Cumpliéndose este mes de abril 50 años de la muerte de Alfredo Palacios, y teniendo por delante el homenaje que rendiremos en la Casa del Pueblo de Morón (Escalada 91) el próximo sábado 18 a las 18; no podemos dejar pasar este 2 de abril sin mencionar la enorme tarea que, desde la cátedra, la banca de diputado y de senador, desarrollo el maestro.
A continuación transcribiré unos párrafos de su libro: LAS ISLAS MALVINAS Archipiélago Argentino.
Su defensa será desde la convicción que el derecho está de nuestro lado y fija el lugar desde el que se expresa: “Me mantengo fiel al idealismo argentino que no entenderán nunca los políticos realistas, ávidos de dominio, para quienes solo existe lo que puede tomarse y medirse, olvidando que hay seres ideales que no tienen las dimensiones de la realidad; que no ocupan espacio ni se extienden en el tiempo, y constituyen el mundo de los valores, distinto del de la naturaleza. Y a ese mundo pertenece el Derecho.”
En el Capítulo X del libro referido, página 127, editado por “Claridad” en 1934, bajo el título de: EL IDEALISMO ARGENTINO; Alfredo Palacios sostendrá:
"El derecho de nuestra Argentina a la soberanía de las Malvinas es innegable. A pesar de ello, una de las naciones más poderosas del mundo, abusando de la fuerza, las mantiene en su poder. Es imperioso que el pueblo conozca su derecho.
Los argentinos no hemos reverenciado nunca a la fuerza y a la riqueza, sino a la justicia.
La justicia fue nuestra empresa. Nuestro país está destinado a iniciar una nueva orientación en la evolución social, que se fundamente en la colaboración y en la solidaridad para superar la competencia que muchas veces tiene carácter brutal; también en la exaltación de los valores humanos para lograr que se sobrepongan al poderío de las cosas.
Se ha dicho que las naciones, como entes de razón, sólo se mueven a impulsos de intereses o de conveniencias nacionales: les falta el órgano del corazón y les sobra el instrumento del cálculo. Hay, sin embargo, una excepción en la historia. Es la Argentina."
LAS ISLAS MALVINAS, es un libro que recorre la historia de las mismas desde las bulas pontificias Inter coetera, de 3 de mayo de 1493, hasta la fecha de su edición en 1934. Significó el convencimiento, en el espíritu de los argentinos, de que fundado en títulos históricos nuestros derechos sobre las Islas Malvinas son irreprochables.
Aunque no es mi intención extenderme, hoy 2 de abril a 33 años de 1982, viene bien recordar que previo a la usurpación inglesa, fue EEUU quien impulsando con prepotencia un conflicto sobre pesca (en el que nuestro país tenía razón) abrió las puertas a los ingleses.
“En la costa patagónica –dice Palacios-fue ejercida la jurisdicción argentina antes de terminar la guerra de la Independencia, realizándose actos de dominio en 1811 y 1815. En 1817 el gobierno manda en la nave de guerra 25 de Mayo, un destacamento militar. En 1820 el coronel Daniel Jewit, comandante de nuestra fragata Heroína, toma posesión pública y solemne, con salvas de 21 cañonazos, del archipiélago en nombre del gobierno de Buenos Aires,….”
El 10 de junio de 1829, Vernet es investido como comandante político y militar de las islas, con plenos poderes. Esta disposición es comunicada a las principales potencias de aquel entonces. En Malvinas iba a regir la ley y Vernet sería el primer responsable en hacerla cumplir.
“En agosto de 1831 fueron apresadas tres goletas norteamericanas que se burlaban de las leyes argentinas: la Harriet, la Breakwater y la Superior. Cuando se instruía el sumario para ser elevado al gobierno de Buenos Aires la Bleakwater se fugó. Los comandantes de la Harriet y la Superior, Daviso y Congar,…, aceptaron someterse a la decisión del gobierno,…, reconociendo la infracción….”
Frente al proceso que se inicia en Buenos Aires, el conflicto llega al cónsul yanqui. Este “intimó al gobierno argentino que declarara si mantenía la presa.” A la sobria respuesta de Argentina el cónsul responderá el día 26 de noviembre de 1831: “…niega in totum la soberanía del gobierno argentino sobre las Islas Malvinas y reclama contra todas las medidas adoptadas por aquel, incluso el decreto publicado el 10 de junio de 1829, por el que declaran que pertenecen al gobierno argentino, las precitadas islas y costas, u otro cualquier acto o decreto que tengan la misma tendencia o que puedan adoptar, en lo sucesivo, el expresado gobierno o personas sujetas a su autoridad, y cuyo objeto sea imponer condiciones en lo más mínimo a los ciudadanos de los Estados Unidos….” La prepotencia era total.
Todo esto representa una enorme controversia entre nuestro gobierno y el de los EEUU, que se desarrolla en detalle en el libro. “La actitud inconcebible de Estados Unidos incitó a Gran Bretaña a atropellar nuestros derechos, violando la soberanía argentina con el ejercicio de la fuerza.” La usurpación británica de 1833 fue respaldada por EEUU. En diciembre de 1822, EEUU con malicia imperialista que la historia develaría con toda claridad, por boca del presidente Monroe manifestaba “América para los americanos”. El compromiso de EEUU con las supuestas hermanas menores del continente jamás habría de cumplirse. Aquella frase solo encubría el apetito del gigante del norte por incrementar sus posesiones continentales sin la competencia europea. Con una excepción Inglaterra. Por eso, muchos años después, cuando Argentina esgrimió aquella doctrina, la respuesta fue contundente: “Como la nueva ocupación positiva de las islas Falkland, por Gran Bretaña en 1833, se llevó a cabo en virtud de un título a que decía tener derecho aquel gobierno, no se echa de ver que la doctrina Monroe invocada por la República Argentina, tenga aplicación alguna al caso,….” Palacios desnuda con claridad la doctrina Monroe, y en el informe en el Senado de la Nación que sirve de base al libro que venimos referenciando, en 1934 dirá: “Tampoco aplicaron la doctrina Monroe los norteamericanos cuando la intervención anglo-francesa en los asuntos de los gobiernos del Plata,..; ni …cuando Inglaterra tomó posesión de Belize, en Centro América; ni en 1838, cuando Francia bloqueó los puertos argentinos; ni cuando en 1844 Gran Bretaña bloqueó el puerto de San Juan en Nicaragua; ni en 1863 cuando apresó navíos brasileños en aguas jurisdiccionales del Imperio; ni cuando en 1865 España bombardeó Valparaíso; ni cuando en 1864 Napoleón fundó en México el imperio de Maximiliano de Asturias.”
En aras de la brevedad dejaré aquí mi recortado comentario. Pero un 2 de abril no podía dejar de señalar que el diagnóstico que hizo la dictadura en 1982, creyendo que por haber asumido actividades pueriles, serviles y deleznables al servicio de EEUU; estos iban a respaldar a la Argentina en su reclamo secular de soberanía sobre las Islas irredentas; es, para decirlo con cierta elegancia un acto de ignorancia supina que nos llevó a una derrota segura y a la postergación de una reivindicación que jamás ningún argentino de honor osará resignar en circunstancia alguna.
Alfredo Palacios honró la argentinidad no solo por sus actitudes éticas y nobles, sino también por su esmerada preparación para afrontar desde el conocimiento, los principios, los valores y el derecho la lucha innegociable por la Justicia en esta parte del continente americano.
http://www.mariomazzitelli.com
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