mismos crearon más las previsibles presiones sindicales. Dejar el lío a otro sería la estrategia más sensata.
En tercer lugar, si hoy se queja de las deslealtades, de ganar las elecciones en octubre se convertirá en el pato rengo sin posibilidad de reelección, por lo tanto, las deslealtades y traiciones que deberá soportar serán 10 veces mayores a las actuales.
Como siempre, la lógica de cualquier mortal no es la misma de los políticos con ambición de poder permanente y podría argumentarse que hoy CFK, al decir que no se muere por otro mandato, en realidad está imponiendo sus condiciones para ser candidata, sabiendo que en el kirchnerismo no hay opción que pueda reemplazarla. Cuando me refiero en el kirchnerismo hablo de los kirchneristas de paladar negro al estilo Kunkel o Conti. Lo tiene a Scioli que es tropa de todos los ejércitos dependiendo de cómo vaya la guerra, por lo tanto el kirchnerismo se quedaría sin candidato puro propio. Ella lo sabe y podría ser que esté presionando con eso.
En segundo lugar, si hoy ella está agotada, mucho más agotada estará en el futuro, si es que se presenta y gana las elecciones, cuando tenga que lidiar con el lío económico que ellos mismos crearon más las previsibles presiones sindicales. Dejar el lío a otro sería la estrategia más sensata.
En tercer lugar, si hoy se queja de las deslealtades, de ganar las elecciones en octubre se convertirá en el pato rengo sin posibilidad de reelección, por lo tanto, las deslealtades y traiciones que deberá soportar serán 10 veces mayores a las actuales.
Como siempre, la lógica de cualquier mortal no es la misma de los políticos con ambición de poder permanente y podría argumentarse que hoy CFK, al decir que no se muere por otro mandato, en realidad está imponiendo sus condiciones para ser candidata, sabiendo que en el kirchnerismo no hay opción que pueda reemplazarla. Cuando me refiero en el kirchnerismo hablo de los kirchneristas de paladar negro al estilo Kunkel o Conti. Lo tiene a Scioli que es tropa de todos los ejércitos dependiendo de cómo vaya la guerra, por lo tanto el kirchnerismo se quedaría sin candidato puro propio. Ella lo sabe y podría ser que esté presionando con eso.
Pero CFK no solo tiene que lidiar con Moyano y los conflictos internos dentro del oficialismo que los hay como en los otros partidos. También tiene que lidiar con una situación económica que tiende a complicarse por la inconsistencia del modelo económico y por la improvisación con que se mueven.
El ejemplo más categórico es el conflicto comercial con Brasil. En rigor, como veremos enseguida, ese conflicto comercial surge de un problema cambiario.
Para entender el problema con Brasil, lo primero que hay que tener en cuenta es que la fuga de capitales sigue y se está acelerando. En el primer trimestre de este año se fugaron U$S 3.676 millones, fuga que estuvo levemente por debajo del primer trimestre del año pasado pero con un dato fundamental: en esta oportunidad el saldo de balance comercial fue menor a la fuga de capitales, a pesar de las restricciones a las importaciones impuestas por Moreno.
¿Qué significa este dato? Que el saldo de balance comercial ya no alcanza para financiar la fuga de capitales. Por eso las restricciones a las importaciones, para tratar de ampliar el saldo de balance comercial y así tener más margen para evitar más presiones cambiarias. Sin embargo, la improvisación con que se mueve el gobierno hizo que, una vez más, el tiro le saliera por la culata.
Dilma Rousseff tiene un carácter más fuerte que Lula y no dejó pasar las trabas a las exportaciones de Brasil a la Argentina pegando dónde más le duele al gobierno argentino: en las exportaciones de automóviles. En 2010 se exportaron a Brasil unos U$S 5.500 millones en automotores y hay fábricas que exportan a ese destino el 85% de su producción.
El resultado de la medida del gobierno implicó un doble perjuicio para Argentina.
