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Meras enmiendas electorales - Por Alberto Medina Méndez


Meras enmiendas electorales.

Pese a los recientes anuncios, la ansiada reforma política se ha convertido en una eterna asignatura pendiente. Se escucharon durante meses grandilocuentes discursos y una larga nómina de potenciales modificaciones que luego quedaron atascadas, como tantas otras, a mitad de camino.

Las mejoras siempre son bienvenidas, aunque ellas sean parciales. Pero se comete un grosero error cuando se desaprovechan tan alevosamente las actuales circunstancias que resultan más que favorables y se elude la posibilidad de ir a fondo con lo realmente imprescindible. Quedarse en lo superficial sin ir por lo profundo constituye una equivocación gigante.

Ya se sabe que el patético esquema de boletas de papel es arcaico y vetusto además de un mecanismo inmoral muy conveniente para los estafadores crónicos que siempre pululan en la política doméstica. Por eso era imperioso buscar variantes y adentrarse en el estudio de otras posibilidades que previeran la incorporación de tecnología para darle mayor celeridad.

Nadie duda que las "colectoras" o cualquier otro ardid similar, son funcionales a las perversas trampas de la política tradicional. Son demasiados los vicios que conviven dentro del actual régimen. Las normas deben encargarse de poner freno a estos dislates y contribuir de un modo efectivo a otorgarles mayor legitimidad de origen a los candidatos elegidos.

Los organismos que fiscalizan lo electoral deben ser independientes, pero no solo desde lo retórico, sino desde lo fáctico. Para ello es preciso precisar los mecanismos que tiendan a evitar que los intereses del gobernante de turno interfieran, de algún modo, en la genuina voluntad ciudadana.

Los dirigentes de hoy se han llenado la boca hablando de agilidad, transparencia y equidad, pero han omitido cuestiones demasiado relevantes para que esos términos se conviertan en verdaderos objetivos a cumplir suficientemente creíbles. Lo hecho hasta acá solo muestra tímidamente algo de esto, pero no exhibe una convicción profunda para lograr ese cometido.

Hablar de reforma política sin abordar cómo se financian los partidos, las campañas y las elecciones es una falta de respeto a la sociedad toda, una absoluta defraudación a la confianza de la gente. Si estos aspectos "sucios" pero esenciales de la política de este tiempo no se encaran con valentía y determinación solo se seguirá girando en círculos.

El Estado de la mano de la corrupción estructural y el silencio cómplice de las corporaciones siguen siendo la principal fuente de recursos para la actividad política. Lo hacen sin explicitarlo abiertamente, en forma disimulada, a escondidas, con todo lo que eso implica.

Quienes esperan que las cosas cambien en serio, no pretenden solo un poco de insustancial maquillaje o la implementación de algunos parches, sino que aspiran a transformaciones más trascendentes. Cuando los que asumieron la tarea de hacer los deberes como corresponde, finalmente no lo hacen, terminan pareciéndose demasiado a sus antecesores y eso no es bueno.

Todas las propuestas de modificaciones son interesantes pero queda la sensación de que son incompletas e insuficientes. Se precisa mucha más claridad conceptual, un dialogo responsable y un conjunto de propuestas desafiantes que conduzcan los esfuerzos hacia un nuevo sistema superador. No se alcanzará jamás algo definitivo, pero se debe aspirar a un nivel cercano al óptimo para no conformarse con casi cualquier cosa.

Se avanza solo en pequeños retoques que además no son consensuados. No sirve de nada hacer modificaciones con mayorías circunstanciales. Los cambios consistentes y que pueden permanecer en el tiempo, son aquellos que gozan de enormes apoyos concretos. No se debe buscar homogeneidad total en la visión, pero si es preciso que lo acordado goce de un colosal beneplácito que asegure cierta continuidad de estas reglas en el futuro.

Esto de proponer ideas aisladas, que no han sido debidamente debatidas por la sociedad y que solo fueron escasamente acordadas con una parte del arco político opositor culminan, inexorablemente, en simples apuestas por el corto plazo. Aun si se lograran los acompañamientos parlamentarios necesarios, estas cuestiones no se han madurado del todo aun y por lo tanto son solo un engranaje de una estrategia absolutamente coyuntural.

Las reformas serias no se trabajan ni se instrumentan, con esta premura, sino con paciencia e inteligencia. También se diseñan con una dosis mayor de grandeza, mirando fundamentalmente a las próximas generaciones y no a la inmediatez que siempre propone la mediocre política contemporánea.

Todo hace pensar que se está desperdiciando otra brillante ocasión para hacerlo todo mucho mejor. Esta es solo otra muestra más de que sigue reinando la improvisación, la infaltable especulación sectorial y por ello los progresos son casi siempre marginales y totalmente inestables.

Este camino que recién se empieza a transitar debería hacer una pausa para reconsiderar el esquema central que se ha seleccionado. Es preciso no solo cambiar el sistema electoral vigente sino fundamentalmente el enfoque elegido para que el resultado de este proceso no sea tan insignificante.

Existe un importante riesgo de que las desilusiones del pasado, que todas las quejas que la gente tiene en el presente se pasen por alto otra vez y sean nuevamente postergadas para una ocasión mejor que nunca llega.

Lamentablemente, todo lo que se ha sabido hasta ahora, muestra que la tan mentada reforma política en las que tantas esperanzas se habían depositado desde la ciudadanía será, al menos por ahora, solamente una interminable lista de meras enmiendas electorales.

Alberto Medina Méndez
albertomedinamendez@gmail.com

La política y sus circunstancias - Por Alberto Medina Méndez


La humanidad se ha acostumbrado a simplificar razonamientos y obtener conclusiones sin evaluar demasiado el contexto. Intentar abreviar pasos y omitir procesos intermedios siempre ayuda a comprender ciertos complejos hechos y de ese modo explicarlos, sin rodeos, de un modo sencillo.

