Mi columna semanal:
El Gobierno Nacional entiende que el 54% obtenido en la elección que les otorgo la reeleccion en el 2011 justifica cualquier dislate legislativo, vaya este contra las minorías que no escucha o la Constitución Nacional que no respeta.
Sobre esta premisa, y en forma inesperadamente rápida se aboco a sancionar un conjunto de leyes que dio en llamar “Democratización de la Justicia” y desafío sin prudencia alguna a la Suprema Corte de la Justicia y a la Constitución misma con el argumento de que no pueden temerle a la voluntad popular quien es la que, a su juicio, gobierna y dicta las reglas de juego.
En el pasado solíamos escuchar “las mayorías gobiernan y las minorías acompañan”, que es muy distinto al paradigma que hoy se aplica de que “las mayorías gobiernan y las minorías no cuentan”, queda claro que esta última opción no es válida, al menos nos es válida dentro del contexto en que se deben valorar los roles de las diversas minorías dentro de una Republica Constitucional dentro de la cual, la democracia es el sistema que se utiliza para ser elegidos los representantes del pueblo, ya que este –el pueblo- no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes.
En el orden Constitucional argentino este es el precepto que sostiene la legislación de nuestro país, desde que se sanciono la Constitución en 1853 y que, Juan Bautista Alberdi abordara en su maravilloso aporte en Las Bases.
Todas las modificaciones efectuadas a la Constitución, en 1860, 1949, 1957 y 1994 han mantenido sin modificación los Derechos y Garantías y mantenido la división de poderes y sus correspondientes funciones y atributos. Se agregaron derechos, los sociales, dándole rango constitucional, tratados internacionales que han profundizado sobre los derechos humanos, pero nunca han sido cercenados los derechos preexistentes a la constitución que fuera reformada.
Resulta absurdo negar que “la política” había quedado fuera de la opción de la designación o remoción de los jueces, simplemente se conformo una instancia previa, ya que la preselección de los jueces o su potencial remoción, se efectuaba a través de un instituto incorporado a la reforma que tiene por objeto “profesionalizar” la selección de los potenciales magistrados para su selección y actuar como ente de investigación para darle entidad a la remoción de los mismos. Para ambos actos requirió la aplicación de mayorías calificadas y, ese organismo se integro con los representantes políticos –senadores y diputados- y de los integrantes de los Colegios de Abogados y del Consejo de Magistrados, quienes elevaran al Poder Ejecutivo las ternas correspondientes a la elección que luego el Senado le terminaría dando su acuerdo.
En el caso de la remoción, y aprobada la instancia de remoción, el Congreso terminaría actuando como Jury de enjuiciamiento.
Por lo tanto, en todo momento la instancia político interviene en lo relación al nombramiento o destitución de los jueces, con un paso previo que la Constitución vigente aL momento de la reforma, la de 1957, no contemplaba.
El Gobierno se quiso llevar por delante la letra de una Constitución que había sido reformada 4 veces y, que en sus reformas no había nunca modificado las mayorías que debían intervenir en las situaciones que involucraban a los jueces.
¿Es la Democratización de la Justicia el fin del Gobierno? Al menos en mi opinión este fue un primer intento de modificar, a través de una ley, algunos artículos de la Constitución, la soberanía popular está plenamente reconocida en la Constitución Nacional, pero su contralor está plasmada en la Constitución y la constitución reafirma el rol del Poder Judicial que tiene por finalidad poner en pie de igualdad a los ciudadanos al enfrentarse en los estrados con los conflictos.
Es cuanto menos sospechosa la argumentación del Dr. Zaffaroni que, en su calidad de constituyente defendió la actual conformación del Consejo de la Magistratura, hoy votando en contra de sus propios dichos. Todos sabemos cuál es el cadáver que Zaffaroni tiene en el ropero, por lo cual resulta más que insólita su posición.
Por lo tanto esto frena muchas cosas, entre otras frena una porción importante del “vamos por todo” filosofía del gobierno y puesta de manifiesto en un “relato” que podrá ser considerado democrático, pero jamás Republicano.
No se quedara quieto el Gobierno, ya salieron sus espadas, Gils Carbo, Abal Medina, Animal Fernández y otros a cuestionar a la Corte de Lujo que supo elegir Nestor Carlos Kirchner, que según el Ministro de Justicia Alak califico de poco democrática, aunque manifestó que se acataría el fallo de la Corte.
Otro duro revés tuvo el Gobierno, al cerrar el fallo sobre el predio de la Sociedad Rural, predio al cual el Gobierno quería echarle mano, como represalia ante las diversas manifestaciones de los integrantes del campo que se enfrentan a las medidas adoptadas por el gobierno y que han llevado a nuestra industria alimentaria a la peor situación de su historia, habiendo perdido muchos puestos en la producción, que hicieron a la Argentina una marca distintiva en el mundo.
Tantas malas noticias juntas no amedrentaran al Cristinismo, no renunciaran al vamos por todo, por lo tanto debemos estar atentos y ver que atajo toma ahora el gobierno para seguir desafiando la ley e imponer, al estilo venezolano su propio modelo como estatuto nacional.
Las elecciones que estamos por enfrentar tienen un papel muy importante y en esto coincidimos con el Dr. Roberto Lavagna, ya que si no se neutraliza al Gobierno en el Congreso, no habrá Republica en el 2015, con independencia de lo que digan las encuestas que conocemos.
Si sin pudor pueden robar como lo hacen, no les temblara el pulso mediante el fraude lograr algo distinto de lo que las urnas digan, por otra parte, la oposición le está haciendo el juego, con su vedetismo, para que esa presunción se consume.
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