Bolinaga y similares alimañas
Un envío de Paco desde Madrid.
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La familia de Bolinaga.
Carlos Cuesta
Gil Cervera, Kurika, condenado a más de 200 años por tres asesinatos,
salió de prisión en 2009 por razones humanitarias -argumentó depresión
y delirio-. Pedro María Guinea, condenado a doce años, estuvo cuatro
meses en prisión: fue excarcelado por dolencia cardiaca. José Miguel
Goroztiza, condenado a 37 años, estuvo sólo 11: lleva más tiempo como
enfermo terminal que el que pasó en prisión. Ignacio Mendiburu,
condenado por su implicación en el asesinato, entre otros, de Miguel
Ángel Blanco, condenado a 160 años, estuvo 13 años en la cárcel: salió
por enfermedad grave. Juan Francisco Franco, cumplió 11 años de una
condena de 37 : libre por razones humanitarias. María Asunción Sierra,
del comando Donosti: libre por enfermedad grave. Exactamente igual que
los etarras Urain, libre desde 1998, Figueroa, excarcelado desde hace
cinco años gracias a su epilepsia, o Arizabalaga, excarcelada a los 10
años por problemas psiquiátricos; todos ellos sin haber cumplido ni
una cuarta parte de sus condenas.
Y todos ellos están tan vivos como Azkue -en la calle por enfermedad
terminal desde hace 10 años-; Ramos, del comando Barcelona -libre
desde 2005, por enfermedad irreversible-; Echeverría, condenado a 205
años y que lleva libre desde 2002; Aizpurúa, liberado desde 2006;
Elkoro, en la calle desde hace dos años por un cáncer de próstata; o
Gorostiaga, libre desde 2005 por cáncer de mama. Etarras tan
capacitados para pasear por la calle o dejarse fotografiar entrando en
un bar como Diéguez, en libertad por razones humanitarias desde 2011
-sordera, hipertensión y apnea del sueño-, o Baradalla, igualmente en
libertad por razones humanitarias -colitis ulcerosa-.
Todos ellos forman parte de una gran familia de al menos 41 etarras a
los que ahora se suma Bolinaga. Una larga lista de los que tan sólo
han fallecido cuatro desde el inicio de estas excarcelaciones en 1992.
Y cuya salud se ha convertido en el más firme testigo de la farsa y la
injusticia. Fueron puestos en libertad por enfermedad y razones
humanitarias. La misma humanidad por la que claman sus víctimas.
La estadística es cruel. Tanto como inexistente la Justicia. Así es
nuestro Estado de Derecho. Y así es el país que construimos.
CARLOS CUESTA
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**Visita: http://bohemiaylibre.blogspot.com
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