No es una metodología necesariamente errónea, salvo cuando esa modalidad se exacerba al extremo y se pretende, desde allí, establecer conclusiones definitivas, totalmente absolutas e irrefutables.

El comportamiento humano no es una ciencia exacta. La actitud de la sociedad frente a cada hecho es habitualmente difusa, diversa y puede identificarse, en ocasiones, alguna tendencia general cuando se analiza la sumatoria de decisiones individuales. Es justamente eso, una matriz global, un resumen imperfecto de las determinaciones de muchos que coinciden mayoritariamente en alguna dirección.

Si bien la generalización es una práctica muy difundida que ayuda a explicitar en pocas palabras conductas sociales, cuando se trata de la política, el riesgo de que la misma caiga en la inexactitud es permanente.

Por eso cuando se dice que una sociedad ha elegido tal o cual sistema político, ha apoyado a un sector partidario o a otro, hay que tener siempre en claro que dicho acompañamiento es, en el mejor de los casos, es relativo y solo una foto del momento en el que se produjo esa votación ciudadana.

Los electores se inclinarán en un sentido definido pero esa decisión la toman evaluando una larga lista de incidentes aislados que fueron sopesados por los votantes y que influyeron, cada uno de ellos marginalmente en esa determinación que solo expresa su apreciación en ese instante específico.

Si esa compulsa se hiciera nuevamente unos pocos meses después, el resultado podría ser bien diferente. Inclusive pudo ser diametralmente opuesto si los candidatos ofrecidos a la ciudadanía hubieran sido otros, o si el régimen eleccionario utilizado no fuera el oportunamente vigente.

Una característica invariablemente ignorada es la eterna dinámica de las sociedades. Las percepciones se modifican, a veces lentamente y otras a un ritmo más vertiginoso. Nada es definitivo, todo está en movimiento, sujeto a observación constante y cualquier creencia asumida puede modificarse muy pronto. Si no se comprende esta descripción, se pueden sacar conclusiones equivocadas que empujan a tomar decisiones también fallidas.

Los que ganaron lo han logrado en esa ocasión. Eso no implica que repetirán sus éxitos electorales en el futuro. La gente los apoyó en esa coyuntura y no tienen asegurado respaldo infinito. Ni siquiera saben si en este mismo momento cuentan con idéntico sustento electoral.

Ni las encuestas de opinión más afinadas pueden dar fe de ello. En todo caso sirven como un parámetro, incompleto, imperfecto, pero siempre mucho mejor que la instintiva intuición utilizada como única referencia.

Los que comprenden profundamente esta realidad saben que en política siempre se transita por terreno fangoso, que nada es seguro, que hay que hacer las cosas bien, explicarlas con dedicación y cometer el mínimo número de errores posibles.

Nadie puede dar por sentado que ese respaldo obtenido gracias a un clima favorable se sostendrá en el tiempo por arte de magia. Muy por el contrario, las condiciones se modifican, las realidades percibidas subjetivamente por la gente van mutando y lo que antes era bueno, ahora puede dejar de serlo.

En este juego no hay lugar para la soberbia. Quienes caen en las mieles del poder, suelen tener la sensación de que los triunfos son eternos y que nadie podrá sacarlos de su pedestal porque ellos ya han conseguido esa victoria anhelada por tantos, sin advertir que todo está en constante desequilibrio.

Suele pasar que quienes aterrizan allí prefieren ignorar cualquier síntoma de que algo está mal. Filtran intencionalmente todo lo que no encaja en sus paradigmas para sostener la ilusión de que los que lo apoyaron siguen allí, siendo los mismos y que los críticos son solo sus acérrimos adversarios.

La inmensa mayoría de las veces se gana por muy poco y también se pierde por escaso margen. Los fanáticos de un lado y del otro pueden mantenerse inmóviles por un largo tiempo, pero son muchos más los que se replantean a diario su adhesión a un sector concreto o al exactamente opuesto.

Cada vez más gente se declara independiente. Ni siquiera el clientelismo ha logrado retener voluntades a cualquier precio. Todos en algún momento se cansan, se saturan, se agotan y esto sucede ya no por coincidencias o discrepancias ideológicas, sino por posturas personales, actitudes inadecuadas, por las formas, por esa arrogancia que molesta a cualquiera.

No se trata de ser humilde por conveniencia. Eso también se percibe fácilmente, más tarde o más temprano. En todo caso tiene que ver con conservar la claridad suficiente para no perder el norte en ningún momento.

En la historia abundan ejemplos en el que pequeños hechos, meras casualidades y errores aparentemente insignificantes cambiaron el curso de los acontecimientos, inclusive en algunos casos para siempre.

Por eso importa entender como se construye esa secuencia de sucesos y trabajar fuertemente en tener los pies sobre la tierra asimilando que todo es coyuntural, que los apoyos o rechazos en política se corresponden con un instante puntual y que cualquier hecho aislado puede romper el aparente equilibrio y llevar desde la situación actual a una nueva totalmente diferente. En definitiva solo se trata de la política y sus circunstancias.

Alberto Medina Méndez
albertomedinamendez@gmail.com

¿Es la “ocupación” la causa de los atentados? - Por Samuel Auerbach


¿Es la “ocupación” la causa de los atentados?
Por Samuel Auerbach, Natanya.

