Una funesta manía de pensar…
En todos los tiempos y bajo casi todos los gobiernos, en nuestro país se han cometido y denunciado irregularidades, dilapidaciones y negociados.
¿En qué gobierno no se distribuyó publicidad oficial o sobres rebosantes de billetes para comprar voluntades legislativas, periodísticas, sindicales o judiciales?
Ningún sistema político ha tratado de evitarlos, menos el kirchnerismo, que no ha querido terminar con la inseguridad, porque se trataba de una “sensación” colectiva; incrementó la corrupción administrativa y “arregló” con el narcotráfico, enriqueciéndose con ambas…
Tanto el Dr. Néstor Kirchner como su esposa, Cristina Fernández de Kirchner, mientras a su tiempo ejercieron el poder, dijeron de mil modos lo que pensaban y querían que el país creyera. Por distintos medios de comunicación social en poder del Estado y la cadena nacional de radiodifusión mintieron hasta el hartazgo a cerca de nuestro histórico pasado, de nuestros actuales problemas que encubrieron y hasta de sus propias realizaciones.
Nada hicieron sin un plan trazado previamente; todo lo prepararon para ser obedecidos y temidos,
Sabían que se sostendrían por el temor, la corrupción, la mentira y la dádiva.
Organizaron puntillosamente un sistema de intimidación individual y colectiva disponiendo para ello del espionaje, las escuchas telefónicas, la apertura de correspondencia, la delación, el sometimiento, la obsecuencia, y el sostenimiento de bandas de delincuentes.
Diagramaron una verdadera corporación informativa con la cual explotaron los “datos” obtenidos subrepticiamente en el momento oportuno; a través de distintos servicios de inteligencia reunieron antecedentes políticos y personales de distintas personalidades que no los apoyaban para neutralizarlos o ridiculizarlos cuando sea oportuno; dificultaron hasta anular las actividades comerciales de consorcios, monopolios y/o personas que sindicaron como enemigos.
La norma de “Educar al Soberano” fue aprovechada en beneficio de la Cámpora y los intelectuales del gobierno kirchnerista para torcer las corrientes históricas argentinas. No tuvieron, ni quisieron tener vínculos con nuestro pasado fundado en la libertad.
Pretendieron construir una “nueva Argentina” cuya “doctrina” fue concebida, difundida, e impuesta por los Kirchner, apoyada políticamente por los integrantes de las bandas armadas que asolaron el país no hace mucho; deseaban unir a todos los ciudadanos en un pensamiento común aportado por el Estado del cual ellos era su encarnación.
Comprendieron la importancia que para su afirmación y perpetuación tenía la educación en sus diversas etapas, y la emprendieron con los planes de estudio; con el cuerpo docente (fundamentalmente con aquellos que tendenciosamente se oponían o se apartaban de los principios establecidos en los planes); con los gremios que agrupan a los docentes, con las agrupaciones estudiantiles, etc.. Nada escapó a nuestra “genial conductora”, “exitosa abogada”; “hada buena”, “la dulce”, “la amiga de los pobres y sostén de los ancianos”.
La misma suerte corrieron las instituciones de la cultura, en la cual ejercieron un dominio tal que cualquier persona dedicada a una tarea intelectual, periodística, artística o académica, se vio empujada a aceptar el bagaje ideológico y político que la corriente marxista-leninista-maoísta le imponía si quería prosperar.
Durante más de un decenio el país ha visto, escuchado, y lamentablemente consentido, como nos fueron cercenando una a una nuestras libertades; fuimos empobrecidos material y culturalmente; hemos sido humillados como pueblo.
Sistemáticamente fueron desconociendo los sacrificios efectuados por nuestros antepasados para dar forma a la Nación y al alma del pueblo; reemplazaron la solidaridad estimulando el odio, el rencor, la inconsistencia y la ignorancia.
