Las luchas campesinas son contra las transnacionales productoras de alimentos contaminados
El líder del Movimiento Sin Tierra, analiza los alcances de las nuevas luchas del campesinado y precisa cuáles son las actuales tareas de la reforma agraria en América Latina.
Para Joao Pedro Stédile, líder y uno de los fundadores del brasileño Movimiento Sin Tierra (MST), las modernas luchas campesinas no se limitan al tradicional reclamo de "tierra para el que la trabaja", sino que consideran el territorio como un espacio integral e integrador y propugnan la armonía entre seres humanos y naturaleza. Cita, para ilustrar su postura, a bolivianos y ecuatorianos, que viven en una sociedad campesina de valores arraigados
Expone que los pueblos originarios, bolivianos y ecuatorianos desarrollaron el concepto de que la tierra es más que un espacio de trabajo, más allá de la consigna zapatista de "tierra para quien en ella trabaja"
"Nos dijeron: es más que eso" (la tierra para quien la trabaja), señala este hombre de ojos azules, descendiente de una familia de inmigrantes que cultivaba uvas en Brasil
Tierra "no es solo para trabajar. Tierra es territorio, donde uno reproduce su vida. Tierra es cultura. Si tú no tienes la tierra no tienes territorio, no tienes cultura; por lo tanto, no te reproduces como sujeto social. Entonces, ahí incorporamos, en la lucha por la reforma agraria, que tomar una tierra no es solo para trabajar, sino también para controlar el territorio y enfrentar al capital; para que el pueblo de Venezuela controle el territorio donde vive, para que el pueblo de Brasil controle el territorio donde vive". Entonces, añade, "la reforma agraria de ahora no es la tradicional del siglo XX. Ahora la reforma agraria tiene otros componentes que nosotros llamamos de nuevo tipo"
Asienta que "este nuevo tipo" consiste en ver la tierra como un espacio territorial que debe ser defendido para el trabajo, al igual que se protege y conservan la naturaleza, el agua y la biodiversidad.
Un segundo aspecto, es que la tierra es para garantizar la soberanía alimentaria. De allí que la reforma agraria no solo implica la posibilidad de trabajo para la campesina y el campesino, sino que debe garantizar alimentos sanos para el pueblo
Sustenta que no tiene sentido una reforma agraria con campesinas y campesinos en el campo y gente pasando hambre en las ciudades. Por ello es vital el propósito de la soberanía alimentaria como un segundo aspecto de las políticas de reforma agraria. Pero para Stédile no se trata de millones de toneladas de alimentos contaminados con agrotóxicos. Por eso plantea un tercer aspecto: la producción de alimentos sanos.
"Las transnacionales", argumenta, "utilizan mucho veneno. En Brasil somos los campeones mundiales en uso de veneno agrícola. Se utilizan cinco litros de veneno por persona por año. Eso contamina el agua, la tierra y nuestro organismo, porque viene en cuentagotas en los alimentos y produce cáncer, porque el veneno químico al entrar al estómago y a la red sanguínea, las células se vuelven malas. La mayoría de los cánceres hoy son producidos por los agrotóxicos."