Importantes fuentes en varias partes del mundo incluso en Israel, aseguran que los ataques terroristas perpetrados por los palestinos contra civiles israelíes, son provocados por la “ocupación”. Los que así opinan se refieren a los territorios de la Cisjordania que el ejército israelí limpió de enemigos durante la guerra de los seis días en el año 1967, y que Israel retiene para ser negociados durante conversaciones directas que no impliquen un riesgo para su seguridad. Así lo afirmó y lo sigue afirmando su Primer Ministro Beniamin Netaniahu, cuando expresa estar de acuerdo con el establecimiento de dos estados para dos pueblos en el Medio Oriente.

Completamente inexacto lo que se asegura, porque son innumerables los atentados terroristas que los palestinos perpetraron en el suelo que hoy es Israel, mucho antes del año 1967, cuando nadie se quejaba de la “ocupación”. El pleno apoyo que El Mutfi de Jerusalén le demostró a Adolfo Hitler durante la reunión que ambos mantuvieron en el año 1941, las matanzas de judíos durante el Mandato Británico, los ataques a las comunidades israelíes después que rechazaron la partición de Palestina resuelta por las Naciones Unidas en el año 1947, son pruebas convincentes de que el motivo de los atentados no es la “ocupación”.

El motivo es otro: el odio a los “judíos descendientes de repugnantes animales” y el deseo palestino de no compartir con ellos las tierras del Medio Oriente. Así lo demostró Yasser Arafat en el año 2000 cuando rechazó el plan de paz presentado en Camp David por el Presidente Bill Clinton y el Primer Ministro Ehud Barak. Así lo demostró Abu Mazen en el año 2008 cuando rechazó la oferta de Ehud Olmert consistente en devolver el 93% de los territorios, y dejar solo el 7% para intercambiar por tierras en el desierto del Neguev adyacentes a la franja de Gaza. La cuestión de Jerusalén quedaba pospuesta para un pacto posterior. No valieron para nada losventajosos ofrecimientos que les permitían levantar su estado con comodidad, ni las dolorosas retiradas territoriales que Israel efectuó.

Queda claro entonces que el motivo real de los atentados terroristas, es ese sentimiento antiisraelí inspirado en un innato antisemitismo, muy arraigado entre la mayoría de los palestinos y entre las dictaduras árabes que rodean al Estado de Israel. Cabe tener en cuenta que la actual generación de palestinos, desde su primera infancia fueron fanatizados contra los judíos y contra los israelíes en especial.

Se podrá crear un estado palestino vecino si los interlocutores árabes demuestren que quieren paz con Israel, y ambas partes se presten a aceptar valientes renunciamientos. Pero no cesarán los atentados terroristas en Israel ni las provocaciones desde sus fronteras, mientras sigan existiendo en el Medio Oriente países, grupos y organizaciones que luchan por echar a los israelíes al mar.


La conducción de las FF.AA. en democracia - Por Hugo César Renés


Conceptúo para que usted conceptúe.
Después de leer esta nota, lea el artículo publicado el 2 de junio en página 12 y saque conclusiones...
No deje que nadie piense por usted. La Argentina agradecida.
En azul y blanco, Hugo Cesar Renés

La responsabilidad política en la conducción de las FF.AA. en democracia

(Breve descripción desde mi experiencia como ex Delegado del Ejército ante el Ministerio de Defensa-1990- y ex Representante del Jefe del Estado Mayor General del Ejercito ante el Honorable Congreso de la Nación 1992/1995).

A modo de introducción resulta legítimo afirmar que son innumerables los problemas de orden político, estratégico-militar y de adiestramiento que la conducción de las F.F.A.A. deben enfrentar en tiempo de paz. Esa es la paradoja del soldado moderno.

Por ello resulta importante analizar con qué espíritu el Poder Ejecutivo Nacional ha fijado desde la historia a la fecha (si las fijó) las bases y los alcances de la organización del brazo armado nacional como así también si las mismas fueron hechas pensando firmemente en el mediano y largo plazo, para que puedan mantener su validez por encima de las necesarias innovaciones que deban introducirse en su orgánica (para evitar disoluciones y/o traslados de unidades de una provincia a otra para volverlas, después de un tiempo, a la primera, actividad esta que genera y generará, tanto un gasto innecesario al erario público, como inestabilidad en la familia militar y civil).

Las re-estructuraciones y “reducciones” sistemáticas que tuvieron lugar en las FFAA tras el advenimiento de la democracia en 1983 hasta la fecha, estuvieron signadas por un trasfondo innegable de tensiones y de desconfianza mutua que subsiguieron a las grandes convulsiones históricas -que aún hoy subsisten- entre las organizaciones militares y los representantes del orden político, originadas estas, entre otras razones, en el desconocimiento de las diferencias más que evidentes que existen entre las bases en que se asienta un poder armado, de uno político, a saber:

1. La democracia se construye de abajo hacia arriba; él poder militar se erige exactamente al revés, de arriba hacia abajo, apoyándose en el mando y la obediencia.

2. La democracia es esencialmente autodeterminación y responsabilidad propia; la ley militar es obediencia dentro de una unidad que se rige por ordenes.

3. La conducción política es división del poder y equilibrio a través del control mutuo; la conducción militar es concentración del poder y subordinación.

Con el advenimiento de la democracia, las FFAA fueron configuradas e introducidas dentro de ese orden democrático preexistente, garantizando la primacía de la política sobre el sector militar, situación esta que conlleva –se ejerza o no- la dirección política y el control parlamentario. En ese marco se debió adaptar el alto mando militar para testimoniar su lealtad al gobierno legitimado por el voto popular.