Mintieron y engañaron “por necesidades tácticas”
De las paredes de la Casa de Gobierno, en la galería de los Patriotas Latinoamericanos, colgaron retratos del pasado violento como el de Ernesto “che” Guevara de la Serna, para que las jóvenes generaciones consuman su relato y su propaganda relacionada con “el héroe de nuestro tiempo”
Nuestra democracia fue atacada por todos los flancos y como resultado de ese ataque la Argentina, que supo vanagloriarse en el pasado de poseer una sociedad integrada, con una extensa clase media y tasas relativamente bajas de desocupación, indigencia y analfabetismo, padece hoy una significativa desintegración social; estamos creciendo en forma fragmentada, aumenta día a día la individualización y la diversificación de intereses y perspectivas en donde los espacios de socialización son cada vez más frágiles y discontinuos, en los cuales encontramos nuevos e inéditos espacios de pobreza que se invisibilizan permanentemente en las estadísticas oficiales
¿Cómo explicar la aparición de la pareja sureña que con poderes más o menos absolutos concedidos por un parlamento complaciente y servil, fue dominando al país, cuando ciudadanos más o menos perspicaces sospecharon desde el primer instante que el FPV?
¿Recuerda usted la sentencia del Dr. Eduardo Duhalde, cargado entonces de rencor en su interna con el Dr. Menem, respecto a aquello de que “no apoyar a Kirchner es traicionar a la patria” cuando en realidad se trataba de una verdadera “tendencia” antidemocrática integrada por una mezcla de aventureros y frustrados terroristas devenidos en ambiciosos fenicios, que aportaron a los sureños su “solidaridad revolucionaria”?
Ya en el Poder, tanto Néstor como Cristina a su tiempo, supieron hablarle a las masas seduciéndolas, exaltándolas hasta someterlas con discursos que encantaron al auditorio por su facilidad de palabra y sus falsas promesas que creyeron.
Ególatras y narcisistas, actuaron y se veían actuar con intima e infinita complacencia.
Necesitaban hablar de sí mismos, aunque con fingida modestia empleaban el “nosotros”, que servía para complacer el sentido de pertenencia de los aplaudidores y a quienes los seguían; “nosotros hemos hecho…”, “nosotros hemos pensado…”, “nosotros hemos conseguido…”, todo lo cual iba provocando un resentimiento contra los “otros”.
Esas frases, dichas siempre en tono sentencioso, eran fáciles de asimilar y repetir, glorificando a los “creadores de la nueva Argentina”, la de la obsecuencia y corrupción ilimitada enquistada en el poder (Néstor Kirchner, ya fallecido, supo dar su nombre a calles, museos, escuelas, hospitales, represas, etc.)
La consecuencia de esa predica profundizada en la gestión de Cristina fue, en primer lugar, la de crear el recelo de la ciudadanía respecto al histórico pasado nacional y, por tanto, del vinculo existente entre las sucesivas generaciones argentinas; en segundo lugar, produjo un enfrentamiento frontal con los restantes sectores sociales del país sindicados como “complotadores”, “desestabilizadores”, “puta oligarquía”, etc.
Y la desunión nacional se fue profundizando…
El pueblo argentino consintió y aún consiente tanto oprobio después de la mordaza que le fue colocada en nombre de la libertad.
La ignorancia, la cobardía y la conveniencia hicieron el resto.
Nos queda, como resultado de la “década exitosa kirchnerista”
una sociedad anómica frente a la corrupción, y un país desierto de valores morales al que deberemos rescatar; una lucha sin éxito para frenar una inflación de dos dígitos que carcome semana tras semanas nuestros salarios; una moneda fatalmente expuesta a constantes devaluaciones; un déficit fiscal en permanente aumento producto de un gasto público incontrolado; una Justicia venal que en complicidad con el Gobierno “cajoneo” causas para prescribirlas luego, arregló fallos y preparó “testigos” en los juicios por los crímenes de lesa humanidad, garantiza hoy impunidad (¿inmunidad?) a muchos funcionarios, etc.; un creciente clientelismo beneficiario de un obeso y burocratizado sector público; un empresariado mercantilista y una oligarquía sindical creciente; un espacio aéreo sin radarizar; fronteras desprotegidas y pistas de aterrizaje o lanzamiento clandestinas por donde los narcos y sus sicarios se mueven y comercializan a voluntad, etc., etc., etc.
