Hermosa y seductora
¿QUÉ CULPA TIENE LA DEMOCRACIA?
Por Eduardo Juan Salleras, 20 de octubre de 2014. -
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Los artículos suelen producir distintas reacciones en función del tema que se toque. El lector, en líneas generales, cuando hace comentarios es que en alguno se ve identificado, personalizado en la narración, ya sea por un recuerdo, por una vivencia particular; en otros por un enojo o tan sólo por algo que nunca notó y el escrito se lo muestra, lo disfruta o lo indigna, de acuerdo a cómo lo viva.
Así, la nota sobre la Verificación Técnica Vehicular, como no podía pasar de otra manera, tuvo una reacción muy distinta a su compañera de semana: El Cuadro de Honor.
Los comentarios relacionados con temas que irritan desencadenan en el lector sus anexos u otras cosas injustas como los aumentos desmedidos en los servicios públicos, combustibles y demás, que taladran el bolsillo de los ciudadanos, haciéndoles perder su poder adquisitivo, no solamente porque disminuyen la cantidad de pesos a disposición, sino que éstos cada vez valen menos, producto de la sobre emisión de papel moneda buscando financiar un inmenso gasto público, permitiéndole al gobierno mantener contenta a la obsecuencia.
Recibí este fin de semana desde Méjico, un artículo muy interesante publicado por un amigo, referido a la crisis institucional que avanza en América Latina producto del desencanto en la sociedad ante las distintas alternativas políticas que, a partir del voto popular, terminan haciendo agua por todas partes.
La permanencia ininterrumpida en el gobierno de un país por un partido político, especialmente aquellos representados en una sola persona o un pequeño grupo, termina delatando al poder como absolutista y la democracia queda a un lado como un sistema profanado públicamente.
En nuestro país esto se hace sin disimulo, redefiniendo el concepto de República por los que ocupan el Estado, diciendo: es como yo la quiero, como yo la necesito… debe estar al servicio del modelo, de la ideología, o sea, al servicio mío o del poder que represento.
Los resultados están a la vista somos un país con las instituciones de la república espiritualmente quebradas.
Los populismos tradicionales en nuestro continente han condenado a los países que lo practican, a modelos de gobiernos endebles en lo institucional, dependiendo únicamente del relato y para que éste interese debe mantener su vigencia, nutriéndose del conflicto permanente, del enemigo oculto, descubierto por la necesidad de confrontar siempre con alguien, pero despótico desde su concepción siendo la única forma de permanecer, controlando o persiguiendo todo aquello que los puede poner en evidencia y quitarles sus privilegios.
Para ello es fundamental dominar a los formadores de opinión, al periodismo, y también organizar la versión oficial con un buen ejército de mercenarios, bien pagos, evitando que se caiga, se desmorone en ciertas circunstancias, la política del cuento.
Hemos escuchado de éstos populistas latinoamericanos decir con todo desparpajo: las leyes deben someterse a la política.
La constitución nacional de cualquier país es su ley fundamental, garantía y descanso de los ciudadanos que lo habitan, sin embargo estos descarados pretenden con discursos repetidos agotar la capacidad de la gente con dos efectos: uno termina aceptándolo y el otro, al final no le presta atención… y queda…
Así el padre trata a su hija públicamente con el cariño paternal propio de la relación familiar, incluso éste en las tertulias sociales, hablará del cómo se debe educar a los hijos, mostrándose además como un patriarca ejemplar.
Sin embargo, en lo oculto del hogar, en el silencio que encierra las paredes de su casa, se descubre como un violador serial de toda su familia. Un asco.
Hay algunos que lo sospechan… es tanta la ascendencia que tiene sobre los suyos, que se mantienen callados, por temor a la represalias o a quedarse sin el mantenimiento económico que les permite codearse con lo más alto de la sociedad, la que también algo sabe, pero en busca de evitar el bochorno deja que todo suceda.
Esa familia se llama Democracia, y en Méjico ya no goza de prestigio, solamente el 25% de la población le da crédito. En la Argentina es distinto, en el fondo no sé si no es peor, porque sus ciudadanos conocen de las atrocidades que la humilla, sometiendo incluso la República al voto popular, cuando éste no es el sistema en sí mismo sino tan sólo el camino que conduce a lo otro.
Cuando el facto se viste facto, no hay problema, todos dicen: es de facto. Pero, cuando el facto se disfraza de democracia… todos dicen: qué dura es ésta democracia… cuando en realidad no lo es, es facto.
La economía, la distribución de la riqueza, la justicia social y demás, son cosas que se corrigen con un poco más hacia la izquierda, un poco más hacia la derecha, un tanto en el medio, más esfuerzo y consciencia en la sociedad. Se puede así salir adelante.
Cuando se destruyen las instituciones en manos del Estado que es quién debe sostenerlas y prestigiarlas, extraviándose inclusive los pedazos… mientras cavan sus tumbas y bailotean sobre ellas los salvajes… de esto es muy difícil volver.
Y pensar que echamos un presidente por un corralito bancario… ¡Qué poca cosa somos!
Un día vinieron, la vieron linda y atractiva, la secuestraron, la drogaron, y la obligaron a prostituirse.
Algunos familiares y amigos reclamaron por ella sin éxito.
Pasó el tiempo y alguien se acordó de su belleza adorable y de su don de gente: ¡Qué buena que era!... ¿Dónde estará?.. Nunca más la encontraron.
¿Habrá que esperar que aparezca alguien parecida, hermosa y seductora?
Fue más fácil rescatarla de los uniformes que de los disfraces.
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