Por Eduardo Juan Salleras
15/04/2011
Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente
Salí una vez más de viaje a la Capital, como lo hago frecuentemente. Subo a la ruta Nac. Nº 7 y comienzo a transitar esa despareja cinta asfáltica llena de raspaduras, de protuberancias que pretendieron esconder debajo un bruto pozo, de telas de araña dibujadas con la pintura de brea negra que disimula las rajaduras; al medio de esta flaca ruta de poco más de 7 metros de ancho, algo que sobresale por encima del hundido pavimento raspado, pero eso sí, recién pintado; también huellas en el asfalto que juntan agua los días de lluvia, al igual que la batea formada por ambas banquinas sobre el nivel del camino … a quién le toque esos tramos, suelen frenarse las ruedas, expulsando agua hacia los costado, y cuando viene alguno de frente, se encuentra de pronto, con un baldazo sobre el parabrisas y el correspondiente susto.
Y por allí hay que manejar, casi como en un juego en el parque de diversiones, lo único que no es en broma, sino que muchos dejan sus vidas por culpa de la irresponsabilidad del Estado Nacional.
Siempre elijo el mediodía para viajar, porque es el momento en el que los camioneros se bajan a comer, a estirar las piernas y a descansar al menos un rato. Pero entre todo esto gano unas dos horas de andar tranquilo.
Aunque algunos quedan circulando, y puede ocurrir que se junten de a cuatro, uno detrás de otro. Para pasarlos se hace bastante difícil por todo lo descrito anteriormente.
Cuando uno puede asomar la nariz del vehículo y acelerar, debe tomar fuerte el volante y embocarle a los apenas tres metros que quedan a la izquierda del camión, moviéndose el auto, en un bamboleo producto de las raspaduras, de la huella o de la tela araña, esquivando también el meneo del enorme bólido al lado, que está en la misma que uno pero a la par, mirando de refilón al costado, debiendo calcular no caer a la banquina, y está bien dicho así, porque en un 70% del total, de ambos lados, hay escalones pronunciados peligrosísimos . En si, no hay banquina.
Llegué a la conclusión que los años están dejando estela en mi, cada viaje me cansa, en cambio, no hace mucho, andaba…iba y venía, sin problemas de agotamiento.
Pero me doy cuenta también que puede ser el estrés de transitar por lo indebido y recomiendo a los que la circulan, como otras tantas rutas, las que en general están destruidas, que cuando sientan que el auto les maneja las muñecas y no éstas al auto, paren. Y si a cada maniobra sienten que lo sorprende, también, porque quiere decir que no están en condiciones físicas para afrontar semejante desafío, manejar por la Ruta Nac. Nº 7 u otra.
Cuando dejo atrás los incómodos camiones – curiosamente estos no se quejan - puedo manejar con un cierto placer, porque me gusta hacerlo, miró el paisaje, el de siempre e igual lo disfruto, y descanso.
A los costados, todo el viaje, contra los alambrados, carteles electoralistas. Eso sí, los del oficialismo son de mucha mejor calidad que los de la oposición, que están todos rotos. Quiere decir que los que gobiernan en la cuestión de los pasacalles, son buenos.
Lo sorprendente es ver proclamas en color naranja de Scioli Gobernador, por un lado, y por otro, en celeste: Cristina Presidente – Domínguez a la provincia. Ni si quiera coinciden en los colores. Entonces yo me pregunto: ¿Van juntos? ¿Irán juntos? Desde San Andrés de Giles hacia la Capital, alguno que otro de la presidente hay en color scioli, pero no junto al gobernador bonaerense.
En las cabinas de peaje hay propagandas del líder camionero, en letreros y en las camisetas de los expendedores, que “piantavotos” o no, empuja para salir en la foto.
La ecuación está en: ¿cómo hace la presidente para ser reelecta sin el apoyo de Moyano, y cómo hace para ser reelecta si ambos comparten la misma foto?
Ahora ¿sin Scioli, y sin los intendentes que apoyan a éste, puede ganar en primera vuelta?
Cristina, no sabe si presentarse o no, porque nadie puede resolverle estos teoremas.
Los oficialistas setentistas, que hoy ocupan el lugar de la conciencia de la presidente, quieren sacarse de encima, con otros métodos distintos a los que utilizaron hace más de tres décadas, al gremialismo de Perón (Rucci), como a aquellos que no interpreten al modelo (¿?). En pos de sus antojos, una de cal y varias de arena, cometiendo tremendas patinadas, consecuencia de decisiones dispersas e individuales, como queriendo perder en octubre.
Pero todo el tiempo es del oficialismo hasta tanto la oposición no se de cuenta que le erró en la dirección… es para el otro lado la meta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario