Una sensación de impotencia, de frustración y abatimiento nos noqueó.
Ya parece no quedar nada del orgullo de ser argentino. Y no es la economía.
Ni siquiera el caso Ciccone.
Ni de los hermanos Schoklender.
No se trata de Moreno y su avasallamiento tercermundista.
Ni de Ley de Medios.
El problema no es el tren de Once y los 52 hermanos que murieron... lamentablemente.
Ni tampoco el uso de las reservas.
No se trata del paro de los maestros, ni de las mentiras del INDEC, ni de la pesificacion.
El problema es otro.
Estamos perdiendo en silencio a nuestra Argentina.
La metamorfosis es brutal.
El país que tenemos hoy no es el que imaginamos, y el país de mañana será mucho peor de lo que imaginamos.
No hay respeto.
No hay educación.
No hay diálogo.
La búsqueda de la excelencia se abandonó por completo.
Nos acostumbramos al atropello del poder político, al patoterismo.
Al corto plazo sin una visión de país que nos ilusione. Que nos enamore.
¿Que queremos?
Volver a sentir orgullo de ser argentinos
Viajar seguros.
Ver un desarrollo cultural sostenido.
Transitar por las calles sin piquetes.
Escuchar a un presidente conectado con el mundo.
A decidir qué comprar.
Qué libros leer.
Respetar al maestro.
Los delincuentes presos.
Estadistas conduciendo al país.
Economistas manejando la economía .
Calma y paz.
No al odio y la crispación.
Los tres poderes funcionando.
Comprar dólares. O no.
Recibir cosas del mundo y poder enviar cosas al mundo.
Si querés lo mismo, circulá este mail.
En paz.
Argentina . te quiero !!!
Y no quiero perderte.
Juan José Campanella
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