Rosas EL MODELO AUTORITARIO - Por Eduardo Juan Salleras

Rosas - EL MODELO AUTORITARIO
Por Eduardo Juan Salleras 10 de junio de 2013.-
Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente

Desde la divisa punzó a las remeritas de “La Cámpora”…
Desde el Diario de Anuncios del tiempo de Rosas a 6, 7, 8 y el relato oficial del 80% de los medios que maneja el gobierno…
Desde la mazorca a los aprietes de la AFIP o las “patoterías” de Moreno…
Desde la suma del poder público otorgada al “Restaurador” el 7 de marzo de 1835 a la reelección indefinida, la ley de medios, la reforma judicial y la corrupción…
Nuestro país ha vivido constantes intentos de despotismos, variados, con uniformes o disfrazados, imponiéndose una costumbre autocrática, que diría, ya es parte de nuestro ser argentino.
Escribió sobre ello, con letra clara y contundente: José Ignacio García Hamilton, acerca de nuestra cultura autoritaria, la relacionó al estancamiento socioeconómico de toda Hispanoamérica, y como una epidemia, no podemos sacarnos ese lastre de encima hasta hoy.
En ambas puntas de esta historia de atrasos cívicos, encontramos similitudes que solamente las distancian diferencias lógicas, casi 200 años, un bicentenario.
Y cuando hablan de la década ganada - miro para allá a 1835 - pienso que después de 10 años de vientos de popa estamos llegando al Puerto de Palos.
La tropicalización de nuestra política, de sus dirigentes y también de muchos ciudadanos, han llevado a la Argentina, uno de los países más cultos de América, admirado por ello hasta no hace mucho, a ser un paraíso de corrupción, narcotráfico, juego, prostitución y trata de personas.
¿Es esa la doctrina del Socialismo Siglo XXI? ¿Es el modelo del que hablan?
En la primera mitad del siglo 19 se podían aceptar los delirios totalitarios. Era una sociedad que no conocía claramente el concepto de democracia, y aún no se habían construido bases de institucionalidad. Incluso los caudillos provinciales fueron muy celosos de sus feudos, aunque se cuidaban de no confrontar con el restaurador.
Hoy la “doña” - con los mismos aires que Rosas - y los señoritos de provincia, con aquellos celos de tiempos lejanos y también cuidadosos de no enfadar a Buenos Aires… con un cortejo de lamentables obsecuentes que ensayan sus simulaciones y gestos, igual que entonces… condenó a un país en condiciones de sobresalir de la media, a 2 siglos de decadencia institucional, pretendiendo echar por tierra todos aquellos esfuerzos de Echeverría, Alberdi, Gutiérrez y otros, en darle a la Argentina las bases constitucionales para la modernidad.
Ya no hay disimulos, la búsqueda del poder absoluto es el objetivo y es el fracaso. Los lleva a la ruina, a un barranco sin vuelta atrás. Es su meta y su destino. Es su proyecto y su condena. Solamente la conducta del fraude puede darles algo de tiempo… a la larga o a la corta, el derrumbe es inminente.
Y se enojan cuando le ponen límites porque los desconocen.
A cada temblor gritan: ¡Destituyentes! Cuando están patinando en sus propias heces. Nadie se equivoca. No hay error posible. Sin embargo van pifiando una tras otra, no sólo por incapacidad, sino también por pretender doblar lo que se quiebra: las normas y la paciencia de la gente.
Van solos al abismo ¡ojo! sin que nadie los empuje, ni siquiera los arree. Muchos se dan cuenta y para quedar bien con la sociedad, colaboran con los fiscales de este tiempo.
¿Habrá exilio o condena? No es por vengar el pasado sino para garantizar el futuro, ya que volvemos insistentemente a lo mismo: Al RESTAURADOR O AL MODELO, a esa cosa mágica que nos habla y dice: que estamos condenados al éxito; pan y circo para todos, corrupción para algunos.
Los últimos resortes institucionales están funcionando correctamente hasta ahora. Los restauradores del siglo XXI pretenden, sin embargo, hacer confrontar: Democracia con República para que decline ésta. La República es la herramienta indispensable para el funcionamiento correcto de la Democracia, sin ella el gobierno del pueblo queda en manos de la Demagogia y a merced de la Anarquía (Aristóteles), lo estamos viviendo hoy.
Un pueblo con hambre, con frustraciones y fracasos, que deambuló en su corta historia sin conocer a su madre legítima: La Constitución Nacional, será presa siempre de los charlatanes mentirosos, que se presentan a cada oportunidad.
Nunca antes se llegó tan lejos… pretendieron cambiarle las ropas en 1994, quedando mal vestida pero, siguió siendo ella al fin. Ahora directamente quieren sustituirla, haciéndola quedar como una prostituta, a nuestra madre: la Constitución Nacional.
Este es el tiempo de ella: nuestra ley fundamental. Es el momento de aquellos que estaban dormidos o anestesiados por la situación. Todo lo que se haga en función de la legalidad debe realizarse con miras de futuro, para que no existan más paracaidistas políticos que pretendan, aprovechando un mal momento económico y social, sentar las bases del poder absoluto, con demagogia y populismo, predicándole a la necesidad: el honor de ser pobres, para mantenerlos como tal.
La Argentina tiene la facilidad de saber salir, como también, de volver a caer en lo mismo.
No hay recetas mágicas, solamente esfuerzo y honestidad pero, cuando se bajan desde lo más alto mensajes de corrupción, vagancia, vicios y vida barata, la sociedad se incomoda y se tienta, confundiendo su lugar.
Solamente el sistema Republicano, ejercido en su plenitud, puede garantizarle a la comunidad y a la Democracia, el correcto funcionamiento de sus instituciones… los corruptos, presos; los vagos a trabajar; enterrados los vicios; y por la vida, lo que ella realmente vale.
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