Alegrías y tristezas
ADIOS Y BIENVENIDO
Por Eduardo Juan Salleras, 29 de diciembre de 2015.-
Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente
Y pasó otro año…
Para los argentinos fue un tanto raro, por ejemplo yo, voté 7 veces. Si bien me gusta la democracia me parece una exageración.
Gracias a Dios fui premiado por tanto esfuerzo cívico.
En líneas generales, todo año que pasa, deja cosas buenas y malas.
Hay una especie de negación de lo no positivo, como huyendo de esa situación, parecida al maleficio.
En realidad, en la vida de todos hay cosas muy buenas, buenas, regulares y malas. No hay por qué esconder lo deslucido de nuestra peregrinación, y mucho menos avergonzarse porque algo no sale bien.
Escribiendo esto, recordé un artículo mío publicado hace años sobre un maravilloso escrito de Khalil Gibrán, bellísimo relato “Sobre mi tristeza” y “Sobre mi alegría”, que recomiendo leer o buscar en ese vieja publicación mía en la cual transcribo puntualmente ambos cuentos.
Allí, como conclusión y moraleja digo: “La felicidad es la correcta relación entre los momentos de alegría y los momentos de tristeza” o la ecuación perfecta entre ambas.
En el andar por nuestra existencia, encontramos tiempos de algarabía, de contento, de dicha. También de congoja, de amargura, de pena. Depende de nosotros darle la inercia que le corresponde a cada cosa y que transcienda o no a la ocasión.
No hay razón de quedarnos en lo que nos hace daño, como tampoco en una fantasía que no existe, negando la realidad.
Todo aquello que sentimos como delicia, como satisfacción o como bienestar, merece hacerlo durar lo máximo posible ya sea apenas un deleite, un pequeño regalo o un corto recreo.
Es importante admitir que no toda tristeza es mala porque no es lo mismo la angustia que la melancolía, el luto que la nostalgia, el duelo que la pena.
Lo que viene del dolor, de la angustia, del drama, no deberíamos hacerlo durar demasiado y su inercia transformarla en recuerdo, en resignación y en enseñanza.
No corramos detrás de la alegría como locos porque no es lo mismo júbilo que alboroto, diversión que desenfado, fiesta que juerga. La dicha dura tan sólo un momento, lo demás es rutina, y para que ella sea creíble y duradera, no debe ser exagerada, ni superficial y mucho menos, ficticia.
Solemos saludarnos diciéndonos: ¡¿Todo bien?! Nunca todo está bien, sin embargo respondemos: ¡Sííí! ¡Todo bien! Yo hice la prueba de objetar: - No, hay cosas que andan bien, otras más o menos, y hay algunas que andan como el traste… enseguida la persona hace como un escudo imaginario anti mi mala onda y cambia de tema o responde: bueno, la salud, la familia ¿bien? Eso es lo importante… Claro que sí pero, no tenemos que temer a que las cosas no sean como esperamos, porque sucede.
Como también, si hay de qué estar satisfechos, contentos o dichosos; si hay de que reírnos… no dejemos pasar el tiempo, festejemos y riamos con ganas porque nada dura demasiado.
En definitiva, habría que hacernos la costumbre de vivir a pleno los momentos de felicidad, más allá de la alegría, más allá de la tristeza.
Hoy es un buen día, hoy voy a ser feliz.
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… “Mirad allá descansa un hombre cuya Tristeza ya murió”.
… proclamé mi Alegría desde el tejado. Pero nadie me prestó atención. Y mi Alegría y yo nos quedamos solos, sin nadie que nos mire, sin nadie que nos visite...
… Y mi Alegría murió de soledad.
Khalil Gibrán
Esperemos el tiempo que se viene con esperanza, preparados para ser felices, sin desconocer, sin asombrarnos, sin quejarnos, que hay momentos de tristeza como momentos de alegría.
Así es la vida…
Que termine bien el año y que el próximo sea mucho mejor.
EJS
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