Entonces la reforma agraria tiene que producir sin veneno, y para producir sin veneno se tienen que crear escuelas de agroecología"
El líder del MST destaca que, en el aspecto de la producción de alimentos sin agroquímicos, existe un gran debate ideológico entre las grandes corporaciones transnacionales y los movimientos campesinos
Por un lado, las transnacionales productoras de alimentos señalan que no es posible producir a gran escala sin maquinaria y sin químicos, mientras que los movimientos campesinos, como el MST, sostienen todo lo contrario. Argumenta que se deben utilizar técnicas apropiadas, ya que existe un acumulado científico que lo hace posible y que solo basta difundirlo. Para ellos están las escuelas de agroecología
Un cuarto elemento que incorpora este moderno concepto de reforma agraria se debe a la expansión de la agroindustria a los sectores campesinos de manera que puedan incorporar valor agregado al producto primario
"¿Qué pasa?", se pregunta, "¿si el campesino tiene tierras, aplica la agroecología para producir la leche y le vende a la empresa Nestlé? Nestlé le paga 50 centavos y la vende a 1,50. Así nadie va a salir de la pobreza. Entonces tenemos que cambiar a Nestlé por pequeñas empresas. No vamos a vender a 50 céntimos sino a 1, pero es menos que 1,50. Entonces, gana el consumidor y gana el campesino"
Un último aspecto que Stédile considera crucial está asociado con la educación, para evitar el error que cometieron Pancho Villa y Emiliano Zapata, líderes populares (ambos analfabetos) que hicieron una revolución en México; tomaron el poder, pero no sabían escribir los decretos. Entonces regresaron al campo a cultivar la tierra y allí fueron asesinados por la burguesía, que retomó el poder
"Por eso sacamos la enseñanza: es imposible hacer una revolución con analfabetos. La educación es revolucionaria, me lo dijo personalmente Fidel Castro en una conferencia para campesinos en Cuba: mi generación tuvo que agarrar el fusil para hacer la revolución. La generación de ustedes tiene que agarrar el lápiz, el libro. Son las armas modernas para combatir a la burguesía."
"Entonces en Brasil, cuando se hace una toma de tierras, el Gobierno expropia y la primera cosa que construimos es una escuela. Tenemos que repartir el conocimiento; si no repartimos el conocimiento no hacemos ningún cambio y la burguesía retoma el poder", sostiene.
Anuncia que ya existe una articulación de todos los movimientos sociales, desde Canadá hasta La Patagonia, incluyendo los grupos del campo y urbanos, asociados con el proyecto de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)
- ¿Y por qué del ALBA?
- El problema es que hoy en Latinoamérica se enfrentan dos proyectos. El proyecto del capital internacional que, bajo la dirección de Estados Unidos, quiere recolonizar nuestro continente con sus prácticas de tratado de libre comercio, injerencia militar y con eso intentan recuperar lo que perdieron con el ALCA. Del otro lado, hay otro proyecto que es de integración económica, política y popular que se contrapone a ese proyecto. Ese proyecto lo llamamos del ALBA, que para nosotros es más amplio que el acuerdo que hay entre los siete países. Esa es la parte del ALBA, que es la parte gubernamental, institucional; pero la otra parte es, incluso en mi opinión, más importante, porque representa una integración de los pueblos Y dentro de ellos, los movimientos sociales tratamos de articular a quienes están contra el proyecto neoliberal, antiimperialista para unir fuerzas y le pusimos el nombre de Articulación Continental de los Movimientos Sociales hacia el ALBA
- ¿Que grupos apoyan ese movimiento?
- Hay movimientos desde Canadá hasta los mapuches en Chile. Creemos que hay más de mil movimientos sociales de todos los países. Adelanto que desde el 6 al 20 de mayo, vamos a realizar, en Brasil, una asamblea continental con 280 delegados de 24 países. Habíamos planificado hacerla el año pasado, pero por la enfermedad de Chávez, las elecciones y ahora su pérdida, la haremos en mayo. De Venezuela van a ir 20 delegados, uno de cada uno de los movimientos sociales que hay en el país, del campo y la ciudad
Con respecto al MST, señala que enfrenta una dura lucha impuesta por la coyuntura del enfrentamiento entre el modelo capitalista y el impulsado por los pueblos. Estos dos grupos, aduce, se disputan los recursos naturales y la agricultura
Luego refiere que las compañías transnacionales, el capital financiero, llegan a los países, compran enormes extensiones de tierras y tratan de monopolizar la producción agrícola.
