Nuestro país descripto en un detallado informe de un “turista” extranjero a alguien, obviamente en otros tiempos: año 1947.
(Enviado por Hugo César)
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Suma geográfica argentina.
“ La República Argentina se extiende desde los veintidós grados y diez minutos (más o menos) de latitud Sur, es decir, desde la República de Bolivia, hasta los mares australes, cubriendo su territorio, unido, hasta una línea que corre entre los grados 52 y 53.
Además, posee en el sur grandes islas, siendo las más importantes las de Tierra del Fuego y adyacentes, la de Los Estados, las Malvinas o Falkland (detentadas por los ingleses, bajo constante protesta argentina), las Orcadas, desde donde se sostiene, con fuertes gastos, un observatorio científico, las Shetland, Tierras de Graham y otras, todas las cuales son frecuentemente recorridas y servidas por la marina de guerra de la República , habiendo realizado en ellas la cañonera “Uruguay” el salvataje de la expedición polar de Nordeskjöld, en 1904.
Los límites por el Oeste son toda la República de Chile; por el Este, el Océano Atlántico y las repúblicas del Uruguay, del Brasil y del Paraguay.
Este vasto territorio, que suma alrededor de 3.500.000 kilómetros cuadrados, puede dividirse en cinco regiones, de las cuales las cuatro primeras son de tierra firme y la última insular.
Clasificadas desde el punto de vista económico, todas son de producción mixta, pues son susceptibles de los cultivos y crías propios de la zona subtropical del mundo y de las regiones antárticas.
Sin embargo, podemos clasificarlas en zona subtropical o del Norte, que comprende seis provincias prósperas y ricas: las de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, Santiago del Estero y Corrientes, y tres hermosos y feraces territorios federales, cruzados por ferrocarriles o próximos a ser cruzados por ellos: Los Andes, Formosa y del Chaco.
En esta primera región se producen el trigo, el maíz, la alfalfa, el tabaco, la caña de azúcar, las viñas, el arroz, toda clase de frutales y numerosos cultivos menores, además del ganado vacuno, lanar, yeguarizo, mular, asnal, cabrío y porcino.
En ella existe la gran industria azucarera de la República , cuya producción es de unas 430.000 toneladas por año, con capacidad para producir mucho más. Las fábricas, sin embargo, han limitado su producción anual, a fin de no causar gran baja en los precios.
La región comprende también la segunda zona ganadera de la República , por su importancia vacuna, que es la provincia de Corrientes, donde hay 6.500.000 vacas.
La segunda región es la del centro o, propiamente hablando, de los cereales, porque es la que produce mayor cantidad de granos nobles, y constituye uno de los graneros del mundo en la época actual.
Esta región comprende, al Norte, un territorio federal, el del Chaco, y las provincias de Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires, y, al Sur, otro territorio federal, el de La Pampa.
Al Oeste de esta región se encuentra lo que podríamos llamar la zona propia de la vid, porque en ella la industria vitivinícola es la más importante del país, y comprende las provincias de San Juan, La Rioja , San Luis y Mendoza; pero en ella, como en las demás regiones, se cultivan también los cereales, la fruta y todos los productos subtropicales, y se cría la ganadería.
Hay en sólo la provincia de Mendoza 127.577 hectáreas de viña, admirablemente cultivada.
El número de habitantes que ocupan el rico y productivo territorio argentino es ya de más de doce millones. La república ha visto aumentar su población a razón de un millón de habitantes cada diez años, desde 1810.
A pesar de la distancia de Europa a la Argentina, que exigía cuatro meses de viaje, en tiempos de la navegación a vela y veintidós días de vapor en la actualidad, muchos argentinos de las clases pudientes se han ganado una justa fama de viajeros incansables, encontrándoselos en todos los rincones del mundo pintoresco.
Por otra parte, el carácter de la población argentina es enteramente europeo, pues, como ya dije, la raza blanca ha hecho desaparecer, por absorción, a los indios y a los mestizos. Hoy no quedan en este país más de 20.000 indios, reducidos o sometidos al trabajo, y probablemente no existan más de mil negros.
Esta homogeneidad de la población da al pueblo argentino su carácter viril, inteligente, de imaginación intensa y rápida, y emprendedor en todas las ramas del progreso humano.
Explícase así que la Argentina haya desarrollado sus adelantos, hasta llegar al envidiable estado de prosperidad y riqueza en que hoy se encuentra.
Los ferrocarriles construidos y en construcción alcanzan a cuarenta y cinco mil kilómetros.
