En un país muy lejano
UNA MONARQUÍA POPULAR
Eduardo Juan Salleras, 3 de septiembre de 2012.-
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En un lugar muy lejano… había una vez un país cuyo presidente había sido elegido por el voto popular pero, por una pequeña minoría. Sin embargo no se amedrentó por ello e inmediatamente comenzó a tejer una inédita estrategia de poder en procura de alcanzar la autocracia, gobernando bajo un sistema despótico y aprovechando las circunstancias económicas, permitiéndole comprar las más caras voluntades y alimentar con lo justo a los hambrientos.
Él nunca pensó que todo lo que empieza se termina, antes o después, tarde o temprano… y murió siendo aún un hombre joven, no pudiéndose llevar a la otra vida nada de lo acumulado en ésta.
Antes de morir puso al frente del país, también bajo el voto popular, aunque esta vez con un buen caudal, a su mujer la que también lo sucedió en el poder una vez muerto.
Su condición femenina creó en muchos la sospecha de que no lograría aguantar tan pesado poderío público y si lograría aun ir por más, por todo aquello que él, su esposo, pretendía tener para sí: la supremacía política.
No obstante, cuando una mujer se propone ser autoritaria, supera claramente a las aptitudes machistas, alcanzando ella una importante hegemonía, la que practicó con omnipotencia y prepotencia, haciéndose, disimuladamente, tratar como una reina.
Y como muchas monarquías, se transforman en tiranas, sin miedo siquiera al ridículo, tomando el estado para sí, con todo desparpajo, manipulando como títeres a los otros poderes, entre ellos: la justicia y el congreso.
Fui enviado entonces, como periodista a ese país para lograr hacer una nota lo más clara posible sobre lo que se estaba viviendo allí.
Primero entrevisté a los contentos, y evidentemente sus respuestas no obedecían a una independencia de criterios; se notaba claramente la obediencia y la obsecuencia.
Me pareció que así no debía volverme porque daría una impresión muy deformada de la realidad. Tampoco sería justo ir a hablar con algún político de la oposición porque su comentario estaría viciado de parcialidad.
A la sazón, busqué a algún ciudadano cualquiera pero que tenga pinta, principalmente, de laburante y con más de 60 años. A eso apunté.
- Buen día señor – me respondió el saludo con la cabeza – dígame ¿qué es lo que pasó o está pasando en este país?
- Mire: Una mañana, hace tiempo ya, amaneció sonando en la radio una marchita. Yo no la había dejado prendida, se encendió sola pero, la marcha no era militar… de pronto se corta con una voz que decía: comunicado primero del gobierno nacional y popular… se declara enemigo público número uno a La Verdad. Sigue la marchita y otra vez: comunicado número dos: se declara el estado de sitio y toda aquella persona que se vea cercana a La Verdad, o hable bien de ella, será declarada persona no grata, debiendo abandonar el país o en su defecto será encarcelada…
- Pero, todo esto es una barbaridad.
- No termina ahí… dice el comunicado: iremos en busca de la razón eludiendo la mentira pero también la verdad…
- ¿Cómo?
- Impondremos justicia combatiendo al mal pero también al bien… rechazamos la teoría de los dos demonios… Así también se adueñaron de los aciertos, nadie más que ella puede mostrar un éxito como propio; será la única sagaz y perseguirán a todo aquel que muestre habilidades.
- Bueno, podrán terminar con esto usando el voto.
- No es tan fácil, la república ya está destruida como institución, solamente la usan como adorno retórico y la democracia, el sufragio, es una herramienta muy endeble que pueden manosear con todo desparpajo.
- No puedo creer lo que me cuenta…
- Fíjese: como no les alcanzó haciendo votar a los menores de edad, un senador oficialista, oportunista y obsecuente, propuso que voten también los perros.
- ¿Qué? ¿Y como hacen los perros para votar?
- Cada uno lleva su perro al escrutinio con la debida correa y bozal. A su turno se lo entregan a un joven, voluntario de un grupo patriótico, desde ya oficialista, el que entra con el can y sale con un sobre y el voto que supuestamente eligió el perro en el cuarto oscuro.
- Pero, es de locos además, ¿Con qué argumento sostienen que un perro esté capacitado para votar?
- Bueno, el senador, el que tiene una licencia vitalicia para decir estupideces, sostiene que si un perro tiene la aptitud de elegir en que árbol hace pipi, claramente puede elegir quién gobierne el país donde el vive. Está en su derecho. Por otra parte y continuando con la imbecilidad, los otros días en una entrevista sostuvo que muchos de aquellos que tiene un perro suelen decir que lo único que le falta es hablar…
- Y ¿qué tiene que ver?
- Escandalizado dijo: ¡Pretenden discriminar a los mudos!
- ¿Qué necesidad tienen de hacer todo esto? ¿Qué pretenden lograr?
- Declarar a su majestad definitivamente reina del gobierno nacional y popular. Ella actúa como un Robín Hood a medias porque le saca a los ricos sin darle a los pobres, todo queda para los amigos del poder. UD viera, desde que combaten a La Verdad, periodistas, artistas, intelectuales, industriales, etc. por dos mangos - diría mejor: por muchos - le han dado la espalda a lo evidente, escondiendo la mentira debajo de la alfombra de la tergiversación.
- Es verdaderamente increíble su relato…
- ¡Ojo! no utilice esa palabra.
Seguimos hablando un rato más, para luego consultar a otros de la misma característica: trabajadores y mayores.
Soy un experimentado reportero que recorrí el mundo entrevistando e investigando incluso hechos curiosos. Pero, la verdad – con el perdón de la palabra – nunca me ha tocado algo parecido. Un país muy rico que de todo le sobra, lo único que no tiene es escusa. Sin embargo, el 50% de su población parece bajo el dominio de un encanto y el otro 50%, bajo la influencia del miedo o el de no tener idea de cómo se sale.
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