Tatuado su brazo con el número 80.594, el argentino Francisco Gompers decidió su última rebelión. Corría junio de 1945 y la liberación de los campos de exterminio nazi era un hecho. O casi. Pero ese "casi" marcó la diferencia entre la vida y la muerte para decenas de miles de detenidos. Por eso, "Francis" se lanzó a una fuga que terminó bajo las balas de las ametralladoras nazis en Auschwitz.
Allí, en el mayor centro de concentración, murieron también sus padres, la porteña Renée Lehman y el belga Sylvian Gompers. Sólo su pequeña hermana, Nicole, integrante de la Resistencia, sobrevivió. Terminada la Segunda Guerra Mundial, se radicó en Israel, lejos de su Buenos Aires natal, con la que, sin embargo, siempre se mantuvo en contacto.
La de la familia Gompers no fue la única sangre argentina derramada durante el Holocausto. En total, por lo menos 23 argentinos murieron bajo la "solución final", de la que hoy se cumplen 70 años de su puesta en marcha en la Conferencia de Wansee, al mando de Adolf Eichmann, quien después de la derrota alemana se refugió en la Argentina, con otro nombre. Fueron 18 varones y cinco mujeres, la mitad porteños y el resto repartidos entre las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, San Juan, Salta, Chaco y Entre Ríos, según surge de documentos y testimonios que recopiló LA NACION durante meses.
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http://www.lanacion.com.ar//1441881-las-victimas-argentinas-del-horror-nazi?utm_source=n_tip_nota1
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