Este notable desarrollo ferroviario, así como el de los transportes en general, ha sido estimulado por las condiciones topográficas del país, el cual por una parte ofrece extensas llanuras que permanecerían incultas sin medios adecuados de comunicación, y por la otra, altas cordilleras y selvas que lo aíslan del resto del continente y lo obligarían a buscar sus puntos de contacto en ultramar.
Es sin duda el transporte, por ser el vehículo de la civilización y traslado de su riqueza material, la clave del desarrollo de todos los rincones de este país.
En un tiempo la ganadería no podía constituir una fuente de riqueza por hallarse el ganado cimarrón en las pampas; sin embargo, la civilización lo ha transformado todo al punto de que la industria pecuaria es hoy la industria por excelencia. Al presente, desde lo más recóndito del país vienen al litoral, rumbo al extranjero, el ganado vacuno, lanar, caballar, cabrío, porcino, etc., y sus productos anexos – la carne (fresca y tasajo), los cueros y la leche.
Del mismo modo la pampa enorme, una vez cubierta de un manto verde de yerba, en la que solían correr los gauchos libres y pastaba el ganado indómito, se ha convertido en una región agrícola. Y de ella salen también gracias a las facilidades del transporte, los vinos que han hecho florecer a ciudades como Mendoza, los productos forestales, el azúcar de caña y de remolacha, el tabaco, los cereales, etc.
Algunos de estos productos son usados en el interior como materias primas, de suerte que salen más tarde para la exportación en forma de artículos acabados. En consecuencia es ya la Argentina un país grandemente industrial, y cuenta con centros tales como Avellaneda, la llamada la “LIVERPOOL ARGENTINA”.
Asimismo, además de Buenos Aires, con más de dos millones de habitantes, han surgido ciudades como Rosario, con más de medio millón, Córdoba, centro educativo donde se halla la famosa universidad fundada en 1613, y la Plata , con sus hermosas playas de veraneo las cuales concurren por millares los residentes de la ciudad.
El comercio argentino es el más voluminoso de las Américas exceptuando el de Estados Unidos. Tiene el país magníficos puertos, además del ya conocido de Buenos Aires, los de Rosario, Santa Fe, Necochea y Bahía Blanca.
La Argentina exporta a todas partes del mundo el enorme excedente de carne y de trigo producido anualmente por su fértil suelo, así como sus productos accesorios. Europa importa gran cantidad de sus carnes heladas de vaca y de carnero, y estas son consideradas de la mejor calidad.
Brasil, su país vecino, surte sus molinos de trigo argentino, y su población consume muchísima harina de la misma procedencia”.
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“… Es bien sabido que los países sólo son grandes cuando las regiones armonizan entre sí y se complementan unas a otras; en la Argentina, país joven, se descubre ya esa armonía admirable entre la capital cosmopolita y las provincias industriosas, partes indispensables del todo.
Gracias a la benignidad del clima, a la abundancia y variedad de pastos, grandemente nutritivos, y a la poca profundidad en que se halla el agua potable, es posible la cría y engorde del ganado en condiciones extremadamente favorables”.
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“… Los viajes por la Argentina, en verdad, no requieren un gran espíritu de sacrificio. ¡Todo lo contrario!. Nada más impresionante, quizá, para un viajero, que surcar el alto Paraná, rumbo a las maravillosas cataratas del Iguazú, atravesando una umbrosa selva subtropical, entre cuya espesura se descubren, no obstante estar en el mes de julio, el mes más frío del hemisferio austral, las florecillas amarillas, azules y rojas de mil plantitas que entre los grandes árboles parecen gotas de agua en la fina melena del león.
Ese es uno de los poderosos atractivos de los grandes viajes que pueden realizarse en la Argentina. Podemos llegar hasta las mismas cataratas del Iguazú, internarse en lo más recio de la abrumadora mole andina y contemplar el Aconcagua – gigante de América- , se puede llegar hasta las orillas del lago de ensueño, el Nahuel Huapi, e impregnarse en ese ambiente de montañas nevadas y glaciares, lagos de profundo verde esmeralda, bosques de árboles milenarios, sin abandonar el coche dormitorio, sin sufrir en el largo trayecto de mil quinientos kilómetros, que insume casi dos días, otras molestias y peligros que los naturalmente apegados a travesías de esta naturaleza. En apretada síntesis, podemos viajar por estas rutas amenas de un país que gracias a su gran extensión nos puede ofrecer los más opuestos panoramas y escenarios naturales”.
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