septiembre 30, 2012By Informador Público
La referencia que hizo la presidente en EEUU, sobre su pasado profesional en Santa Cruz, hizo que buscáramos los antecedentes de Cristina Fernández como abogada en Río Gallegos, para determinar si, precisamente, fue debido a su exitosa actuación profesional, que el matrimonio logró amasar una fortuna cercana a los 100 millones de pesos, de acuerdo a la última manifestación de bienes que hizo la mandataria, en su Declaración Jurada y que fundó en su frase ante los alumnos y el auditorio de la Universidad de Harvard.
La presidente Cristina Fernández dijo en Harvard “mi fortuna se debe a que he sido una exitosa abogada”. Es bastante raro el presupuesto desde el que parte la presidente, porque, en general, el éxito profesional de los abogados, resuenan como campanillas en los ámbitos judiciales, cuando se han emprendido costosas defensas de millonarias fortunas o el abogado enfrentó particulares juicios donde el acusado o el defendido, es de fama notoria y de posición acomodada. En estos casos, especialmente, el profesional del derecho es sumamente reconocido por sus habilidades y suele acompañar ese prestigio con algún grado de fortuna personal.
Sin embargo, la actividad profesional de la presidente en Santa Cruz, junto a su marido, tuvo muchos altibajos y no fue ella, sino Kirchner, la clave del enorme acaparamiento de juicios por ejecución hipotecaria y prendaria, que constituyó una de las bases del primer enriquecimiento del matrimonio; el otro sobrevino con la política.
De acuerdo a nuestros registros y gracias a las personas que pudimos entrevistar, con gran acercamiento a la familia Kirchner en aquellos años, CFK se recibió de abogada en la Universidad de La Plata en 1979 (Mat. 10.433.615) y se dedicó a “cosas menores”, prácticamente como auxiliar del estudio de abogados en la que estaban asociados Néstor Kirchner con el Dr. Domingo Ortiz de Zárate (1984/85), quienes compartían un local en calle 25 de Mayo 166, propiedad que se encuentra al lado de la casa patagónica que conserva en Río Gallegos, la Ministra de Salud, Alicia Kirchner.
En el año 1983 el entonces funcionario Daniel Varizat, fue exonerado mediante un Decreto provincial, a raíz de un sumario por la utilización de combustible del Estado, para su movilidad personal y familiar. Allí se recuerda la primera actividad pública de Cristina Fernández como abogada, al hacerse cargo de la defensa en juicio de Varizat, hasta que el 17 de mayo de 1985, la Dra. Fernández logra el primer triunfo significativo de su carrera, restituyéndole el cargo a Varizat, acto en el cual la Justicia anuló el decreto de exoneración, entendiendo que el uso del combustible que hizo Varizat, no había ocasionado perjuicio en la hacienda pública y lo devolvieron a la administración pública. Este caso fue contado por OPI, en un informe de video, bajo el título “La abogada del diablo”.
En aquella oportunidad, Cristina Fernández cobró 60.000 pesos argentinos, por ejercer como Apoderada y los Dres. Alfredo Díaz y Héctor Granero, como patrocinantes, cobraron 11.000 y 190.000 pesos argentinos, respectivamente.
La actual presidente, no obstante, actuó en varios litigios, en su mayoría producto de sucesiones familiares y fue precisamente a finales del año 1984, cuando Kirchner y Zárate se separan por diferencias personales y el matrimonio toma la representación legal de la financiera FINSUD SA, una firma que no era de capitales santacruceños y que se dedicaba, casi con exclusividad, al recupero de deudas y bienes en garantía de pago.
Asociados con Finsud SA, tanto Néstor como Cristina Fernández, lograron un importante crecimiento económico, ya que eran los únicos abogados habilitados para el cobro ejecutivo en Río Gallegos, de una firma que por entonces había otorgado cientos de créditos que iban desde la compra de un electrodoméstico, pasando por un auto, una casa y hasta un campo.
