Cuando el pueblo desatiende o traiciona sus tradiciones, es justo castigo a sus pecados que sufra gobernantes que lo dejen desasistido.
¿Cómo podemos hoy poner por obra las profundas y urgentes reformas político-sociales que el pueblo reclama, si a ello se oponen tremendas resistencias provenientes de intereses creados, egoísmos, rutina, prejuicios, cortedad de visión, corrupción, violencia, etcétera?
Esto explica que en los últimos años haya crecido el número de quienes sostienen que es preciso acudir a procedimientos violentos e incluso “revolucionarios”, so pena de que lo que se está requiriendo del poder político quede en meros verbalismos o se traduzca, a lo sumo, en modificaciones de detalle, meros retoques, paños tibios (el político sabe muy bien que el tiempo soluciona muchas cosas, pero también sabe que hay otras que DEBE SOLUCIONARLAS A TIEMPO)
Lamentablemente mis amigos, el pasado nos demuestra que la violencia ideológica nunca ha hecho otra cosa que destruir, NO EDIFICAR; encender pasiones, NO APLACARLAS.
La realidad actual nos está diciendo que acumulando odio y ruinas no sólo no se ha logrado reconciliar a los contendientes, sino que la “teología de la violencia y de la revolución” ha llevado a hombres y partidos políticos a la triste realidad que hoy vemos, en donde desde el Gobierno se fomenta decididamente el odio y se promueve o se provoca la violencia.
LA VIOLENCIA DESTRUYE LO QUE DICE DEFENDER.
Supo decirnos al respecto Juan Pablo II “No escuchéis las voces que hablan el lenguaje del odio, de la revancha, de la venganza. No sigáis a ningún líder que os lleve por caminos que infligen muerte ( … ). No penséis que la valentía y la fuerza se prueban matando y destruyendo”
LÉELO EN VOZ ALTA
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del dialogo y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén
En azul y blanco,
Supo decirnos al respecto Juan Pablo II “No escuchéis las voces que hablan el lenguaje del odio, de la revancha, de la venganza. No sigáis a ningún líder que os lleve por caminos que infligen muerte ( … ). No penséis que la valentía y la fuerza se prueban matando y destruyendo”
LÉELO EN VOZ ALTA
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del dialogo y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén
En azul y blanco,
Hugo Cesar Renes
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