Además intentan apoderarse de los recursos minerales, como el petróleo, el hierro, la bauxita. Del otro lado se encuentra el movimiento campesino, acostumbrado tradicionalmente a luchar contra el latifundista; ocurre que ahora son estas empresas las que tratan de apoderarse de las tierras y controlar la producción agrícola
Ahora, sostiene Stédile, los sin tierra, los campesinos no se enfrentan al latifundista atrasado que contrataba sicarios para matar a los líderes sociales
Ahora se enfrentan a Monsanto, a Cargill, a Nestlé, que acaparan las tierras y usan la producción agrícola para producir biocombustible (etanol) y llevárselo para Estado Unidos para llenar los tanques de los vehículos "Ahora nuestros enemigos principales son las transnacionales, los bancos internacionales, que hacen inversiones en el agro. Entonces cuando tomas una tierra, no te encuentras con el gatito del latifundista; te encuentras al tigre de la Exxon, la Texaco, de la Cargill", compara
Con eso "la lucha de clases en el campo se tornó más compleja y más dura para el campesino que tiene que asumir que para defender las conquistas en el agro tienen que unirse con los obreros de la ciudad, aglutinar una fuerza más grande que pueda derrotar el modelo del capital. De ahí esa concepción de articular los movimientos sociales del campo y del capital y por ello esa articulación de los movimientos en el ALBA"
- ¿Y Brasil no tiene un gobierno de izquierda?
- Los gobiernos de Lula da Silva y de Dilma, como ellos mismos dicen, no son gobiernos de izquierda; ni siquiera es un gobierno del Partido de los Trabajadores. Del Gobierno de Lula y de Dilma forman parte 15 partidos. De esos 15, solo 3 son de izquierda y los otros 12 son de derecha. Resulta que son gobiernos de conciliación de clases. Allí tienes un sector de la burguesía brasileña, de la clase media, los obreros, los campesinos, los más pobres. Todos están en el Gobierno. De ello resulta un Gobierno de un frente muy amplio que le da estabilidad, pero que por su composición de clase le impide hacer cambios estructurales
Agrega el dirigente brasileño que en la gestión de Lula, antineoliberal y anticapitalista, se recuperó la industria petrolera, se impulsó un programa de distribución de la renta; se impulsaron planes de vivienda, de salud, de alimentación. En Brasil nadie más pasa hambre, pero hasta allí llega la alianza.
"Cuando el Gobierno intenta avanzar un poco más para un cambio estructural, que afecte los privilegios de la burguesía, esta se pone en contra. Y ha sido una oposición directa por intermedio del Poder Judicial y los medios de comunicación, que son los poderes en Brasil, sobre los cuales la burguesía tiene control absoluto", confiesa
En Brasil hay unos 20 mil latifundistas que controlan casi la mitad de todas las tierras y están aliados con las transnacionales, explica Joao Stédile. Ellos producen soya, maíz, algodón y caña de azúcar. 80% de todas las tierras de Brasil son para esos productos.
En las haciendas de los grandes propietarios trabajan unos 2 millones de obreros agrícolas. Luego, hay unos 300 mil que conforman una pequeña burguesía agraria que oscila entre el mercado nacional y el internacional.
Abajo están unos 4 millones de pequeños campesinos que producen alimentos, que aunque controlan solo 15% de las tierras son los que producen todos los rubros para el mercado interno: la leche, la papa, las verduras, el frijol, el arroz. Y en este sector se ubican 800 mil familias que conquistaron tierras y que ahora están aglutinadas alrededor del MST.
Una meta del MST es crear pequeñas plantas procesadoras en las zonas agrícolas, lo cual impedirá la emigración del campesino a la ciudad, a fin de que pueda estudiar y trabajar en su lugar de origen.
"Evidentemente como en Venezuela tenemos un Gobierno popular será más fácil, porque el Gobierno puede aprobar recursos, direccionar tecnología y entre Brasil y Venezuela. Podemos hacer un intercambio tecnológico, trayendo maquinarias más pequeñas", agrega.
Manuel Abrizo
Correo del Orinoco
en BOLETÍN ARGENTINO
Enviado por P.I.S.
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