Si Hamás se desarma como Israel reclama, éste país no tendrá inconvenientes en satisfacer a un buen número de condiciones que Hamás exige y el éxito de los esfuerzos para lograr una paz duradera podrá tener mayores posibilidades. Pero Hamás no quiere que Gaza sea una zona desmilitarizada porque no quiere paz. Está más interesado en eliminar a Israel que en darle felicidad a su pueblo. Hamás no necesita armas para reconstruir Gaza. Hamás no necesita misiles ni túneles para darle instrucción a su pueblo, asegurar su salud y brindarle bienestar y sustento. Para ello solo necesita la ayuda que le llegará de todos lados, incluso desde Israel si depone sus armas.
Hamás sabe muy bien que Israel solo ansía vivir en paz porque lo ha dicho infinidad de veces y lo ha demostrado otras tantas: nunca atacó a nadie antes de que fuera atacado. Cada vez que luchó lo hizo en defensa propia. Pero lamentablemente también Hamás sabe que no debe renunciar a los conocidos dictados de su carta magna. Aquí recordamos algunos:
“Israel existirá y seguirá existiendo hasta que el Islam lo aniquile, como antes aniquiló a otros”. “El Día del Juicio no ha de llegar hasta que los musulmanes luchen contra los judíos y los asesinen. Luego, los judíos se esconderán detrás de rocas y árboles, y las rocas y los árboles exclamarán Oh Musulmán, hay un judío escondido detrás de mí, ven y asesínalo“.
Hamás es un grupo fanatizado cuyos ideales son los mismos que los de los Hermanos Musulmanes, quienes, con la meta final de islamizar el mundo frente a sus ojos, no toleran la espina irritativa que representa la existencia de un país judío en el corazón del Medio Oriente musulmán.
Israel continuará sin poder gozar de una paz verdadera, mientras comparta fronteras con fanáticos grupos terroristas que odian a muerte a los judíos, a menos que éstos se convenzan que son inútiles sus esfuerzos para echar a los israelíes al mar, a menos que a éstos les quede claro que nunca podrán vencer al mejor ejército del mundo.
En lugar de provocar sin descanso al Estado de Israel con mortíferos misiles, no hay duda que les convendría ser su amigo. Es mejor aceptar la ayuda que le puede ofrecer un país pionero en ciencia y tecnología como es el Estado de Israel, que vivir en un infierno con olor a pólvora.
Samuel Auerbach.
Natanya, Israel.
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