Gómez de Liaño afirma a La Gaceta que “el ex magistrado se ha creído que él es el Alto Tribunal y los demás unos prevaricadores”.
A Javier Gómez de Liaño, magistrado en excedencia y abogado en ejercicio, le duele que su viejo amigo y compañero de carrera, Baltasar Garzón, condenado a 11 años de inhabilitación por un delito de prevaricación, no aceptara en su día el consejo que le dio en su despacho de la Audiencia cuando comenzaron los ataques a Luciano Varela: “Haz todo lo que puedas para que no ofendan al Tribunal Supremo. Eso no te beneficia. Llama a tres personas y les dices que no alboroten. Es evidente que no me hizo caso”.
-¿Es justa la condena del Tribunal Supremo a Garzón por un delito de prevaricación?
-Lo que es justo es la sentencia que está llena de garantías. El fallo, dictado por siete magistrados, es técnicamente perfecto.
-Pero, el tribunal le reprocha que “las técnicas utilizadas por el juez son propias de regímenes totalitarios”.
-Es cierto. Yo preguntaría a todos aquellos que han censurado la sentencia condenatoria si implicados en un proceso penal a ellos le gustaría que sus conversaciones con sus abogados por teléfono o en una prisión puedan ser grabadas. Vulnerar ese derecho de defensa es impensable en un Estado democrático.
-¿Qué le parecen las protestas e insultos al Tribunal Supremo por parte de la izquierda radical?
-Es de las cosas más graves que he visto en la España democrática. Es un ataque injusto e intolerable. Ahora bien, el silencio del Alto Tribunal le ha engrandecido como institución. En materia de Justicia, paciencia hasta el sufrimiento.
-¿Y las palabras de Villarejo, que llamó a los magistrados cómplices de torturas e instrumentos de la extrema derecha y de la corrupción?
-Su compartimiento forma parte de lo que yo llamo la enajenación de los sentimientos.
-¿Garzón ha sido juzgado con garantías?
-Mire, he repasado la historia de los procesos juzgados durante los últimos 50 años y no he encontrado ninguno en el que haya tantas garantías como en el de Garzón. Le debe reconfortar que ha sido juzgado como un auténtico jefe de Estado sin inmunidad, y todo ello después de varios procesos de recusaciones bastante impertinentes y selectivos.
-¿Qué diferencias existen entre su condena y la de Garzón?
-Yo me encontré con una Sala Penal compuesta por tres magistrados de los cuales dos tenían una clara afiliación al PSOE, incluso uno de ellos fue director general con Fernando Ledesma. Cuando llegó el momento del fallo de los tres magistrados, uno de ellos hizo un voto particular. Mi sentencia fue elaborada ad hoc por Enrique Bacigalupo. Lo digo sin resentimiento.
-Garzón no acató la sentencia. El mismo día de la condena afirmó que se habían vulnerado sistemáticamente sus derechos.
-Es un disparate y un exceso más. La conclusión que saqué cuando leí su comunicado fue que Garzón se creía que él es el Supremo y los demás unos prevaricadores. Esto define muy bien su personalidad. Es muy típico de quien se cree que estaba por encima de los demás. No hay cosa peor que un juez hinchado de soberbia. Por eso ha caído por el precipicio del ridículo y de la incompetencia.
-¿Cree que el Tribunal Constitucional y Estrasburgo anularán el fallo por violación de derechos fundamentales?
-No creo, porque la sentencia se ha dictado por siete magistrados que estaban limpios de cualquier sospecha sobre su imparcialidad. El juicio se ha celebrado con muchas garantías.
-¿Garzón debe pedir, en el ‘caso de los cobros de Nueva York’, ser absuelto por la Sala Penal y no por el archivo de Marchena por prescripción?
-Cualquier persona que le hacen una imputación de un delito de cohecho impropio, aunque le hayan dicho que por el paso del tiempo haya prescrito, debe solicitar ser absuelto por un tribunal. Y es que a Garzón no le puede resultar cómodo quedarse así, porque siempre le quedará la mancha del delito.
-¿El Gobierno del PP indultará a Garzón?
-Si lo pide, creo que sí, siempre que aprecie razones de justicia y equidad.
-El Duque de Palma declarará el próximo día 25 ante el juez, imputado por varios delitos. ¿Somos todos iguales ante la ley?
-Sin duda, es un derecho constitucional. No veo excepciones. El hecho de que su declaración no sea grabada en soporte de audio y vídeo no es un privilegio. Es una decisión que está entre las facultades del juez. Si lo que se pretende es evitar las nefastas filtraciones, yo me sumo a la decisión del magistrado.
-¿Por qué no se respeta el deber de sigilo de las actuaciones judiciales?
-Da la sensación de que con la Justicia hemos hecho una especie de pan y circo judicial, con el patíbulo de la opinión pública. No quiero censura el derecho a la información. Ya es hora de poner punto y final a la filtración de los Sumarios que son secretos hasta el juicio oral. Uno no puede entrar en un tribunal vencido y desarmado.
-¿Cómo se evita?
-Si un juez y un fiscal se proponen en serio que no haya filtraciones, no las hay. Existen medios para saber quién ha filtrado un documento.
-¿Las filtraciones han provocado la indefensión de Urdangarín?
-Todas las filtraciones son perturbadoras para el derecho de defensa porque se acude ante el tribunal cargado de un reproche social que los medios de comunicación se han encargado de propiciar.
“Tengo reservas sobre la prisión permanente revisable”
-¿Qué le parecen todas las medidas propuestas por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón?
-Tengo mis reservas sobre la prisión permanente revisable, la suprimiría del escalafón de las penas. Hay que optar entre una cadena perpetua, que la descarto, o una pena privativa de libertad con un límite máximo de tiempo. Las penas tienen que ser prontas e ineludibles. Distinto es la ejecución penitenciaria.
-¿Desconfía de los políticos?
-Por supuesto. Cualquier propuesta en materia de Justicia que viene de un político la pongo en cuarentena. Su interpretación de la Justicia es distinta a la del común de los mortales.
-¿Le ha sorprendido alguna medida?
-Declarar el mes de agosto hábil a todos los efectos. Esto plantea un problema muy serio. Como gesto hacía una ciudadanía ávida hacia una Justicia rápida está bien.
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Enviado por Paco Acuña
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