FUTBOLEANDO LA REALIDAD - Por Eduardo Juan Salleras

En la mediocridad mundialista
FUTBOLEANDO LA REALIDAD
Por Eduardo Juan Salleras, 1º de julio de 2014.-
Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente
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Solía escribir mucho sobre política y realidad. Desde hace un tiempo que la realidad me supera y la política me harta.
Hubo tiempos donde creí que desde mis columnas podía aportar algo para transformar la situación del momento, hoy no.
Y si tengo que hablar de la actualidad no me corresponde otra cosa que referirme al fútbol.

En el espanto que de la vida Argentina todo se simplifica a un slogan, o a patear la pelota, o a aprovechar como sea la estupidez colectiva para mientras tanto barrer debajo de la alfombra la mugre sin que nadie vea.

En este último mes, el mundial de fútbol acapara todas las atenciones.
Sin embargo el país sigue en lo mismo.

La inseguridad no tuvo tregua, los hechos se multiplican día a día sin que ningún funcionario o dirigente ensaye una solución, es como que no existiese, que fuera en verdad una sensación. Sería bueno entonces contratar a todos los psicólogos del país para atender a la sociedad, por si acaso, armados.

Pero, entre tanto, argentina gana su primer partido del mundial, ahí no más, sin sobrarle nada y con angustia.

Los problemas económicos para la comunidad no cesan, el precio por vivir la vida común tiene un índice de actualización diario que supera con creces los números oficiales, los burócratas no se dan cuenta o apelan a la vieja estrategia de la sensación, en cambio el pueblo lo sufre penosamente porque el dinero no alcanza.

Pero, entre tanto, argentina gana su segundo partido del mundial, ahí no más, sin sobrarle nada y con angustia.

El gobierno no pierde la esperanza de doblegar de algún modo a la justicia para conseguir con ello el todo, por el que fueron desde un principio, y sin saber en qué se equivocaron; hoy el tercer poder de la república, o una parte de él, se resiste a ser tomado por el ejecutivo, ese sector es el que tiene en el banquillo de los acusados al vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, y a un mojigato sureño que de la noche a la mañana se transformó, por beneficio de la década ganada, en multimillonario. Son casos harto evidentes, solamente la militancia debidamente remunerada hace esfuerzos notables en explicar la cuadratura del círculo. Y qué mejor para el relato que un relator de fútbol, avenido a periodista y estadista culturizo, que como lo hacía mientras transmitía los partidos de fútbol, narraba algo que nadie veía.

Claro, quién puede creer que estos dos acusados hacían las cosas por las suyas sin que los Kirchner se dieran cuenta. ¿Hay alguien acaso, que después de tantas evidencias, de tantas casualidades, pueda creer que esto no sea como parece que es?

El oficialismo intentó utilizar todo su poder de fuego para destrozar al fiscal Campagnoli y no sabe como destronar al juez Lijo.

Pero, entre tanto, argentina gana su tercer partido del mundial, ahí no más, sin sobrarle nada y con angustia.

El momento es propicio para hacer un estropicio y llevarse puesto todo aquello que molesta.

Sin embargo, a pesar de los triunfos, la selección argentina no convence, por tanto, el humor de la gente no termina de cambiar y retrasa lo programado.

Nosotros, como siempre, tenemos lo mejor: Cristina, el Papa y Messi, aunque en este campeonato mundial todavía no comenzaron a brillar las estrellas anunciadas, ni nuestra joya, ni Neymar, ni Cristiano Ronaldo, ni Müller... No obstante nuestros triunfos siempre tuvieron como razón indiscutible el botín del 10, al que tal vez aún le falte el lustre esperado.

Pero, entre tanto, argentina clasifica a los octavos de final primero, ahí no más, sin sobrarle nada y con angustia, tocándole en suerte rivales muy accesibles a vencer como en la clasificación, la que no resultó curiosamente tan fácil.

Desesperados los fondos buitres están esperando el fin del mundial y que Argentina sea campeón y entre bubucelas, matracas y banderas celestes y blancas, el Estado les pague la deuda. El juez Griessa educado a otra usanza, no puede creer que las razones del gobierno esten ancladas al resultado de este campeonato, es que el magistrado yanqui no sabe nada de fútbol.

¿No será que entre los tenedores de los bonos basura haya algún conocido, que hay tanta religiosidad en pagarlos?

Pero, entre tanto, argentina clasifica a los cuartos de final, ahí no más, sin sobrarle nada y con angustia, haciendo un gol en el último minuto del alargue y como si esto fuera poco, en tiempo adicional, como un consuelo para una muy limitada escuadra suiza, centro al área argentina, mientras nuestra defensa tenía su mente en las duchas, aparece un camiseta roja, cabecea solo, la pelota pega en el palo volviendo el rebote al mismo jugador, el que al caerse le pega el balón en la rodilla, con todo el arco desguarnecido, y se va, soplada por la suerte a un costado del campo… ¡uy!

Algunos dicen que Messi para poder compararse con Maradona como el mejor de la historia, debe ganar un mundial como lo hizo el otrora. No es así, porque entonces el notable número 10 del 86 no podría equipararse nunca con Pelé, porque éste ganó 3 campeonatos mundiales. Como si Cristiano Ronaldo fuera peor que Treseguet, como que Gerd Müller hubiera sido mejor que Cruyf, y ni hablar de Eusebio.

El mundial es un campeonato de selecciones nacionales que dura como mucho, siete partidos. Varios de estos conjuntos están formados por jugadores que viene de competir en interminables y exigentes torneos durante un año, y además se juntan con sus compañeros 15 días antes y muchas veces no llegan a conformar un equipo. Es por ello que aparecen siempre cenicientas, países que sin mirar demasiado a sus estrellas por estar opacadas con las comparaciones, sabedores de sus limitaciones, lo primero que intentan es formar una escuadra homogénea, difícil de vulnerar, defendiéndose lo más lejos posible de su arco, condición que les permitiría aspirar a meter algún gol.

Y si bien nuestra selección sigue con sus aspiraciones intactas a conseguir la copa, la gente aún no se siente segura de alcanzar lo soñado porque hasta ahora Argentina no jugó bien, incluso alguno de los partidos no mereció ganar. Este atraso emocional complica los proyectos invasores del oficialismo.

Queridos compatriotas, contra Suiza quedó demostrado que la suerte está de nuestro lado. Y como dijo el gran estadista Eduardo Duhalde: Estamos condenados al éxito… ¿será?

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