Porque año tras año cobran más vigencia, deseo recordarles los principales párrafos pronunciados por Fray Mamerto Esquiu en la Iglesia Matriz de Catamarca el día 9 de julio de 1853.
“...He dicho señores, que mi propósito es fundar las glorias de mi Patria en los acontecimientos que se abrazan en el 9 de julio, y anunciar aquellas verdades que dicen relación al bien de ella; ni sería yo lo que debo ser como sacerdote, ni la independencia sobre el heroísmo de sus defensores, si contemplo eternamente el sol de mayo, y me lanzo fascinado en ese idealismo poético. ¡Basta de palabras que no han salvado a la Patria !. Aplaudo, felicito, me postro ante los héroes de la independencia; cantaré vuestras glorias, tributaré mi admiración a la nobleza de los argentinos; pero también señalaré sus llagas, apartando los ricos envoltorios que encubren vuestra degradación. Se trata, señores, de edificar la República Argentina , y la religión os envía el don de sus verdades...”.
“...La declaración de nuestra independencia rompió, es verdad, el lazo que nos unía al usurpador; pero también engendró la desunión entre nosotros, y esa sola ruptura con su triste consecuencia fue nuestro estado normal, la ensalzamos sobre la Patria misma, sobre todo Gobierno y buenas costumbres, y nos lanzamos con ardor de las fieras al combate del egoísmo individual; la libertad seca y descarnada como un esqueleto, ha sido nuestro ídolo, en sus aras hemos hecho hecatombes humanas!!!. La paz, la riqueza, el progreso y casi toda esperanza le hemos llevado en don; el espectro lo pulverizó todo... ¡Monstruo!, en vano pretendo arrancarte de mi memoria, en vano quiero reemplazar tu horrible imagen con la aparición halagüeña y dulce de la esperanza...”
“...La libertad sola, la independencia pura, no ofrece más que choque, disolución, nada; pero cuando los pueblos, pasado el vértigo consiguiente a una transformación inmensa, sosegada la efervescencia de mil intereses encontrados y excitados por un hombre de la providencia, se aúnan y levantan sobre la cabeza el libro de la ley, y vienen todos trayendo el don de sus fuerzas e inmolan una parte de sus libertades individuales, entonces existe una creación magnífica que rebosa vida, fuerza, gloria y prosperidad; entonces la vida se espacia hasta las profundidades de un lejano porvenir”...
“...La vida, señores!. Porque las Naciones no la tienen en la demarcación de su territorio, ni en un cierto número de individuos encerrados en ese espacio. Aunque mentéis los nombres venerados de San Martín, de Belgrano; todavía, señores, si este pueblo no ha correspondido a sus principios, si sus miembros son arrebatados por el huracán del capricho y de la arbitrariedad, si de ese tiempo y de ese espacio solo brotan guerra, sangre, desolación; ¨¿ en qué queréis que vea una nación mi alma afligida?. ¿Dónde está su vida, si la muerte me encuentra por todas partes?. ¿Dónde ese suelo si nuestro pié siempre se hunde?”...
“...Me diréis: nosotros queremos progreso, libertad, porvenir; y yo os digo que lo inmóvil es inerte, lo inmóvil no vive. Señores, los principios no progresan y la ley en el orden social, es como el axioma en el orden científico: la ley es el resorte del progreso, y los medios no deben confundirse con los fines. ¡Libertad!, no hay más libertad que la que existe según la ley: ¿queréis libertad para el desorden?, ¿la buscáis para los vicios, para la anarquía?, ¡maldigo esa libertad!...”
“...República Argentina, noble patria!. Cuarenta y tres años has gemido en el destierro. Medio siglo te ha dominado tu eterno enemigo en sus dos faces de anarquía y despotismo!, ¡qué de ruinas, qué de escombros ocupan tu sagrado suelo!. Todos tus hijos te consagramos nuestros sudores, y nuestras manos no descansarán, hasta que te veamos en posesión de tus derechos, rebosando orden, vida y prosperidad. Regaremos, cultivaremos el árbol sagrado, hasta su entero desarrollo; y entonces, sentados a su sombra, comeremos sus frutos. Los hombres, las cosas, el tiempo, todo es de la Patria ”...
“...Obedeced, señores: sin sumisión no hay ley; sin ley no hay verdadera libertad: existen solo pasiones, desorden, anarquía, disolución, guerra y males de que Dios libre eternamente a la República Argentina , y concediéndonos vivir en paz, y en orden sobre la tierra, nos dé a todos gozar en el Cielo de la bienaventuranza en el nombre del Padre, en el del Hijo, y en el del Espíritu Santo, por quien y para quien viven las cosas. Amén”.
Abrigo la esperanza de que este mensaje sea ocasión para que quienes lo lean, profundicen su compromiso con la comunidad para que sea un verdadero acicate que nos estimule a todos a buscar hermanados el verdadero bien común en un desarrollo integral, que favorezca a todos los valores de las personas y a la sociedad argentina.
¡VIVA LA PATRIA !!!
( no olvide de embanderar su hogar... y de colocar en su solapa una escarapela).
Hugo César Renés
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