El puntapié inicial de este reciente conflicto referido a la cuestión Malvinas fue la decisión del gobierno de Gran Bretaña de conmemorar con festejos los 30 años del enfrentamiento armado entre los dos países, producido en 1982 y la idea de crear una zona de protección marina de mas de un millón de kilómetros
cuadrados en las Islas Malvinas para prohibir la caza de ballenas y otras especies y poder delimitar áreas pesqueras.
Esto motivó una respuesta contundente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), organismo regional que continúa al Grupo Río y a la Cumbre de América Latina y el Caribe en lo relativo al desarrollo y la integración latinoamericana. En su primera Cumbre, en el mes de diciembre pasado en Caracas, Venezuela, instó a observar lo dispuesto por la Resolución 31/49 de la Asamblea General de las Naciones Unidas que reconocía los continuos esfuerzos realizados por el Gobierno de la Argentina, conforme a las decisiones pertinentes de la Asamblea General, para facilitar el proceso de descolonización y promover el bienestar de la población de las Islas; e instaba a las dos partes a que se abstuvieran de adoptar decisiones
que entrañen la introducción de modificaciones unilaterales en la situación, y a su vez respaldó el reclamo de soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.
A la Presidencia Pro Témpore de la CELAC se le encomendó gestionar ante el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban KiMoon, una solicitud para que renueve sus esfuerzos en el cumplimiento de la misión de buenos oficios que le fuera encomendada por la Asamblea General, a través de sucesivas resoluciones para que se reanuden las negociaciones entre ambos países.
Las protestas británicas no se hicieron esperar, más aún cuando el gobierno de Uruguay emitió un comunicado por el cual informaba que no se permitiría el ingreso a puertos de ese país de buques con bandera de las Islas Malvinas, en un claro gesto de apoyo y solidaridad al reclamo de nuestro país, afirmando
que Malvinas constituyen el último enclave colonial europeo en América latina.
Así, el embajador Patrick Mullee solicitó una urgente reunión con el canciller uruguayo para pedir explicaciones respecto de la medida adoptada por el país oriental.
En el ámbito del MERCOSUR y sus estados asociados, también se cerraron filas con la firma de un acuerdo que establece el compromiso de adoptar todas las medidas susceptibles de ser reglamentadas para impedir el ingreso a sus puertos de los buques que enarbolen la bandera ilegal de las Islas Malvinas, respaldando al reclamo de soberanía argentina y apoyando la actitud asumida por el gobierno uruguayo, que recibió duras críticas y fuertes cuestionamientos del gobierno británico.
Fuente: EGES newsletter@egesnews.com
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