Dilma Rousseff tiene un carácter más fuerte que Lula y no dejó pasar las trabas a las exportaciones de Brasil a la Argentina pegando dónde más le duele al gobierno argentino: en las exportaciones de automóviles. En 2010 se exportaron a Brasil unos U$S 5.500 millones en automotores y hay fábricas que exportan a ese destino el 85% de su producción.
El resultado de la medida del gobierno implicó un doble perjuicio para Argentina.
En primer lugar porque complica la producción local de un sector que fue el que más influyó en el crecimiento del sector industrial y junto con la soja sostuvieron buena parte de este modelo. Si el tema no se soluciona rápidamente, la próxima semana seguramente habrá cortes de turnos en las empresas automotrices para reducir la producción.
En segundo lugar, ni siquiera lograron ampliar el saldo de balance comercial, porque si bien bajan las importaciones desde Brasil por las medidas de Moreno, también bajan las exportaciones a dicho país por las represalias de nuestro socio comercial. El resultado es que las presiones sobre el mercado cambiario seguirán igual o serán más acentuadas ante la evidencia del problema cambiario que tiene el gobierno. El común de la gente puede interpretar esta medida como un problema comercial, la gente informada y con capacidad de mover el tipo de cambio sabe que es por un problema de presiones en el mercado cambiario.
Más allá de un posible arreglo de corto plazo, el gobierno seguirá con problemas en el frente cambiario porque el saldo de balance comercial ya no le financia la fuga de capitales. Un dato a considerar: entre 2033 y el primer trimestre de este año la fuga de capitales fue de U$S 69.565 millones. Para tener una idea de la magnitud de la fuga de capitales el monto mencionado es equivalente al total de depósitos del sector privado en el sistema financiero. Desde 2003, todos los años mostraron fugas de capitales salvo 2005 que registró un saldo positivo de solo U$S 1.206 millones. Es decir, el kirchnerismo ha logrado una fuga de capitales récord en Argentina. Si el mercado de cambios no estalló fue porque la soja y el dólar barato en Brasil permitieron sostener un saldo comercial equivalente a la fuga de capitales.
De los dos factores que permiten evitar el desbarranque definitivo de este modelo, dólar barato en Brasil y soja, siempre consideré que Brasil era el menos riesgoso. En otras palabras, no apostaba a que Brasil fuera a devaluar el real. Sin embargo, el gobierno, con su infinita capacidad para complicar la economía, terminó haciendo algo casi peor que una devaluación en Brasil. Frenó las importaciones de ese país con un impacto en el mercado de cambios y en el nivel de actividad similar al de una devaluación en Brasil, generando desconfianza en los agentes económicos.
Por el lado inflacionario, abril dio un 2% arriba respecto a marzo y acumula un aumento interanual del 22,4%.
En rigor, cuando uno observa los aumentos por rubros, la inflación se acerca más al 25% anual que al 22,4%. Lo que ocurre es que el congelamiento de las tarifas de servicios públicos tira para abajo el promedio que es el nivel general.
Mi visión es que, más allá del enfrentamiento del gobierno con Moyano, el kirchnerismo puede empezar a tener crecientes problemas sociales por impacto en el mercado laboral. Es que al problema de los autos que, de continuar, afectaría la producción con reducción de turnos, hay que agregarle el disparate de frenar las exportaciones de carnes, con lo cual los frigoríficos que se dedican a la exportación tendrán más problemas y los despidos o suspensiones deberían incrementarse.
Si el gobierno logra un acuerdo con Brasil y destraba las exportaciones de autos, será porque paralelamente deberá destrabar las importaciones desde Brasil, por lo tanto, el problema cambiario seguirá vigente por cualquier lado que se lo mire.
Con un tipo de cambio real que se deteriora por efecto de la inflación, inevitablemente el saldo comercial tenderá a achicarse. Como el gobierno es una maquina de fugar capitales, el problema tendrá que surgir más tarde o más temprano.
Si para solucionar el dilema intentara devaluar subiendo el tipo de cambio nominal, buena parte de la economía se le paralizaría porque, por ejemplo, quienes hoy compran ladrillos frenarían esas compras y se quedarían con los dólares, al tiempo que se aceleraría la inflación.