Personalmente no creo que el país se haya resignado al silencio. EN CUANTO PUEDA VA A HABLAR Y MUCHO VA A DECIR ENTONCES.
No falta tanto tiempo para que podamos narrar y juzgar SINE IRA ET STUDIO los negociados y la corruptela cometida, PORQUE HAN DEJADO SUS HUELLAS DACTILARES…
Me anima la esperanza, después de tanto sufrimiento padecido, de que el próximo gobernante sea verdaderamente republicano; que respete desde el Poder Ejecutivo la independencia de los tres poderes. Que sea verdaderamente federal; que permita que las provincias ejerzan su autonomía mediante la disposición de sus recursos no por gestos magnánimos del poder central, sino por propio derecho materializado en una ley de Coparticipación Federal.
Deseo un presidente cuya decencia este expuesta a flor de piel para que pueda reintegrar las condiciones de moralidad, honestidad y prestigio que debe caracterizar el ejercicio de las funciones en la administración pública. Que sea alguien que a priori luzca capacitado para el ejercicio de la primera magistratura y que adopte decisiones y políticas nacionales, como resultado del análisis, consultas y reflexiones previas; que sepa rodearse de colaboradores con experiencia e igualmente decentes y preparados para el cometido que se les encomiende.
Deseo un presidente que nos acerque, despojado de conceptos facciosos, que sepa interpretar que la “UNIÓN NACIONAL” es una necesidad imperiosa. Que sea capaz de encauzar este desmadre moral, social, cultural, económico y político que padecemos los argentinos.
¡Basta de empresarios que no busquen su prosperidad en su imaginación, en el trabajo intenso y en las reglas del mercado, sino en las “componendas”, la coima o el privilegio tarifado previamente con los funcionarios corruptos de turno!
Terminemos de una vez con los apóstoles de la lucha armada y sus seguidores, todavía inmunes al fracaso comunista y al puño de la ley, los que a partir del pontificado de Francisco, en una relación contranatural y sin renunciar al materialismo dialéctico ni a su connatural ateísmo, han reducido al mínimo su habitual anticlericalismo para mimetizarse en la prestigiosa imagen papal y, a través de la siempre presente mentira política, disfrazarse con gimnástica periodicidad para insertarse en las listas del FPV de Scioli y Zanini.
Desenmascaremos y llevemos ante la VERDADERA justicia a todos los responsables de la corrupción existente; a los que facilitaron la proliferación del narcotráfico y sus sicarios; a quienes predicaron y sembraron el odio y la violencia social; a los que se enriquecieron en el ejercicio de la función pública, para que sean juzgados por lo que han hecho, por lo que no han hecho y debieron hacer, permitiendo hacer a los que hicieron lo que no debían hacer…, seguramente después de esos verdaderos juicios, nuestros camaradas y compatriotas injustamente perseguidos y encarcelados volverán a ocupar por la gravitación de sus propios merecimientos el lugar que les corresponde ocupar en nuestra sociedad, de los cuales fueron arrancados.
Ha sido la dura experiencia social que pasamos la que nos permitió conocer el inmenso valor de los bienes y prestigios perdidos, como así también el esfuerzo que deberemos realizar para recuperarlos y resistir en un futuro cualquier otro intento de dominación política como el actual.
No ocultemos más esta dura realidad, ¡MODIFIQUEMOSLA CON NUESTRA ACTITUD, Y EN UNOS DIAS…, CON NUESTRO VOTO!!!!
POR FAVOR, ¡PIENSE MAL, SE EQUIVOCARÁ MENOS!
En azul y blanco,
Hugo Cesar Renés
(candidato a nada y preocupado por las generaciones venideras)
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