El ministro de Defensa o ministro de guerra o como quiera que se lo llame, desde siempre, ha tenido la responsabilidad primaria ante el Presidente de la Nación (Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas) de coordinar las políticas de defensa del Gobierno Nacional; representó y representa, tanto en el marco nacional como en el internacional, las exigencias de seguridad y de estrategia militar siendo, obviamente, el responsable de las cuestiones de intervención, organización y formación para el reclutamiento y el mantenimiento del personal y material, como también del orden interno de las FFAA. Dicho de otra forma, el mando militar no puede desempeñar su poder a través de sus propios comandantes, sino por una orden del Ministro de Defensa o como resultado de los derechos que fueron delegados por él (la responsabilidad jamás se delega). De allí el gran peso político que debe poseer –desde mi interpretación- el Ministro de Defensa.

Aquí considero necesario hacer una acotación: resulta más que evidente que el Ministro de Defensa para poder satisfacer las exigencias de su cargo debe poseer una amplia experiencia política y al mismo tiempo gozar de la confianza “incondicional” del Presidente de la Nación (Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas). Precisa poseer capacidad para convencer e imponer criterios en los enfrentamientos políticos inevitables para obtener los recursos financieros necesarios, como así también la personalidad y autoridad para imponer su peso y pericia frente al alto mando militar. Debe estar identificado totalmente con las exigencias de la defensa para comprender las peculiaridades del terreno militar y la mentalidad que esa actividad específica les confiere a los militares, porque el soldado es por su status, por sus deberes y derechos, algo completamente distinto a un funcionario. Su deber de obediencia va mucho más allá que la de un funcionario. La desobediencia en el caso militar, puede significar una falta gravísima. También la jurisdicción del mando va más allá de las atribuciones de poder de los funcionarios. Una orden militar, siempre que sirva a fines del servicio, no atente contra la dignidad de las personas y/o no conduzca en su ejecución a cometer delitos o faltas, constituye una prescripción de comportamiento vinculante que exige obediencia como para que, llegado el caso, se deba arriesgar hasta la vida para su cumplimiento.

Por lo expuesto, debe inferirse que las críticas sobre los acontecimientos que hayan tenido lugar dentro de las Fuerzas Armadas, debieran dirigirse, desde siempre, contra el propio Ministerio de Defensa y/o los distintos integrantes de las Comisiones de Defensa de las respectivas cámaras legislativas del Congreso de la Nación y nunca, en forma directa contra los militares, porque lo que pasó o dejó de pasar, es responsabilidad primaria de la conducción política, de la cual el militar es un mero y leal ejecutor.
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¿Algún referente de la clase política se ha hecho cargo de alguna responsabilidad en los sucesos del pasado (desde 1810 a la fecha)? ; ¿es que no han tenido y tienen todos y cada uno de ellos, junto al derecho de inspección, la obligación de debatir la política de defensa en sus respectivos niveles de conducción política?.

Mi experiencia al respecto me permite afirmar que el área de defensa fue considerada a partir del regreso a la democracia en 1983, como una cartera más que interesante para ejecutar proyectos con evidentes réditos políticos y/o económicos (abiertos o encubiertos) y en esto, a pesar de ocasionales opiniones en contrario, siempre hubo consentimiento en los legisladores integrantes de las comisiones de defensa, pese a provenir de distintos partidos políticos. Basta investigar los distintos proyectos parlamentarios presentados durante esos años (1983/1995).

En el orden interno, las Fuerzas Armadas debieron configurarse de manera que la irrenunciable estructura jerárquica y el sistema de mando y obediencia, se mantuvieran en relación equilibrada con los principios de libertad y dignidad del individuo.

Las nuevas FFAA fueron políticamente concebidas para adoptar una actitud estratégica defensiva, su ubicación política fue determinada por el orden constitucional y jurídico de la democracia, siendo ahora el servicio militar, un servicio voluntario.

La complejidad de las nuevas misiones y la necesidad de poder llevar a cabo tareas más numerosas y diferentes entre si, con recursos humanos y materiales limitados, ha hecho y hace necesarios profundos cambios organizativos.

La actividad que debe desarrollarse para evitar la guerra es dura y casi siempre pasa inadvertida. Prácticamente no hay en ella éxitos visibles, mensurables y/o espectaculares como no sea el éxito de mantener la paz. Es ESE servicio el que dignifica al soldado (ciudadano con uniforme) de nuestro tiempo y, solo puede soportar la tensión que produce ese servicio, si sabe que goza del amplio apoyo de sus conciudadanos. Si no encuentra ese apoyo, cae en el aislamiento y adquiere una interpretación incontrolable de su función, llevando una vida “independiente”, aislado de la sociedad de la cual se nutre.

En la Argentina moderna, la mayoría de las unidades poseen un grado de apresto mayor a cero en la escala de valores, pero no llega a ser perfecto, desde mi punto de vista, ni mucho menos, porque carentes de medios, las unidades no pueden desarrollar programas de entrenamiento efectivos y los mandos superiores tampoco pueden asignarles fondos, personal y otros recursos como para ayudar a lograr las deseadas capacidades, que no son otra cosa que la combinación de las condiciones del personal, el equipo y el entrenamiento, para poder emplear las armas en forma disuasiva o coercitiva si fuera menester para el cumplimiento de su misión.

A nivel Nacional es el poder político quién debe coordinar las tres expresiones del poder –militar, económico y psicológico- para aplicarlos para defender los más altos intereses del Estado. Solo decisiones responsables, puntuales y valientes del Poder Político, pueden mejorar esta realidad porque el “instrumento” militar solo puede ser eficaz si está organizado, equipado y adiestrado en todo momento para poder luchar y estar dispuesto a ello cuando lo ordene el Poder Ejecutivo Nacional.