En síntesis, a pesar de la santa soja el modelo ya está en tiempo de descuento. Cristina debería saberlo. Si lo sabe tiene que tener idea lo que puede esperarle si se presenta. Y si no lo sabe no tiene idea en el problema que se estará metiendo si se presenta en octubre y llega a ganar.
En segundo lugar, ni siquiera lograron ampliar el saldo de balance comercial, porque si bien bajan las importaciones desde Brasil por las medidas de Moreno, también bajan las exportaciones a dicho país por las represalias de nuestro socio comercial. El resultado es que las presiones sobre el mercado cambiario seguirán igual o serán más acentuadas ante la evidencia del problema cambiario que tiene el gobierno. El común de la gente puede interpretar esta medida como un problema comercial, la gente informada y con capacidad de mover el tipo de cambio sabe que es por un problema de presiones en el mercado cambiario.
Más allá de un posible arreglo de corto plazo, el gobierno seguirá con problemas en el frente cambiario porque el saldo de balance comercial ya no le financia la fuga de capitales. Un dato a considerar: entre 2033 y el primer trimestre de este año la fuga de capitales fue de U$S 69.565 millones. Para tener una idea de la magnitud de la fuga de capitales el monto mencionado es equivalente al total de depósitos del sector privado en el sistema financiero. Desde 2003, todos los años mostraron fugas de capitales salvo 2005 que registró un saldo positivo de solo U$S 1.206 millones. Es decir, el kirchnerismo ha logrado una fuga de capitales récord en Argentina. Si el mercado de cambios no estalló fue porque la soja y el dólar barato en Brasil permitieron sostener un saldo comercial equivalente a la fuga de capitales.
De los dos factores que permiten evitar el desbarranque definitivo de este modelo, dólar barato en Brasil y soja, siempre consideré que Brasil era el menos riesgoso. En otras palabras, no apostaba a que Brasil fuera a devaluar el real. Sin embargo, el gobierno, con su infinita capacidad para complicar la economía, terminó haciendo algo casi peor que una devaluación en Brasil. Frenó las importaciones de ese país con un impacto en el mercado de cambios y en el nivel de actividad similar al de una devaluación en Brasil, generando desconfianza en los agentes económicos.
Por el lado inflacionario, abril dio un 2% arriba respecto a marzo y acumula un aumento interanual del 22,4%.
En rigor, cuando uno observa los aumentos por rubros, la inflación se acerca más al 25% anual que al 22,4%. Lo que ocurre es que el congelamiento de las tarifas de servicios públicos tira para abajo el promedio que es el nivel general.
Mi visión es que, más allá del enfrentamiento del gobierno con Moyano, el kirchnerismo puede empezar a tener crecientes problemas sociales por impacto en el mercado laboral. Es que al problema de los autos que, de continuar, afectaría la producción con reducción de turnos, hay que agregarle el disparate de frenar las exportaciones de carnes, con lo cual los frigoríficos que se dedican a la exportación tendrán más problemas y los despidos o suspensiones deberían incrementarse.
Si el gobierno logra un acuerdo con Brasil y destraba las exportaciones de autos, será porque paralelamente deberá destrabar las importaciones desde Brasil, por lo tanto, el problema cambiario seguirá vigente por cualquier lado que se lo mire.
Con un tipo de cambio real que se deteriora por efecto de la inflación, inevitablemente el saldo comercial tenderá a achicarse. Como el gobierno es una maquina de fugar capitales, el problema tendrá que surgir más tarde o más temprano.
Si para solucionar el dilema intentara devaluar subiendo el tipo de cambio nominal, buena parte de la economía se le paralizaría porque, por ejemplo, quienes hoy compran ladrillos frenarían esas compras y se quedarían con los dólares, al tiempo que se aceleraría la inflación.
En síntesis, a pesar de la santa soja el modelo ya está en tiempo de descuento. Cristina debería saberlo. Si lo sabe tiene que tener idea lo que puede esperarle si se presenta. Y si no lo sabe no tiene idea en el problema que se estará metiendo si se presenta en octubre y llega a ganar.
Enviado por Hugo César Renés
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