Con el exclusivo fin de tratar de develar alguna causa principal que de modo constante haya contribuido a alterar nuestra paz social, apelo a mi memoria de joven testigo de la emergencia del más tarde denominado ”movimiento peronista”, cuya expresión material primera nos sorprendió con los hechos del 17 de octubre de 1945. Motiva esta remembranza la lectura que acabo de realizar de una noticia llegada de Gran Bretaña.
La información ... me ha traído a la memoria dos datos de los días iniciales de ese movimiento. Son en apariencia pequeños. Tan pequeños que ni siquiera suelen conocerlos quienes forman parte de esa corriente política. Pero ellos dan cuenta del carácter social y popular de ese movimiento, más allá de otros hechos mucho más frecuentemente invocados para explicar su persistente popularidad.
Un primer dato aparece rememorando una de las más fuertes consignas expresamente declarada durante la campaña electoral de 1945. Ella revelaba la más profunda demanda política del nuevo movimiento social. “La tierra es para quien la trabaja”. Esto era demandado a lo largo y ancho del país. La ley congelando los alquileres urbanos y la de arrendamientos rurales de 1943 habían sido puesto en evidencia un problema.
Ahora en 1945 la consigna se había convertido en meta política de reforma social. Quien recuerde esto está obligado a preguntarse: ¿Por qué cesó esa demanda? ¿Por qué fue dejada de lado? ¿Por qué no se la mantiene? ¿Es que, acaso, han llegado a creer que aquel objetivo fue cumplido? ¿O, peor aun, que no merecía ser sostenido? ¿Piensan, tal vez, que los trabajadores argentinos de hoy ya gozan sin dificultad de un fácil y barato acceso a la tierra que necesitan para vivir y trabajar? Pienso que ese olvido se debe a que por el momento, todos hemos errado el camino y mal interpretado las cosas. Aquella consigna no era ni es, en verdad, la idea de un “partido”, sino la declaración de un deber constitucional. El que ha de ser cumplido sin excusas en una sociedad que tras números fracasos y luchas fraticidas ha decidido vivir en democracia y libertad.
Surge un segundo dato de mis recuerdos. Los movilizadores, los agentes sociales que ponían en marcha ese proceso, en especial los sindicatos de trabajadores, sostuvieron la candidatura de Perón mediante un partido político hoy desconocido. La candidatura de Juan Domingo Perón fue sostenida por el Partido Laborista. No era fruto de una casualidad. Era natural que el nuevo movimiento, sostenido de manera principal por trabajadores, dispuesto a una reforma social diferenciada de la izquierda tradicional, apelara a un nombre que idenficara su principal actor: el trabajo. Esto también fue dejado de lado en el nuevo escenario conformado tras las elecciones de 1946.
EL MOVIMIENTO PERONISTA VISTO DESDE LA REVOLUCION DE MAYO
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