Es cierto que la comprensión mutua va en aumento y que la casi tradicional desconfianza entre soldados y políticos está en franca disminución y/o comprensión. De hecho, durante mi gestión en el Parlamento (la misión impuesta por el J.E.M.G.E fue la de prestar una amplia colaboración desde el punto de vista militar a los legisladores del Congreso de la Nación, actividad esta a la que personalmente no solo creí útil sino, por lo que más adelante expresaré, fundamentalmente necesaria), numerosos diputados y senadores, de distintas extracciones políticas sin tener relación con la comisión de defensa, visitaron distintas unidades militares obteniendo una importante experiencia que les permitió opinar, ahora con más fundamento, en los grandes debates sobre la política militar.

En lo personal, debo sincerarme y expresar la desilusión que me provocó en aquellos años, tanto el casi nulo conocimiento científico–doctrinario sobre el tema específico de Defensa Nacional existente en la casi mayoría de los legisladores, que ponían en su actividad legislativa más “olfato político” que idoneidad, como el desinterés legislativo en el tema de defensa, olvidando muchos de ellos que por la boca negra y redonda del fusil que se vuelca bajo el certero ojo del tirador, hablan a un mismo tiempo el espíritu de los hacedores de nuestra patria, la esperanza de un pueblo y la gratitud segura de la mayoría de las progenies que vendrán.

Lo expresado en el párrafo anterior, debiera ser un elemento más que suficiente para incentivar al Estado a formar nuevas elites o “clase dirigente” con una mejor comprensión de los fenómenos históricos, políticos y sociales que les permita consensuar, partiendo de la teoría de la pronosticación, un Plan Estratégico Nacional de Defensa del cual emerja la MISIÓN de las FFAA, como así también su nueva estructura (si fuese necesario), porque muchas de las que están, como he dicho, no recibieron la información y mucho menos la especialización necesaria para ello.

Cuando un país carece de una clase dirigente calificada (vacío de poder), está condenado a ser históricamente inferior (y hasta ocupado) por los que si la tienen; por desgracia, en nuestro caso, la brecha cívico - militar más conflictiva es la que separa hoy a las Fuerzas Armadas de la Universidad.

Los permanentes y traumáticos cambios practicados casi sistemáticamente en la conducción de las Fuerzas Armadas por parte del poder político, teniendo en cuenta la experiencia histórica en las que como brazo armado supimos destruir una monarquía, fuimos republicanos, ora unitarios, ora federales, dictadores, represores y chivo expiatorio de cuanto mal padeció el país y, convencido de que cuando un astro sale de su órbita lo traspasa todo, me permití sugerir al entonces Jefe del Estado Mayor General del Ejército para que mantuviera una cierta equidistancia política que garantizara la continuidad de la cúpula militar de las Fuerzas Armadas ante un supuesto cambio de gobierno, no obstante reconocer que podía resultar muy útil hacer visible al público la concordancia de opinión entre la conducción política y la militar en las cuestiones fundamentales de la defensa. La historia política institucional argentina me hacía intuir que esa exposición, podría significar una nueva sangría en la cúpula militar. ¿ ME EQUIVOQUÉ?.

HUGO CÉSAR RENÉS
Coronel ®

“La Ley del Gallinero” - Por Alberto R. Pringles



“La Ley del Gallinero”!
Alberto R. Pringles
Suboficial Retirado, Fuerza Aérea Argentina

Esta nota “La Ley del Gallinero” (ver más abajo) la publiqué hace 9 años (2007) en ocasión en que celebraba la decisión de la Suprema Corte de Justicia Argentina de declarar que “que el Código de Justicia Militar como inconstitucional en tanto restringe la libre elección del abogado defensor por parte de un acusado sometido a un proceso militar”.

Coincido plenamente con esa definición! Y aplaudía y aplaudo esa decisión de la Corte Suprema!

Y lo que aquí narraba en aquel entonces son mis propias vicisitudes que me tocó pasar en mi paso por la Fuerza Aérea y que en definitiva me decidieran a abandonar la misma en 1963 y a su vez que me radicara en California.

Pero más que todo aquí fundamento y explico lo aberrante de aquello erróneamente llamada “Justicia Militar”!

Y lo hago con mis propias experiencias que para nada fueron placenteras y en consecuencia cambiara mi vida!

Pero hay otra razón por la que vuelvo a publicar esta nota, recientemente se anunció a través de un Decreto del Presidente Macri que vuelve a la esfera de las Fuerzas Armadas la decisión sobre ascensos y destinos al personal militar. Al parecer esta noticia no ha sido del agrado de algunos, aquí un par de artículos criticando dicha medida.

Página 12 sobre ascensos militares , Ascensos-Fantasma-en las-Fuerzas-Armadas

Yo pienso lo contrario! Me parece bien que esto ocurra!

A mi juicio nadie mejor que la misma Fuerza que debiera ascender a su personal siempre que ellos sea basado en estrictos méritos a quien corresponda ascender! Es decir debe aquí también imperar “La Justicia”! Pura y simple!

A mi juicio estas Fuerzas Armadas de hoy nada tienen que ver con las Dictaduras infames del pasado!

La mayoría de ellos han pagado o están pagando sus crímenes o ya murieron en prisión.

Me niego a aceptar que estas nuevas Fuerzas Armadas no sean conscientes de que “los están mirando” para ver cómo responden! De allí mi optimismo y mis esperanzas que no han de defraudar!

Pero al margen dado que el tema es “La Justicia Militar”, no sería para nada “Justo” mirar a estas Fuerzas Armadas de hoy como si fueran las de 40 años atrás! Eso no seria “Justicia”!

Aquellos que como el subscripto viven los últimos años de su vida siendo profundamente orgulloso de mi Fuerza Aérea Argentina, legitima heredera del Ejercito de los Andes y que ha sufrido en carne propia las injusticias de sistemas aberrantes solo espera que eso no vuelva a ocurrir para bien de los miembros de nuestras fuerzas. Que así sea!

