Una nota aparecida en el medio independiente “Foco en Medio Oriente” dirigido por la periodista Roxana Levinson, explica las razones que impulsaron a Israel a incursionar con sus tropas en Gaza, aunque nos opongamos porque nos duele.
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Viaje al centro de la tierra
La amenaza de los túneles de la Franja de Gaza
Uno de los mayores desafíos para Israel es que buena parte de los depósitos de misiles, las fábricas y lanzaderas, están escondidos bajo la tierra. También los comandantes y gran parte de los líderes y combatientes llevan a cabo la lucha desde debajo de la tierra, desde la “ciudad subterránea” que construyó Hamás debajo de Gaza. Hamás bajó – literalmente – al centro de la tierra.
En la década del 90, el gobierno civil israelí de la Franja de Gaza propuso destruir decenas de casas a lo largo de la Franja, en el corredor Filadelfi, para limpiar el terreno y permitir el descubrimiento de los túneles ubicados debajo de las casas. En aquel entonces, los túneles tenían sólo unos cuatro o cinco metros de extensión y servían, básicamente, para contrabandear cigarrillos. Hubo quienes consideraron que la orden destruir estos túneles no pasaría “el examen de la Corte Suprema de Justicia” y quienes no previeron que podrían convertirse – como lo son hoy en día – en una amenaza estratégica.
La industria de la excavación
La excavación de túneles comenzó hace 25 años y estaba a cargo de adolescentes y jóvenes a los que la organización Hamás reclutaba cuando iban camino a la escuela y los llevaba a excavar. Así lo testimoniaron varios de ellos, en épocas en que el ejército israelí todavía dominaba la Franja de Gaza y los soldados hacían detenciones. De manera gradual, los túneles se fueron convirtiendo en el punto débil de la seguridad israelí.
Con el tiempo, la excavación de túneles se fue convirtiendo en una próspera industria, que encarna una amenaza doble: civil y militar. La civil es la que se cierne sobre los poblados de la zona que rodea la Franja de Gaza. De uno de esos túneles asomaron los secuestradores de Guilad Shalit y se lo llevaron hacia el escondite donde lo retuvieron durante 5 años. Un hecho puntual que se convirtió en un problema estratégico de seguridad nacional.
De uno de esos túneles asomaron en estos días trece hombres armados hasta los dientes, que según se cree intentaron penetrar en el Kibutz Sufa, y no precisamente para una visita de cortesía. Si los soldados israelíes no los hubiesen detectado a tiempo, otra sería la historia de esta guerra.
En el ejército y el servicio de Inteligencia estiman que Hamás construyó decenas de esos túneles, que conducen desde Gaza hacia poblaciones dentro de Israel y hay información parcial acerca de dónde comienzan y hacia dónde llevan. Muchos de ellos, en realidad, no conducen a ninguna parte ni tienen salida, son simples depósitos de armas o bien están listos para esconder rehenes.
Ahora, el gobierno puso claramente la cuestión de los túneles como objetivo central de la incursión terrestre a la Franja de Gaza, y varias veces por día informan a la opinión pública cuántos encontraron y qué había adentro.
Algunos de los túneles descubiertos tienen un costo de construcción de millones de shekels. Uno de ellos tenía un kilómetro y medio de extensión y fue reforzado por dentro con paredes de hormigón, con gran cantidad de aperturas y bifurcaciones en diferentes direcciones. Habitaciones de tamaño suficiente como para esconder grandes cantidades de armas y municiones. Adentro se hallaron también una red interna para transportar mercancías, armas y municiones, equipos de iluminación y de ingeniería para perforación.
A finales de 2008, durante el Operativo Plomo Fundido, fui testigo de cómo efectivos del ejército israelí encontraron parte de ese equipamiento para excavar e iluminar los túneles dentro de los paquetes de ayuda humanitaria – harina, agua mineral y arroz – que pasaban hacia Gaza a través del paso de Kerem Shalom.
La reacción de Egipto
En tiempos de Mohamed Morsi como presidente de Egipto, por los túneles de Hamás pasaba todo tipo de mercancía: desde una heladera hasta drogas, armas, municiones,
y misiles. Pero las cosas cambiaron y el general Abdelfatah al Sisi rápidamente creó una zona de seguridad en su frontera con la Franja de Gaza. Lo hizo sin dar explicaciones, sin pestañear, y sin que su decisión tuviera que pasar ningún filtro de la Corte Suprema de Justicia, de la opinión pública local o internacional, ni de nadie.
Al Sisi no estaba solo en esta tarea, sino que contó con ayuda del ministerio de Defensa y del Batallón de Ingeniería de la armada estadounidense. Entre otras cosas, los norteamericanos le otorgaron un subsidio de 30 millones de dólares para ello, y la cooperación dio resultados. Tras la destrucción de un gran número de casas, el ejército egipcio descubrió decenas de túneles y los inundó con aguas residuales. También se introdujeron debajo de la tierra trozos de hierro de gran tamaño, que dificultan la excavación de nuevos pasos subterráneos.
La destrucción de los túneles afectó seriamente los ingresos de Hamás y es una de las principales causas de la difícil situación en la que se encuentra en los últimos dos años, sumado al deterioro en las relaciones con Egipto y la pérdida de apoyo y ayuda económica y militar de Irán por parte de la Organización Hamás.
El frente subterráneo
El ejército israelí combate en varios frentes. “Por aire, mar, y ahora también tierra”, dijo ayer el primer ministro Netanyahu en la apertura de la reunión de gabinete. Pero el
frente subterráneo es uno más y quizás uno de los más importantes.
Hamás hace varios usos diferentes de este frente: la construcción de fortificaciones subterráneas, trincheras y puntos de lanzamiento de cohetes. Algunos túneles llegan a una profundidad de 15 metros e incluso a 30. Esta es una – una más - de las razones por las que el gabinete de seguridad israelí demoró diez días la orden de iniciar la incursión terrestre, pero también es la principal razón por la cual la orden finalmente se dio.
El primer ministro explicó ayer que la amenaza de los túneles no se puede neutralizar exclusivamente desde el aire. De sus palabras se entendió también que todos los medios posibles fueron agotados, antes de poner un pie en la Franja de Gaza.
Ahora los soldados israelíes están en el terreno, pero la misión no es invadir, conquistar la Franja de Gaza o derrocar al gobierno de Hamás. No sólo porque la alternativa a Hamás será peor, más extremista y menos racional, sino porque para luchar contra el terrorismo hace falta también alguien con quien negociar, aún sin admitirlo y en forma indirecta.
El objetivo israelí no es convertir a Gaza en Siria o Somalia, sino asegurar a cada uno de los habitantes del sur de Israel que nadie excava túneles debajo de su suelo y que no se encontrará un día cualquiera con una célula terrorista asomando de un túnel, en la puerta de su casa.
Enlace para ver la publicación
http://focomediooriente.com/MEDIO-ORIENTE/Viaje-al-centro-de-la-tierra.aspx
Roxana Levinson es periodista, comunicadora, conferenciante y editora. Ha estudiado Periodismo en la Universidad Católica Argentina y Edición para TV y Video en la Universidad Abierta en Tel Aviv. Vive en Israel desde 2002. Entre las numerosas actividades que desempeñó, fue Directora del Departamento de Prensa y Relaciones Públicas de AMIA, Comunidad Judía de Buenos Aires, y en Israel fue Coordinadora para América Latina del Departamento de Comunicaciones de Keren Hayesod
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