Cafés y Política: Sistemático ¿QUÉ MÁS?

5 de agosto de 2013.-
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Cuando uno se detiene un minuto en el correr de la vida Argentina, pensando lo que ocurre a nivel político, más que preocupar asusta, no por lo que pasa sino porque se permite.
Si uno hace una lista de las barrabasadas que realiza o pretende realizar el oficialismo, no puede menos que horrorizarse: en que terreno hemos caído como sociedad y como nación.
Siempre pienso y digo: ¿Qué hizo peor De la Rúa para que lo echen?
El oficialismo critica lo que apoyó, y apoya lo que criticó, en un ir y venir que no conoce vergüenza ni pudor.
El secretario de comercio interior dijo que no aumentaría el combustible hasta después de octubre, sin embargo sube cada 15 días; lo mismo pasa con los precios máximos de la canasta familiar; igual con el dólar, ¿y los CEDINES? Menos del 0.5 % se recaudó de lo que tenía previsto. El mismo señor sigue atentando contra la producción agropecuaria nacional destruyendo ganadería, lechería, trigo (el pan más caro que el puchero)... podemos agregar a los quebrantos las economías regionales.
Después del circo de la famosa “125”, el sector agropecuario se quedo quieto, mudo, como si hubieran ganado la guerra. Craso error.
Los criadores, los tamberos, los trigueros y otras actividades siguieron igual de mal.
Los sojeros creyeron que sus beneficios iban a ser duraderos. Habían llevado agua solamente a su molino. Nunca se preocuparon en solidarizarse con aquellos que verdaderamente estuvieron en las rutas y que confundidos en el triunfalismo, se bajaron de ellas sin haber logrado nada.
Pasó el tiempo y vino el control cambiario, mas aquellas retenciones victoriosas del 35 %, lograron un efecto todavía peor. Hoy la brecha entre el dólar libre y el agropecuario es del 60 %, llámese a esta diferencia las nuevas retenciones.
Pero, a su vez, la comercialización de los productos primarios circulan por rutas deshechas, incómodas para transitar porque, con el amague de mostrarse ocupados en el problema, se los ve eternamente estorbando, un tránsito que hace 10 años atrás era mucho más placentero y seguro.
Como si esto fuera poco, el AFIP molesta todo lo que puede, como si su principal misión fuera fastidiar al contribuyente o al ciudadano común, haciendo caso omiso en cambio, a situaciones de corrupción que debieron haber sido descubiertas - al menos en un importante porcentaje - por la Agencia Federal de Ingresos Públicos (AFIP), sin embargo, silencio total.
Y si esto no alcanza, emulando a la mazorca, el gobierno con el AFIP pretendió apretar a hombres públicos (y privados), incluso de la justicia, inclusive de la Suprema Corte.
Si uno se pone a sumar las barbaridades producidas por el oficialismo, debemos dar una pasadita por Aerolíneas Argentinas que pierde millones de dólares solamente para mantener un conjunto de vaguitos inescrupulosos e incompetentes. Dinero que se le niega a los que menos tienen, fondos a los que aportamos nosotros como contribuyentes para que estos: “imberbes” – como decía el General Perón – se pasen de fiestita.
Desde luego que para conseguir mantener tanta inoperancia y asistencia en tiempos electorales hay que darle a la maquinita, fabricando inflación en una empresa de la que no se sabe nada: Ciccone Calcográfica.
Quizás, una de las patinadas más grandes de este vodevil, fue el tema energético, que desde el minuto cero - tal vez como una manera de esconder ciertos desvíos – se transformó en el principal agujero negro de las cuentas públicas, debiendo importar combustibles por un valor cercano a los U$S 13.000 millones este año, cuando fuimos tiempo atrás, un país autosuficiente en este recurso.
Y como frutilla del postre, los que habían aplaudido la privatización de la empresa nacional del petróleo: YPF (Kirchner y Cía.) en tiempos de Menem, rasgándose las vestiduras, la volvieron a estatizar, haciendo un negocio horrible y exponiendo a la petrolera al retroceso productivo. Entonces, sin volárseles un pelo, recomponiendo la ropa rasgada, prácticamente vuelven a privatizarla, haciendo un contrato con la empresa multinacional Chevrón, acaso, una de las más odiadas mundialmente por sus políticas de funcionamiento enfrentadas con el medio ambiente.
¿Qué más?
A cada elección promesas de lo que no van a cumplir, para luego, hacer lo que nunca no dijeron que harían.
Después de la elección de 2007 vino la famosa “125”, un tremendo manotazo al sector agropecuario, en especial, a las exportaciones de granos, que no hizo otra cosa que empujar a los chacareros a las rutas y comenzar así uno de los enfrentamientos más fuertes en la historia republicana Argentina. Esta conducta de los hombres de campo, sorprendió incluso a los mismos dirigentes del sector, los que debieron, urgentemente, ponerse al frente para no quedar en offside.
Luego, en el 2009 la ley de medios, que muchos políticos votaron y apoyaron cometiendo un acto de inocencia ridículo, supuestamente engañados por las buenas intenciones de un oficialismo al que, a esa altura, no se le podía dar un décimo de crédito.
En el 2011, calladitos, luego de las elecciones, vino el cepo al dólar como también el intento de quedarse con el dominio absoluto del poder, arrastrando al barro a la República, pretendiendo controlar la justicia.
Fueron todos arranques post lectorales. ¿Qué nos tendrán guardado para después de octubre?
Aunque uno de los papelones más grandes ha sido el FUTBOL PARA TODOS ($1.100 millones por año), el que se ha transformado hoy en solamente FUTBOL PARA SOCIOS, que incluyen barras bravas, que también son afiliados, prohibiéndole en cambio a concurrir a las canchas, a todo aquel simpatizante pacífico de futbol que no está asociado a su club.
Y todo esto ocurre por culpa de los “barras”, violentos elementos mafiosos, que utilizan el futbol, los clubes, para vender su fuerza de choque a ciertos políticos. Estos energúmenos admirados por nuestra presidente de la nación, viven de lo ilícito, sin dejar de mostrarse pegados, incluso en fotos, a otros mafiosos pero dirigentes.
¿Qué más? UD dirá…
¿Y a QUIÉN vas a votar vos? Te dicen todos, con un QUIÉN en mayúsculas y resaltado porque el que hace la pregunta no tiene la menor idea qué hacer.
Mirando el panorama político argentino me da una profunda tristeza, de la que al menos a mí me cuesta salir.
¿No hay otros?

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