Aquí mi artículo del 2007.

Gracias.
Alberto R. Pringles
Suboficial Retirado, Fuerza Aérea Argentina

“La Ley del Gallinero”!
Alberto R. Pringles
Suboficial Retirado, Fuerza Aérea Argentina
Alberto.Pringles@Argentinisima.US

Marzo 2007

Estoy totalmente de acuerdo con esta decisión de la Corte Suprema de Justicia forzando a la Justicia Militar a otorgar similares derechos a militares a los establecidos en la Justicia Civil en cuanto que el acusado pueda acudir a un defensor capacitado. En nuestra Fuerza Aérea Argentina siempre nos referimos a la Justicia Militar como “La Ley del Gallinero”! Y por obvias y bien justificadas razones el término es muy apropiado! En EE.UU. se publicó un libro titulado: “La Justicia Militar es a la Justicia lo que las bandas militares son a la música”! Discrepo con ese título, el autor simplemente nunca escucho a nuestra brillante Banda de la Fuerza Aérea sino no hubiese tenido esa impresión tan negativa y errónea de las bandas militares! Pero diría “siempre fue así”! En nuestro país y también fuera del mismo!

Cuando el 4 de Junio de 1955 la increíble cobardía de la Aviación de la Armada y parte de la Fuerza Aérea bombardeó a millares de indefensos peronistas en Plaza de Mayo asesinando a 350 de ellos e hiriendo a más 2000 y dejando a centenares sin sus miembros, todos ellos huyeron al Uruguay y luego fueron reincorporados por la Dictadura de Lonardi, Rojas y Aramburu! Justicia Militar? Donde?


Durante la guerra de Vietnam el Teniente Kelly del Ejército de EE.UU. al frente de un pelotón tomo una aldea del Vietcong donde solo quedaban viejos, mujeres y niños, lo puso a todos a en una zanja y los hizo fusilar a más de 120 indefensos! Que paso con el Teniente Kelly? Lo “reprendieron”! Tal vez una palmadita en la muñeca y supongo le dijeron “No lo haga más”! Pasó a Retiro y desde entonces a jugar al golf! Justicia Militar? Donde?

Yo viví, sufrí y palpe esa “Ley del Gallinero” en forma directa a mi paso por la Fuerza Aérea. Allá por 1960 estuve destinado en el Taller Regional de Río IV en Córdoba. La Fuerza llamo a participar a un concurso entre los especialistas de Armamentos del cual yo era parte para ser enviados al estado de Colorado en EE.UU. para el entrenamiento y recepción de la compra de los aviones Sabre que realizaba la Fuerza Aérea en aquel entonces.

Viaje a Buenos Aires y fui parte junto a un centenar de Suboficiales compitiendo por las dos plazas existentes.

El examen era sobre mi especialidad y fundamentalmente sobre el idioma inglés. Y me pareció hice un buen examen. Al otro día me entero que yo había logrado el segundo puesto y me muestran la notificación del Comandante en Jefe ordenándome a obtener la documentación requerida: pasaporte, vacunas, etc.

Como expresar mi alegría en aquel momento no era solo el tener la oportunidad de conocer EE.UU. sino que económicamente era muy positivo dado el pago de viáticos en dólares (mucho dinero en aquel entonces) durante un año que me permitiría ahorrar, comprarme luego una casa, etc. Tenia 24 años en aquel entonces era recién casado y había ascendido normalmente en dos ocasiones y tenía el grado de Suboficial Auxiliar el equivalente a Sargento Primero en el Ejercito. Llame a Río IV y les comunique a mis superiores lo que había pasado y me apresure a gestionar los documentos requeridos. Dos días después pasé por la Jefatura de la Fuerza Aérea y un Suboficial Mayor con su rostro compungido me dice: “Suboficial, lamento tener que comunicarle pero “le movieron el piso y Usted no ira a EE.UU.”!

Muy a regañadientes el SM me dijo: “El pedido al Comandante en Jefe para que no lo enviaran vino de parte del Comodoro Guerra jefe del taller Regional Río IV”.

Nunca se me explicó claramente el porqué, no hubo notificación escrita. Nada! Ni en Bs.As. ni luego en Río IV! Simplemente me “Movieron la alfombra”, como se estilaba decir.

En mi lugar fue enviado a E.U. el Suboficial Macri de una camada posterior a la mía. Algunos me dijeron que era familiar de un Brigadier y de allí venia la cosa! No lo sé, hace casi 50 años que vivo en California y nunca más pude ver a Macri.

Dentro de las norma militares corresponde que al menos un vez al año se otorguen un puntaje calificando a cada integrante y ello sirve luego para determinar ascensos, etc.

Poco tiempo después del examen recibí el mío y allí comprendí que no solo me “habían movido la alfombra” sino que ahora me enviaban “la yapa”, y “me dieron con todo”, tal vez para justificar lo anterior y me calificaban con varias notas negativas.

Allí empecé el proceso de “Presentar un Reclamo” que consiste en responder por escrito en primera instancia al jefe directo que definiera esas calificaciones, luego a su superior y así hasta llegar a la máxima autoridad del Comandante en Jefe.

Mis argumentos eran muy firmes, muy sólidos y proveía datos irrefutables que mostraban como ridículas esas calificaciones negativas y entre ellas afirmaba y decía:

Ø Quien subscribe es el Campeón Argentino en segunda categoría en 110 Mts. con vallas, y es actualmente Campeón Internacional, del Río de la Plata todo lo cual está documentado en la Federación Atlética Argentina.

Ø En la Escuela de Suboficiales fui el Capitán de la Escuadra de Atletismo y varias veces Campeón en Córdoba y represente a dicha provincia en Campeonatos Nacionales.