Al amparo de la 1050 y como producto de la debacle económica del país, los juicios por cobro ejecutivo se multiplicaron en esta capital y una de las características de Finsud SA, era –precisamente- la velocidad con que lograba sacar sus ejecuciones. En este sentido, hay quienes sostienen que tanto Néstor como Cristina, tenían muy buenas vinculaciones en la Justicia, que los hacía ser “temerosamente efectivos en esto de los cobros ejecutivos”, expresó nuestra fuente. “En no más de 15 días del atraso en un pago, los deudores recibían la intimación del estudio, les aplicaban los punitorios que en ese momento eran exorbitantes y si no respondían a la segunda advertencia, le ejecutaban el embargo”, nos indicaron.
La anécdota más recordada es la de Henry “Pilo” Assef (hoy ultra K), quien siendo niño, vio como un Oficial de Justicia, se llevaba el televisor de su casa, el mismo que tres meses atrás su padre había comprado en una antigua casa de electrodomésticos de Río Gallegos. Quien estaba parado en la puerta, con la demanda en la mano y le hizo firmar al Sr. Assef el “tomado conocimiento” del Oficio, era Néstor Kirchner.
Mujer de carácter
Quienes la recuerdan a Cristina Fernández como abogada, no dejan de recalcar su especial carácter para realizar los planteos y la brutal decisión de tomar atajos e ir directamente al punto, cuando se trataba de juntar a las partes, antes de iniciar una demanda por alguna reclamación de deuda o separación familiar.
También hay quienes dicen que en los pasillos de los Juzgados de la provincia “se le tenía un poco de miedito, a la señora Kirchner (SIC)”, relató un viejo abogado, hoy retirado. Cuando elaboraba una demanda o necesitaba realizar una presentación que llevara su firma “era extremadamente meticulosa, con la redacción y las formas y siempre exigía escribir más rápido; en aquellos tiempos en las viejas Olivetti o las Rémington. Si no había timing en el asistente, enseguida se enfurecía y decía cosas como “¿Dónde aprendiste a escribir, querido; dale, que tengo otra audiencia, apurate o nos agarra el próximo juicio”.
OPI pudo dar con algunos testigos que corroboraron el paso de CFK por la docencia y corría el año 1985, cuando Cristina Fernández fue vista varias veces cobrando sus cheques por horas cátedra impartidas, en las oficinas de calle Sarmiento de esta capital.
Mientras todo esto se desarrollaba, no hay que perder de vista el contexto familiar y de trabajo en el que se desenvolvía el matrimonio Kirchner. Desde diciembre de 1983 hasta julio del 84, Néstor fue Presidente de la Caja de Previsión Social de Santa Cruz, donde llegó de la mano de Arturo Puricelli, relación que se quebró cuando éste último no aprobó los manejos del primero y tras una durísima discusión a los gritos, frente a todos los empleados, Kirchner, que “se comía los atados de Jockey Club”, dio el portazo y fue allí, precisamente, donde comenzó a ganarlo la idea de ingresar en la política.
En ese momento, a todos lados donde iba Arturo Puricelli, a su lado andaba un joven que no se le despegaba ni a sol ni a sombra; se llamaba Héctor Icazuriaga.
Quienes la recuerdan a Cristina Fernández como abogada, no dejan de recalcar su especial carácter para realizar los planteos y la brutal decisión de tomar atajos e ir directamente al punto, cuando se trataba de juntar a las partes, antes de iniciar una demanda por alguna reclamación de deuda o separación familiar.
También hay quienes dicen que en los pasillos de los Juzgados de la provincia “se le tenía un poco de miedito, a la señora Kirchner (SIC)”, relató un viejo abogado, hoy retirado. Cuando elaboraba una demanda o necesitaba realizar una presentación que llevara su firma “era extremadamente meticulosa, con la redacción y las formas y siempre exigía escribir más rápido; en aquellos tiempos en las viejas Olivetti o las Rémington. Si no había timing en el asistente, enseguida se enfurecía y decía cosas como “¿Dónde aprendiste a escribir, querido; dale, que tengo otra audiencia, apurate o nos agarra el próximo juicio”.
OPI pudo dar con algunos testigos que corroboraron el paso de CFK por la docencia y corría el año 1985, cuando Cristina Fernández fue vista varias veces cobrando sus cheques por horas cátedra impartidas, en las oficinas de calle Sarmiento de esta capital.
