por Tomás de la Torre Lendínez
Enviado por Paco desde Madrid
Lo que queda de España es ni los rabos. Por Cataluña una heroína se sube a las barricadas verbales invocando un proceso constituyente de la futura republica catalana. Está vestida de monja, supongo que cambiará el hábito por el mono de las milicianas republicanas del Estat Catalá.
Por Andalucía, con un cura como defensor del pueblo, se suben al bolchevismo más rancio, al populismo más bananero y al pisoteo del derecho de la propiedad privada individual y les bendice el consejo general del poder judicial y el presidente del tribunal superior de justicia en la tierra andaluza. Los socialistas y comunistas, en una reedición de frentepopulismo, van a expropiar casas si el dueño no la tiene habitada, sin pagar ni luz eléctrica y agua durante seis meses. Los beneficiados serán doscientos desahuciados.
El gobierno central madrileño, con su presidente Rajoy a la cabeza, ve cómo arde Roma y está tocando la lira como aquel Nerón nefasto para la historia de los cristianos a quienes inculpó del desastre incendiario.
Lo que queda de España necesita una inyección de ilusión y moralidad cívica.
Ayer se reúne el Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española y de las sesudas cabezas episcopales sale, por lo menos que sepamos, una carta de adhesión al Papa Francisco, quien se ha quedado en ser el Obispo de Roma volviendo medio locos a los estudiosos de la nueva eclesiología que se avecina.
Desconocemos si los obispos españoles compartieron la crisis de valores morales y cívicos que vivimos estos meses en lo que queda de España. No sabemos si pensaron en escribir algún documento alentando a una sociedad católica desnortada, desanimada y buscadora de alguna puerta de esperanza y confianza.
Volvieron a sus diócesis a sumirse en el silencio más sepulcral y propio del valle de los callados post mortem.
Entretanto, los decibelios de los ruidos suben dentro de los parlamentos, en los acosos a los políticos en sus casas todos miembros del mismo partido, y la prensa sigue destapando casos de corrupción que afectan desde la cabeza a los pies de una sociedad necesitada de un liderazgo moral cuanto antes.
¿Podemos aguantar así mucho tiempo en lo que queda de España?. ¿Debemos exigir que se haga algo por parte de quien pueda presentarse como modelo incontaminado de toda la podredumbre que está escrita en los medios informativos? . ¿No vemos que el odio social está subiendo de grados por horas?. ¿Dónde se puede ver esto sin salir de casa?. Muy sencillo:
Abran el televisor, pasen de un canal a otro, observen las escenas, las tertulias, las intervenciones, las invitaciones…..siempre chorreando una acritud social y mostrando unos odios larvados impropios de una sociedad adulta y educada. Son propios de una sociedad enferma, sin amo y sin perro que ladre. Esto es lo que queda de España.
Gracias a Dios, los católicos seguimos orando y rezando al Altísimo por la inmensa cantidad de gente buena que aún tiene la gran nación española, esa que trabaja si puede, esa que educa y llora, esa que guarda y no gasta, esa que en su conciencia espera contra toda esperanza, esa que acude a Misa cada domingo, esa que se merece un grito y una invitación a la confianza más que un silencio de un dormitorio de muertos.
Con razón estamos en Pascua de Resurrección, amigos lectores, levantemos los corazones al Señor vivo para siempre.
Tomás de la Torre Lendínez
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