Ø Por todo ello y sin duda me corresponde ser reconocido como: “El mejor atleta que hoy tiene la Fuerza Aérea Argentina”!

Ø Como puede entonces justificarse que me califiquen por debajo del normal en “Aptitudes Físicas?

Ø Quien subscribe jamás perdió un ascenso normal, acabo de ascender, nunca tuve calificaciones negativas.

Ø Quien subscribe termino el último año de la Escuela de Suboficiales con el promedio más alto en materia teóricas de mi camada.

Ø Quien subscribe acaba de salir en segundo lugar en una competencia entre 100 suboficiales de todo el país y en merito a mi excelente capacidad profesional fui por ello designado para viajar a EE.UU. por el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Argentina.

Ø Como entonces justificar con notas negativas mi “Aptitud Militar”?

Ø Como entonces se puede justificar con notas negativas mí: “Aptitud Técnica”?

Ø Donde están los fundamentos para justificar semejante injusticia?

Solo obtuve en aquellos entonces, más de 50 años atrás un solo tipo de respuesta: “Días de arresto”!Y más días de arresto! Muchos de ellos! Eran sistemáticos, sin explicación y vinieron de todas las instancias! Eran “Automáticos”! Incluyendo la última del Comandante en Jefe por aquel entonces el Brigadier Hibrahin quien me “saludo” con 30 días adicionales y finales de arresto!

En una oportunidad un Capitán quien era Asistente del Jefe de Base de Río IV se acercó y me dijo: “Suboficial Pringles, Yo he leído su reclamo y le voy a decir lo siguiente: “Usted tiene razón, eso está claro y no se justifica para nada lo que le están haciendo a Usted, es vergonzoso. Pero también debo decirle que jamás le darán la razón! Aquí no existe la “Justicia”, solo “La Ley del Gallinero”, por aquello que la gallina que está en el palo de arriba ca.. a la que está más abajo”! y Usted tiene que entender eso! Se lo digo por mi propia experiencia!

Me pidió que abandonara mi reclamo para no arruinar mi carrera. No le hice caso, yo no tenía ese escepticismo del Capitán obtenido según el de sus propias experiencias y yo “creía” en la honorabilidad y equidad de mis superiores y seguía pensando que tarde o temprano encontraría a algún superior con un sentido mayor del significado del término: “Justicia”.

Pero nunca la encontré! En el medio del proceso observaba una clara confabulación diría cobarde y vergonzosa, una actitud mafiosa por parte de la mayoría de los oficiales de la Base de Rio IV!. Me “buscaban” y me “perseguían” por todas partes para tratar de inventar un supuesta falta mía para penalizarme con algún pretexto con días adicionales de arresto!

Y vaya que inventaron oportunidades! Por ejemplo, es obligación de un subalterno saludar al cruzarse con a un superior, pero no cuando este mirando hacia otro lado. Por ello al cruzarme con alguno miraban hacia otro lado y luego me increpaban por no saludar. Yo no podía creer que estos eran “Oficiales de la Fuerza Aérea”! Como yo puedo respetarlos? Me decía!

Con el tiempo pensé el grueso de estos Oficiales no eran del Cuerpo Comando, no eran egresados de la Escuela de Aviación!

Predominaban los “asimilados”, ya sean Ingenieros, etc. incluyendo al mismísimo Jefe del Taller Regional Rio IV Comodoro Guerra!

Tal vez sea eso me preguntaba que no tuviesen los mismos principios de nobleza, de entereza, de equidad y de responsabilidad que estaban impregnadas y amamantadas a mi paso por la Escuela de Suboficiales donde tuve excelentes Oficiales y Suboficiales Instructores!

Cansado de esta parodia fui perdiendo el respeto hacia ellos y a veces les preguntaba con sorna si “sufrían de tortícolis”! Las reglamentaciones en vigencia de aquel entonces y al parecer también de ahora yo no tenía ningún derecho de buscar asistencia legal.

No me era permitido asistencia legal! Como lo establece la Constitución Argentina!

Yo debía personalmente escribir mi propia defensa sabiendo poco y nada sobre temas legales y así me pasaba hasta altas horas de la noche repasando el Código de Justicia Militar que no me servía de nada! Era increíble lo burdo y ridículo de esa “Justicia Militar”!

Fui notificado de esa pena máxima cuando ya estaba en un nuevo destino, el CIPRA, un Instituto Militar en Ezeiza donde fui Instructor de Alumnos. Siempre recuerdo la sorpresa del Comodoro Vega Director del mismo, que allí recibió esa notificación del Cte. en Jefe y a su vez en otra nota recibía un agradecimiento del Jefe de la Policía Federal dado que en plena calle Rivadavia en el Barrio de Flores yo había salido pistola en mano y a los tiros en defensa de un Policía que fuera atacado por una turba.

Al ver el ataque corrí en su defensa pateando y golpeando a los atacantes del joven Policía desvanecido en medio de la calle (Rivadavia y Varela) y a punto de ser asesinado por los golpes y patadas y saque de su cartuchera su pistola Ballester Molina calibre 45, la cargue y dispare 2 veces al aire y les grite a los atacantes que huían: “Al que se mueve lo bajo”, mientras procuraba alejar apuntando a los centenares de demostrantes que me rodeaban. Mi situación era allí muy riesgosa. A mis gritos y disparos al aire, tres de los atacantes quedaron petrificados y levantaron sus brazos! Los detuve y los lleve hacia una playa de estacionamiento cercana buscando protegerme mientras también apuntaba y hacía alejar a los centenares de manifestantes que me rodeaban peligrosamente. Entregue luego los atacantes y la pistola a la Policía Federal.

