El momento más violento
DESPRECIO POR LA VIDA
Por Eduardo Juan Salleras, 12 de agosto de 2014.-
Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente
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Fue un domingo de mucho trabajo, pero un día fantástico, con un sol tibio desde el amanecer hasta el ocaso, y casualmente al final, mientras atendía un ternero debilucho, dándole la última mamadera calentita para pasar la noche, sentado en un balde dado vuelta, con la mirada al Este, cuando vi en el horizonte la pelada naranja de la luna llena que se asomaba… y pensé: ¡Qué lindo que es vivir!
No es para menos.
Raudamente el globo, ya más amarillo, se elevaba en busca de la noche…
¿Qué es la vida?
Es una palabra… es un tema.
Hablan de ella los poetas, los escritores, los filósofos, los políticos… los médicos, los científicos… Todos hablan…
Pero, ¿Qué es la vida?
Reduciendo la situación únicamente al ser humano, comienza en la fecundación de un óvulo, y si el niño es bien habido, será producto del amor y si no, será igual, quizás sin el deseo amoroso de ser concebido. Claro, este último pobre, puede correr peor suerte que el primero.
Cuando se habla del aborto se dice que se interrumpe un embarazo, no una vida, ni tampoco explican cómo.
Si el niño continúa su camino sin inconvenientes, se enfrentará al tiempo, que como un reloj de arena comenzará a caer, lentamente.
Primero será un infante lleno de fantasías.
Luego se transformará en un adolescente colmado de dudas.
Después en un joven repleto de sueños, y aquí comienza la lucha por alcanzar los anhelos.
En el medio pueden ocurrir todo tipo de inconvenientes: enfermedades, contratiempos sociales o económicos pero, el ser humano fue dotado con la inteligencia para resolver los inconvenientes y seguir adelante.
No es fácil vivir.
Se llega al momento de salir a trabajar, a buscar una compañera, y con ella traer al mundo nuevos niños, nuevos adolescentes y nuevos jóvenes, por los que uno se esforzará en darles bienestar y hacerlos felices, sumándose a esos sentimientos. Entre ello habrá que sortear todo tipo de adversidades, llevar en los hombros por momentos cargas pesadas.
El hombre busca su logro, en un camino a veces con errores y desilusiones pero que jamás lo detendrán, o porque tiene claro su horizonte o por la inercia que lo lleva a subsistir.
Es un gran desafío llegar a viejo, un tremendo esfuerzo transitar los senderos del tiempo para alcanzar la mayor cantidad de años en este mundo.
Por ello admiro y respeto tanto a la gente mayor, han sabido llegar.
No sé si fui lo suficientemente ilustrativo para demostrar que vivir no es fácil para nadie, que es un andar con muchos obstáculos, que se debe circular con denodado coraje y más cuando se tiene una familia alrededor, y amistades, porque entre todos formamos una comunidad.
Sin embargo, en los últimos años más que nunca - en especial hoy - aparecieron en la sociedad una serie de elementos, por no llamarlo personas, dispuestos a interrumpir la vida de la gente, a abortar las fantasías, las dudas y los sueños de cualquiera.
El crimen circula por las calles con licencia para matar, y matan.
No hay quien los pare. Esgrimen todo tipo de violencia: secuestros, torturas y asesinatos, mientras tanto al poder político lo único que le interesa es disimular sus efectos electorales. Porque cuando debe hablarse del tema profundamente, les preocupa más cuáles fueron la razones sociales que llevaron al energúmeno a matar, que los derechos a vivir que tenía su víctima.
Es notable el desprecio por la vida que se ha instalado en nuestro país, porque vale mucho menos que una bicicleta, que un celular, que cuatro mangos con cincuenta que cobra un jubilado, el que, a pesar de sus limitaciones y de los años transcurridos, mantiene intactas sus ganas de vivir, y lo matan.
Y aquí se centra lo curioso. Está bien claro que el delincuente hoy no roba y asesina para comer, sino para no trabajar, entonces asalta y mata al trabajador.
Pero también está el que delinque para acceder a las drogas, aquellas incluso inferiores en calidad, que destruyen al que las consume rápidamente. Es contradictorio, aquel que busca un atajo hacia la muerte elimina, interrumpe la vida, al que se esfuerza para vivir y sin embargo muere de su mano injustamente.
El que elige morir mata, y el que lucha por vivir muere. Es imposible una sociedad que funciona al revés.
Es tan desproporcionada la violencia que por un par de zapatillas un niño puede recibir 4 balazos.
A nadie lo escandaliza semejante desigualdad, tanta exageración a favor del crimen, y en medio de la alegría de recuperar un nieto desaparecido, las calles se bañan de sangre todos los días. Esto supera en violencia a la década del 70. No podrá la sociedad sentar en el banco de los acusados a nadie el día de mañana. No es un enfrentamiento ideológico entre un poder y los que se resisten. Es el avance de los que tienen armas sobre los que no. De los que no quieren trabajar sobre los que sí. De los que quieren drogarse y de los que viven de ello, sobre los que prefieren generar sus propias fantasías, con dudas y esfuerzo para alcanzar los sueños.
Es el pueblo el que está siendo brutalmente agredido y muere. El pueblo que trabaja, el que paga sus impuestos, al que le robaron sus ahorros repetidas veces y le manejaron su jubilación al antojo de las necesidades proselitistas. Es la parte más baja de la sociedad la que aporta con sus vidas a la vagancia y a la riqueza del narcotráfico.
Y los modernos de siempre, escudados detrás del poder y de la seguridad que les ofrece, predicarán cínicamente lo que aún le es ajeno, analizando los argumentos sociales del delincuente y cuáles fueron las lógicas razones que llevaron al muerto a ser una víctima.
No es fácil vivir… se complica mucho más cuando existe semejante desprecio por la vida.
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