De un buen amigo
LA INSPIRACIÓN
Por Eduardo Juan Salleras, 26 de mayo de 2014.-
Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente
Recibí ayer el correo de un viejo amigo, haciendo un pequeño comentario sobre mi último escrito.
Él fue motivo de inspiración de muchos artículos, cuyos temas nacían de aquellas sobremesas en las que oficiaba de anfitrión.
Polémico como pocos, manejaba el estilo de una manera singular. Uno sabía que si lo invitaban a cenar, siempre con mesas variadas en idiosincrasia, iba a la discusión, pero se hacían interesantísimos debates sin llegar nunca a la discordia, porque él como moderador lo impedía sutilmente.
Fue siempre un halago ser su invitado porque me rodeaba de gente inteligente, y no es poca cosa.
Tan sugerente fue para mí creatividad literaria, que ayer me dejó en pocas líneas una frase inspiradora: a esta edad los problemas existenciales son más agudos, porque lo vivido pesa más que el porvenir. Y lo dejamos ahí porque el tema de hoy es la inspiración.
Por ejemplo, en este último tiempo estoy viviendo momentos complejos de mi vida activa, productiva o laboral, como se prefiera. Esta situación desmotiva bastante a la fantasía literaria.
Pero hoy es martes, es tiempo de ir cerrando un artículo que ni siquiera empecé.
Gracias a mi buen amigo, se gestó un tema: la inspiración.
Es lo que motiva a una persona a crear algo, en mi caso un artículo, o un ensayo.
Todos necesitamos de esa iluminación para elaborar algo nuevo.
El pintor buscará en su musa la silueta y los colores de su obra.
El músico, los sonidos que explotan en su mente, los que con cierta gracia transformará en una composición.
Las ideas juegan en nuestra mente, se acomodan y se desacomodan, a veces quedan así, pero hay otras que encuentran el lugar más parecido al indicado y uno concluye con éxito su diseño literario.
Por momentos mi fuente de imaginación es invadida por temas desagradables, como los políticos, que en nuestro país siempre dieron tela para cortar, especialmente intentando corregir la realidad viciada de mentiras, de demagogias, de relatos con argumentos insostenibles.
Me revelan estas cuestiones, y como una forma de expulsar de mi interior un mal sentimiento y vivir mejor, plasmo en el papel, mi versión de la realidad.
La política no me dejó vivir tranquilo hasta ahora, lo reconozco.
Gracias a Dios, habito entre la naturaleza, hace 40 años en el mismo lugar, sin embargo, la movilidad del medio no deja jamás de crear algo nuevo para mí vista, para mí sorpresa.
Es curioso que descubra todos los días algo nuevo, quizás lo que siempre estuvo y no lo supe ver.
Esta situación se da en muchas cosas de la vida, que fueron constantes, no obstante no las percibimos.
Todos los amaneceres, como los crepúsculos, los vientos y las lluvias; las estaciones del años… son distintos, nada se repite, por ello hay siempre una vena de inspiración.
Desde ya que debe encontrar en nosotros el suelo fértil donde germinar y crecer.
Está en la capacidad de maravillarnos de nuestro entorno encontrar la señal divina que crea en la inventiva nuestra obra.
Uno de mis cuñados, es de esos arquitectos cuya imaginación es notable. De pronto encuentra algo, incluso en la calle, lo toma como si fuera algo enviado por Dios, se le iluminan los ojos, se ríe y dice: ¡qué bueno! Generalmente pienso: ¿qué va a hacer con eso?
Su inspiración lo coloca en el lugar impensado para cualquiera, el mejor y más llamativo de los adornos, el diferente.
Mi sobrino, vecino mío, armó una granja. Cada cosa que construye, que diseña, lo hace con materiales en desuso, tirados. Busca en los rincones lo que supuestamente ya no sirve, años en el campo arrumbados. Incluso lo que me pide y no le doy utilidad se lo regalo, porque sé que en sus manos, esa cosa, que estaba lista para cumplir su ciclo, ser tirada o quemada, cobra vida. Y disfruto de su resultado.
Inspirar es hacer surgir en la gente ideas creadoras.
Evidentemente no hay creación sin inspiración.
¿En qué se habrá inspirado Dios para crear el universo?
Solemos decir: por inspiración divina, cuando nos referimos a creaciones solemnes.
¿En qué habrá pensado Dios cuando creó la Argentina y a los argentinos?
Pero prefiero seguir sorprendiéndome con lo que me rodea día a día, porque el asombro es parte de ese soplo de imaginación.
Mientras no se pierda la capacidad de admiración por las cosas de todos los días, la curiosidad por encontrar novedades en lo más simple, y que nuestro poder, inalterable, se encuentre en la humildad de reconocer la importancia de lo que nos rodea, viviremos inspirados en la felicidad.
Porque mi querido amigo, que me exaltaste con tu consideración al escribirme, ¿cuánto porvenir había en aquellos que murieron jóvenes y cuánta experiencia hemos acumulado nosotros en todos los años sobrevividos?
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