Con un informe en cada mano el Comodoro Vega me preguntaba: “Pero quién es Usted, cual es Usted, Suboficial Pringles?”. “Es Usted un héroe o un indisciplinado”?

A lo que respondí: “Es fácil de deducir todos esos días de arresto fueron consecuencias y derivadosde lo que escribí reclamando Justicia a la que nunca encontré porque No Existía!.

“La nota es del Jefe de la Policía Federal y fue consecuencia de lo que “hice” en defensa de la Ley”, tal cual corresponde. “Usted puede deducir cual es lo real y valedero”! De allí el reconocimiento del Jefe de Policía Federal y de otros Oficiales que yo pusiera mi vida en peligro defendiendo a uno de su fuerza!

Pocos días después el Comodoro Vega me dio su respuesta ordenando se leyera la nota del Jefe de Policía y elogiando mi accionar frente a toda la Escuela y que marchara frente a mi homenajeando mi acción”! Mis alumnos me miraban como si midiera 2 metros!

Los días de arresto no significan estar en un calabozo, solo permanecer en la base al menos durante el día para los casados. Pero si queda marcado en el legajo de cada uno.

El Comodoro Vega me dijo: “Tome la pena como cumplida”! El “sabia” lo absurdo de la misma!

Que cometí errores elevando y respondiendo a cada instancia y no usando términos “suaves” o “convenientes”? Sin duda! Lo admito! No me calle para nada y refutaba cada rechazo y les decía lo que pensaba de mis superiores y su falta total de sentido de Justicia!

No soy de callarme la boca y mi temperamento como así mis profundas convicciones sobre el significado de Justicia no me permitió evitar escribir sobre lo que yo veía claramente como una aberración y una confabulación arbitraria muy poco honorable y dirigida por la Jefatura y la Oficialidad de esa Base Aérea en Río IV contra mi persona.

Por ello y abiertamente y claramente les escribía cuestionando su integridad y sus conocimientos sobre lo que implicaba el término “Justicia”! Pero ninguno de esos superiores tuvo la gallardía, ni la integridad ni la hombría de bien de llamarme y escucharme.

Menos aun de tratar de ser “Justos” y “Equitativos”! Esos términos para ellos y a mi juicio eran “desconocidos”! Seguramente también lo era la palabra: “Honor” y “Honestidad”!

Por ello y aunque a mí en lo personal me sirva de nada me alegra profundamente que otros militares tengan a partir de ahora el derecho que tiene cada ciudadano argentino de tener una defensa adecuada como lo determina la Constitución Nacional.

En aquellos entonces y tal cual me lo anticipaba ese Capitán solo imperaba: “La Ley del Gallinero”! Y hasta ahora (Marzo 2007) al parecer también?

Por ello en 1963 al tener que firmar un nuevo contrato de Servicios que era requerido por 5 años con la Fuerza Aérea no quise hacerlo y pase a Retiro y me radique en California.

Esa es mi historia y mi experiencia sobre La Justicia Militar es decir: “La Ley del Gallinero”!

Más abajo la Declaración de la Suprema Corte.

Alberto R. Pringles
Alberto.Pringles@Argentinisima.US

Seprin - 11 Mar 2007 - 12:23

Corte Suprema declaró inconstitucional a la Justicia Penal Militar

En un caso patrocinado por la ADC, la Corte Suprema entendió que el Código de Justicia Militar es inconstitucional en tanto restringe la libre elección del abogado defensor por parte de un acusado sometido a un proceso militar. Por tal motivo declaró nulo todo el proceso al que había sido sometido un Capitán y lo absolvió. En el caso, el Capitán de Intendencia Ramón Ángel López había sido condenado por un tribunal militar a cumplir la pena de un año de prisión como autor del delito de falsedad previsto en el art. 856 del Código de Justicia Militar (Causa N° 2845 López, Ramón Ángel s/recurso del art. 445 bis del Código de Justicia Militar). La defensa del Capitán López ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, desempeñada por la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), cuestionó la constitucionalidad de la justicia penal militar en dos puntos. Por un lado, la ADC sostuvo que las restricciones a la libre elección del abogado defensor de un acusado sometido a proceso militar, implicaban una violación al principio de defensa. Por otro lado, entendió que el juzgamiento de militares por un tribunal militar no garantizaba la independencia judicial, consagrada en la Constitución Nacional y en la Convención Americana de Derechos Humanos.

En su fallo, la mayoría de la Corte (los jueces Eugenio Zaffaroni, Ricardo Lorenzetti, Carmen Argibay y Carlos Fayt) hizo lugar al primero de los cuestionamientos planteados por la ADC, considerando que se había violado el derecho de defensa de López, por lo que declararon nulo todo el proceso al que había sido sometido y lo absolvieron. Los mencionados jueces Zaffaroni, Lorenzetti y Fayt también hicieron lugar al segundo de los cuestionamientos presentados por la ADC y entendieron que el juzgamiento de delitos penales por parte de un tribunal militar, que depende del Poder Ejecutivo, era inconstitucional porque no garantiza la imparcialidad del juzgador. Por su parte, la minoría del tribunal, integrada por los jueces Elena Highton de Nolasco, Enrique Petracchi y Juan Maqueda, votaron a favor de la revocación de la sentencia de la Cámara Nacional de Casación Penal (que había fallado en contra de López en la instancia anterior) por entender que era arbitraria, ya que no se había expedido sobre la totalidad de los planteos realizados por la defensa de López ante dicha instancia. Por tal razón, decidieron remitir el caso nuevamente a la Cámara de Casación para que esta vez examinaran adecuadamente los planteos de la ADC.-

Alberto R. Pringles
Alberto.Pringles@Argentinisima.US

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