Mientras todo esto se desarrollaba, no hay que perder de vista el contexto familiar y de trabajo en el que se desenvolvía el matrimonio Kirchner. Desde diciembre de 1983 hasta julio del 84, Néstor fue Presidente de la Caja de Previsión Social de Santa Cruz, donde llegó de la mano de Arturo Puricelli, relación que se quebró cuando éste último no aprobó los manejos del primero y tras una durísima discusión a los gritos, frente a todos los empleados, Kirchner, que “se comía los atados de Jockey Club”, dio el portazo y fue allí, precisamente, donde comenzó a ganarlo la idea de ingresar en la política.
En ese momento, a todos lados donde iba Arturo Puricelli, a su lado andaba un joven que no se le despegaba ni a sol ni a sombra; se llamaba Héctor Icazuriaga.
¿Ahorro y suerte?
Cristina Fernández de Kirchner como abogada no tuvo éxitos resonantes, pero sí muchos lucrativos. Hay quienes la recuerdan interviniendo en juicios por estancias o campos y en algunos casos bajo la modalidad de “litigar sin gastos”, lo que le permitía cobrar importantes honorarios al final del juicio. Si bien no fueron tantos estos tipos de casos que tuvo en sus manos CFK, todos coinciden que fueron importantes para esa época.
Fue en aquellos años donde la familia Kirchner comenzó a forjar su fortuna. A mediado de los `90, Néstor y Cristina ya tenían en su haber 24 propiedades en la ciudad de Río Gallegos y en muchos casos se los acusa (socialmente) de haberse quedado con casas de vecinos que ahogados por las deudas, debían liquidar sus inmuebles y el propio Néstor Kirchner, les hacía el ofrecimiento en efectivo que les permitía levantar la hipoteca y liberarse del endeudamiento y el crecimiento exponencial del mismo que se sumaba debido a la acumulación de intereses sobre el capital.
Nuestra fuente dijo claramente “aquella fue la primera fortuna de los Kirchner, en cierta manera a través de sus profesiones, después, vino la fortuna política” y agregó “a partir de los `90 el patrimonio tuvo un crecimiento más o menos ponderable y esos inmuebles le generaron (en esa época) muy buena renta, pero después del 2003, fue disparatado el crecimiento patrimonial y eso, no se puede explicar desde el éxito que haya tenido Cristina, como abogada en Río Gallegos”, concluyó.(Agencia OPI Santa Cruz)
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Fuente: http://site.informadorpublico.com/?p=19101
Cristina Fernández de Kirchner como abogada no tuvo éxitos resonantes, pero sí muchos lucrativos. Hay quienes la recuerdan interviniendo en juicios por estancias o campos y en algunos casos bajo la modalidad de “litigar sin gastos”, lo que le permitía cobrar importantes honorarios al final del juicio. Si bien no fueron tantos estos tipos de casos que tuvo en sus manos CFK, todos coinciden que fueron importantes para esa época.
Fue en aquellos años donde la familia Kirchner comenzó a forjar su fortuna. A mediado de los `90, Néstor y Cristina ya tenían en su haber 24 propiedades en la ciudad de Río Gallegos y en muchos casos se los acusa (socialmente) de haberse quedado con casas de vecinos que ahogados por las deudas, debían liquidar sus inmuebles y el propio Néstor Kirchner, les hacía el ofrecimiento en efectivo que les permitía levantar la hipoteca y liberarse del endeudamiento y el crecimiento exponencial del mismo que se sumaba debido a la acumulación de intereses sobre el capital.
Nuestra fuente dijo claramente “aquella fue la primera fortuna de los Kirchner, en cierta manera a través de sus profesiones, después, vino la fortuna política” y agregó “a partir de los `90 el patrimonio tuvo un crecimiento más o menos ponderable y esos inmuebles le generaron (en esa época) muy buena renta, pero después del 2003, fue disparatado el crecimiento patrimonial y eso, no se puede explicar desde el éxito que haya tenido Cristina, como abogada en Río Gallegos”, concluyó.(Agencia OPI Santa Cruz)
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Fuente: http://site.informadorpublico.com/?p=19101
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**Visita: http://bohemiaylibre.blogspot.com
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